Capítulo 35

4.1K 315 37
                                    

El final del día había llegado, la luces estaban apagadas, así que sólo podía ver la siluetas de las cosas que había en la habitación por la luz que entraba por la ventana, la cual se encontraba justo detrás del sofa donde dormía Jos. Estaba de espaldas a él.
Todas las noches tenía problemas para conciliar el sueño y esa noche no había sido una excepción. Mire hacia ninguna parte y así permaci durante varios minutos hasta que por fin caí dormida.
No sabia cuanto tiempo había pasado cuando desperté sin motivo alguno. Mire el reloj que había en la mesa de noche, marcaba las 2:34 am. Me volví a recostar e intenté volver a dormir, pero bastaron unos cuantos minutos para darme cuenta de que no podía hacerlo, abrí los ojos y mire el techo en busca de nada, entonces decidí sentarme en la cama. Flexione las piernas contra mi pecho y recargue la cara sobre las rodillas, sin darme cuenta había quedado de frente al sofá donde dormía Jos.
Casi no había tenido la oportunidad examinar bien su rostro, pues no era capaz de sostenerle la mirada o justo cuando creía que no se daría cuenta, me pillaba viéndolo. Pero ese era el momento indicado para poder observarlo.
Parecía muy tranquilo al dormir, sus facciones no expresaban nada. Note las pestañas que emarcaban sus ojos, que, cuando estaban abiertos, podía reflejar una mirada dura y posesiva, pero también una tierna y alentadora. Su boca era mediana con los labios ligeramente carnosos. Pensé en las veces en las que lo habia besado, sabía que no estaba bien, pero incluso cuando después me sentía culpable, deseaba hacerlo de nuevo, porque lo hacía a su forma, una manera que me podía más que la de nadie.
Entonces imaginé como hubiera sido Jos si hubiera sido un chico con una vida normal. Seguro me hubiera vuelto loca por él.
Lo que le había dicho en la tarde 《Espero algún día conocerte mejor》 lo decía en serio. Me habría encantado haber conocido todas sus facetas, él no era abierto sobre lo que sentía o pensaba, casi no interactuabamos, y yo era quien había construido un enorme muro entre nosotros, sabía que eso era lo correcto. Fue por eso que cuando él me había dicho lo que estaba sintiendo por mi no permití que siguiera. Pero, desde el día que había jugado damas chinas conmigo ansiaba conocerlo; saber sus debilidades y miedos, sus gustos y pasiones. Sabía que guardaba secretos y quería saberlos todos. Pero, eso nunca sería posible, las circunstancias no se prestaban y nunca lo harían.
A pesar de tener la vista postrada en Jos, hacia varios minutos que había dejado de observarlo, más bien estaba sumergida en mis pensamientos. Pero algo hizo que le prestará atención de nuevo: había despertado. Abrió los ojos lentamente, me miró y dos segundos después ya estaba intentado ponerse de pie.
-¿Qué pasa, estas bien?.- Preguntó y se frotó la cara. Al parecer siempre estaba alerta porque se levantó de un momento para otro. Me apresuré a bajarme de la cama, quede frente a él y dije:
-No pasa nada, estoy bien.- Jos me miró confundido. Se agarró el tabique de la nariz con dos dedos y cerró los ojos. Deduje que se había mareado porque se sostenía de uno de mis hombros. Se sentó en la cama para recuperar la estabilidad, mientras yo prendía la lámpara de mesa. Cuando se incorporó, me miró y preguntó:
-¿Por qué estás despierta?.
-No puedo dormir.-Respondí.-No quería que tú despertaras.
-Está bien.
Los dos nos quedamos callados. Jos miraba al suelo, aún estaba adormilado.
-¿Cuanto llevas despierta?.- cuestionó.
-No lo sé.- me encogí de hombros.- creo que una hora.
-No sabía que tuvieras problemas para dormir.- dijo. Pude notar que se mostraba un tanto incómodo.
-Ni yo.- Vi que sonrió un poco. Me senté en el borde de la cama al lado de él.
Puso las manos sobre sus rodillas, fue así como pude ver una pequeña cicatriz que tenia en la parte lateral de la muñeca izquierda, apenas era visible, pero por el cambio en el relieve y color de la piel la vi, era una línea de un centímetro y medio de largo aproximadamente.
