Capítulo 39:

2.7K 254 46
                                    

Narra ____________:

El atardecer había  llegando, el sol estaba cayendo. Daba pasos pequeños por toda la habitación, hasta que me detuve y  miré hacia la ventana. Era una enorme ventanal que la mayoría del tiempo estaba cubierto por un gruesa cortina que no dejaba a la luz del sol regarse por la habitación. Así que la venta se veía como una parte mas de las paredes. Eran muy pocas la veces que Jos corría las cortinas y el cristal sólo quedaba cubierto por una tela fina de tonalidad blanca, en la cual la luz si podía penetrar.
Ese día era una de esas ocasiones. Me acerqué  hacia la venta y  quite la tela con mis dedos, con la esperanza de ver algo distinto, pero mis ojos se toparon con lo mismo: una pared.
Afuera había una especie de corredor,  largo, pero no muy ancho, el cual estaba rodeado por una barda de concreto de color cafe. Lo que lo diferenciaba de un corredor era que el suelo era puro pasto, como si fuera un jardín, pero uno muy triste, sin flores, sólo un pequeño arbusto de gardenias blancas  lo acompañaba. El lugar se miraba abandonado.
A pesar de que la barda era alta, el cielo se podía apreciar desde donde yo estaba parada.
Mirar el exterior me causaba sentimentalismo. Cuando tenía el tiempo, no le daba importancia a ese tipo de cosas. Pero en ese momento de mi vida, algo como mirar un atardecer me quebraba por completo. Como era la hora en que el sol se escondía los rayos de sol se intensificaban y podían atravesar las nubes extendiendo su luz rojisa por  todo  el cielo azul.
En ese momento rezaba por un día tener la posibilidad de ver un cielo así, pero en otro lugar y situación mejor. Sólo necesitaba confiar y tenía toda mi confianza depositada en una sola persona; en Jos. Incluso aún horas atrás me había demostrado que no confiaba en mi, yo si lo hacía, porque en ese camino obscuro él había sido la única luz que me mantenía de pie. También sabía que tal vez estaba errada, y confiar en él era inútil porque aún que él hubiera prometido que iba a estar bien... ¿Él como podía saberlo y asegurarlo? ¿como podía tomarse el atrevimiento de prometer algo así cuando, para nosotros, más que a nadie mas, nuestro futuro era incierto?  Además si estaba ahí era por su culpa.
Pero, a pesar todas esas dudas no podía verlo de mala  manera, realmente le tenía fe a Jos. Quería estar bien con él porque me hacía sentir segura. Quería estar con él porque me sentía bien a su lado.

Estaba tan concentrada pensado y mirando por la ventana que me sobre salte cuando sentí unos brazos rodear mi cuerpo a la altura de mi cintura. Era Jos. Recargo su barbilla en mi hombro.
Un calor se regó por mi cuerpo al sentir su tacto. Era un atrevimiento, pero me agradaba.
-¿Qué haces?.-  Preguntó.
-Solo observo.- Respondí.
Jos, retiró sus brazos de mi y se paró a lado mio. De inmediato sentí sus dedos entrelazerse con los míos.
-Es muy bonito, ¿No es así? .- dijo mirando el cielo también a través de la ventana.
-Lo es.- suspire.
-Podrás verlo siempre que quieras.
Yo no dije nada al escucharlo, porque no era seguro que eso pasara y no iba a crearme falsas expectativas.
-Escucha, ___________.- tiro un poco de mi mano para que lo mirara y tuviera toda mi atención.- Un día no estaras aquí, estarás mejor y podrás ver un cielo como este desde donde te plazca.
-Tú no puedes asegurar eso.- dije en tono apenas audible.
-Te lo estoy prometiendo.- se puso muy serio.- Créeme, estarás bien.
Sus ojos casi reflejaban desesperación. En ese momento, le creí todo lo que  me estaba diciendo. Un nudo se hizo en mi garganta, pensar en el futuro me aterraba.
Me acerqué a él y postre mis dedos sobre sus mejillas y acerqué mis labios a los suyos. Antes de unirlos por completo, sentí su calor y como su labio inferior temblaba. Desposite un beso sereno en sus labios. Seguido de eso metí mi cabeza su cuello y lo rodeé con mis brazos. Él  también lo hizo.
-Te creo.- susurre.
Era cierto, lo hacía. Creía en él porque quería  hacerlo. Porque lo quería a él y creer en él  era lo único que me quedaba.

Narra Jos:

Escuché la puerta del garage abrirse, de inmediato supe que era Sergio. Ya era algo noche para que fuera a la casa, pero con él nunca se sabía. Salí rápidamente de la sala e intente alcanzar las escaleras hacia el segundo piso. No quería encontrarme con él, pero  fue muy tarde porque cuando iba en el cuarto escalón me llamó.
-José.- Dijo e hizo que me detuviera.
-¿Que quieres?.- Me di la vuelta. Él  se quedo callado unos segundos, como esperando que bajará de las escaleras y fuera hacia él. Y eso fue lo que hice.
-En dos días Luis saldrá del hospital. Tendrás que ir por él.- Ordenó y empezó a caminar hacia su despacho. Yo lo seguí
-No lo haré. Ya hice bastante con salvarle la vida.- Replique.
Sergio  estaba apunto de soltar algún tipo de amenaza para que cumpliera su mandato cuando se quedó  quieto y dijo:
-¿Qué hace la puerta de mi despacho abierta?.
-¿Qué?.- Fingí demencia.- No sé.
No había pensado en eso, en que le diría cuando se diera cuenta de  que las puertas de su despacho había estado abiertas de par e  par durante dos días.
-¡No me quieras ver la cara, José!.- Exclamó mientras me tomaba con fuerza de la camiseta.- ¡¿Qué has estado revisando en mi despacho?!.
Por un momento estuve apunto  de acordarme y dejar que me gritara como aún niño pequeño. Pero no sabía que no debía  dejarme ver como un débil ante  él.
-¡Nada!.- Quite arrebatadamente su brazo de mi.- ¡No me interesan tus mierdas!.
Ya no dijo nada, sólo me miró con los ojos infectados de rabia.
Mientras entraba  a la habitación dijo:
-Donde me de cuenta de que has estado buscando entre mis cosas estarás muerto antes de que te des cuenta.

Seguro lo haría. Pero había sido lo suficientemente precavido como para dejar todo exactamente igual.
Vi como examinó con la mirada todo el lugar y abrió algunos  cajones  para echar una mirada. Pero al final, me di cuenta de cual era la razón por la cual había ido a la casa. Sacó el folder donde estaba la carta que no había logrado comprender.
-¿Qué miras?.- Me dijo al ver que  observaba lo que  estaba haciendo. No conteste, mejor decidí irme. No tenía nada más que decir.
Subí las escaleras y desde  el piso de arriba observe como salía con el sobre en mano de su despacho y aseguraba la puerta.
Parecía como si para él, el sobre tuviera mucho significado.  Tenía el semblante de una persona que estuviera apunto de hacer algo malo pero intentaba ocultarlo.

Trust Me| Jos Canela Y Tú|Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