Capítulo 15:

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La piel me ardía a consecuencia de el alcohol que entraba en mi labio abierto. Trataba de evitar cualquier contacto visual con Jos, estábamos a pocos centímetros uno del otro. Cada que postraba la mirada en su rostro, un bomba de sentimientos explotaba dentro de mi. Me sentía atraída, pero al mismo tiempo el temor se apoderaban de la situación. Por suerte esta vez Jos no me miraba directamente a los ojos, como sólida hacerlo. Se hallaba concentrado en curar la herida que Luis me había provocado.

Cuando terminó se sentó correctamente sobre la cama y guardo el alcohol, algodón y benditas en una pequeña caja.

-Gracias. -Susurre.

Jos no respondió, se limitó a mirarme como de costumbre. A diferencia de él, mi mirada viajaba por toda la habitación y después volvía a su rostro, y de nuevo repetía la operación. Asi pasaron algunos segundos, hasta que él pasó una mano por mi cuello, sentí su calor invadir mi piel. Aplicó fuerza y tiro un poco de mi. Acercó su cuerpo al mio, reduciendo el espacio entre los dos. Sentí la calidez de su aliento chocar contra mi nariz hasta que nuestros labios se unieron.

Por primera vez en mi vida me sentía una tonta al besar un chico, mis movimientos eran inseguros, aún cuando el beso iba lento. Tenía miedo, de cometer un error. Jos llevaba el control de beso, yo sólo seguía sus movimientos. Como en todo.

Sentimientos y emociones se mezclan uno a uno. Disfrutaba el sentir sus suaves labios, pero en mi interior había un millón de alarmas sonando, sabía que eso no esto no traería nada bueno. En un intento de llevar el beso a un segundo grado, mi cuerpo se sobresalta al sentir arder mi labio partido.

Jos de inmediato se aparto. Lo miré un segundo para luego dirigir la mirada al suelo.

-No... no esta bien -mis voz a penas era audible- lo siento.

-¿Lo sientes? -la voz de Jos sonaba indignada- No me digas que lo sientes.

-Es que... no esta bien. No es correcto que hagamos esto.

-Sino esta bien, entonces, ¿Por qué lo haces?.

Me quedé pensando un nano segundo en la mejor respuesta. No quería tener una discusión con él.

-Porque me gusta, pero no así de fácil.-Inquiri

-Fácil, fácil. ¡¡FACIL!!.-ya estaba subido de tono- ¿CREES QUE PARA MI ES MUY FÁCIL?

-No...

-¿CREES QUE ES FÁCIL TENER AQUÍ SECUESTRADA? -Se puso de pie- ¿CREES QUE ME GUSTA VERTE SUFRIR?.

No podía con lo que estaba sucediendo, sentía el dolor triturar mi pecho y las lágrimas apelmazada en mis ojos. No tenía respuesta para nada.

-NO TIENES NI LA MÁS MINIMA IDEA DE TODO LO QUE TENGO QUE ENFRENTAR DÍA A DÍA.-continuó.

-PARA MI TAMPOCO ES SIMPLE. -me defendí- ESTAR EN ESA MALDITA CAMA TODOS LOS DÍAS. -sabía perfectamente que mis palabras tendrían consecuencias, pero no me detuve- VIVIENDO ESTE INFIERNO.

-NO, _____! NO ES FÁCIL.-Él tampoco estaba dispuesto a guardar la cordura- ¿Y SABES PORQUE? PORQUE ME GUSTAS.-suspiró-. Quisiera que nunca más sufrieras.

En ese momento mi cuerpo expulsó todas la lágrimas posibles. Mire de nuevo Jos, él de la misma forma lo hacía. Aún que a diferencia mía, él no lloraba. Pasó una mano por su nuca, guardando un poco la calma.

-Dime lo que quieres, ________.-dijo en tono bajo, se a lo que se refería. Me puse de pie y di pasos para acercarme a él. Cuando estuvimos más juntos dijo de nuevo:

-Dimelo.

Hacia mi mejor esfuerzo por mantener mi débil mirada sobre sus ojos cafés. Traté de descifrar su semblante, saber cual era la mejor decisión. Entonces me dí cuenta de que fuera cuál fuera mi decisión, estaría equivocada.

Solté en llanto de nuevo y negué con la cabeza.

-Lo siento, Jos. No puedo...

Miraba mis dedos, ya no tenia el volar de verlo. Escuché un suspiro mientras salía de la habitación. El sonido de la puerta azotando me indicó que estaba sola.

Lloré aún más, quedé plantada en el mismo lugar un buen rato, hasta que las rodillas me flaquearon, me senté al borde de la cama. Me cubrí el rostro con las manos. Quería que todo se acabará. No era tan fuerte para lidiar con algo así, yo también lo quería y aún no podía entender como en una situación así había logrado encontrar a alguien especial, pero eso no era suficiente. Nunca sería posible, y eso era lo que más me dolía.

Lloré hasta quedarme dormida. Mi cuerpo se había secado, no tenía más lágrimas, pero el dolor, por su contrarío, se multiplicaba a cada minuto. Jos.

Trust Me| Jos Canela Y Tú|Where stories live. Discover now