-¿Que te pasó ahí?.- Pregunté. Jos parecía ya no sorprenderse con lo bocona que solía ser. Se miro la cicatriz y pasó uno de sus dedos por ella.
-Me la hice cuando tenía 7 u 8, caí de mi patineta.- explicó.- Me abrí con un pedazo de vidrio que había en el suelo.
-¿Quien patina a los 7?.- reí en tono sarcástico.
-Yo.- respondió.- Es algo que amaba hacer desde pequeño.- sonrió al recordarlo. En serio, se podía notar cuanto le gustaba hacerlo.
-¿Ya no lo prácticas?.
-No, ya no.
-¿Por qué?.- Jos me miró, parecía que estaba apunto de querer cerrarme la boca con cinta, pero a aún así tenía una ligera sonrisa en la cara.
-Bueno, mi vida ha cambiado mucho en los últimos años y eso me ha obligado a dejar lo que amo hacer.- Sus facciones se volvieron amargas. Estaba apunto de hacer otra pregunta, pero no quería incomodar aún más, así que opté por permanecer callada.
-¿Tú?.- Soltó de repente.
-¿Yo qué?.- repondi.
-¿A ti que te gusta hacer?.- Me miró. Estaba pasando, justo cuando acaba de llegar a la conclusión de que nunca podría conocerlo, acaba de contarme una experiencia de cuando era niño. Si quería que todo continuara tenía que contarle algo también.
-Desde que tengo 4 años practicaba gimnasia.- Sonreí.
-Por eso eras porristas.- Comento. Casi me iba de espaldas, ¿Como lo sabía?. Decidí tomarlo con calma y no mostrar sorpresa. Como explicación, las palabras que me había dicho varias semanas atrás retumbaban en mi cabeza.
《No es coincidencia que estés aquí 》.
Opté por hacer una pregunta sobre él en vez de preguntar porque sabía eso.
-¿Y qué no te gusta?.- dije al fin. Escuché como suspiraba.
-Hay muchas cosas.
-Bueno, dime alguna.- Insistí. Guardo silencio por unos momentos hasta que por fin habló:
- No me gusta hacerte daño.
Sus palabras me tomaron por sorpresa de nuevo, no esperaban que dijera algo así. No sabía como responder, así que me quedé callada. Jos me miró, mientras yo miraba el piso. Después de unos largos segundos dijo:
-Bien.- Soltó el oxígeno que había contenido.- hora de dormir.
Cuando intentó pararse de la cama lo tomé del antebrazo logrando que volviera a su posición anterior.
-Tú no me haces daño.- dije mirándolo directamente a los ojos, hice mi mejor esfuerzo para poder verlo sin titubear. Mis palabras eran un arma de dos filos, él era quien me tenia ahí, pero sin él lo más viable es que ya estaría muerta, sabía que trataba de evitar que sufriera y aún que mucho de eso no estaba en sus manos era algo que valoraba.
Ahora era Jos quien no decía nada.
-Debes saberlo.- hablé de nuevo.
-Tienes el alma más noble que haya conocido.- dijo, en ese momento su mirada era muy suave. Sonreí cuando lo oí.
-Gracias.- fue lo único que creí conveniente decir.
-Habló en serio, __________. No me explicó como puedes decir que yo no te hago daño después de todo lo que has pasado estando aquí.- casi podía decir que estaba ansioso.
-Tú lo has dicho. Así soy.- levante los hombros.
-De igual manera, te pido una disculpa por todo lo que te he hecho.- buscó tener toda mi atención poniendo una de sus manos sobre mis rodillas. Cuando me tocó sentí que la piel me estaba ardiendo, intenté ocultar mi nerviosismo. Tragué saliva.
-Disculpa aceptada.- miré su mano, para luego mirar su rostro.- Quiero creer que hay una razón para que hagas esto.- Concluí haciendo referencia al secuestro.
-No tienes idea.- dijo en tono de sarcasmo.- Sí por mi fuera jamás te lastimaría.
Contuve la respiración. Si estuviera de pie seguramente las rodillas me hubieran flaqueado, entonces agradecí estar sentada. Sabía que lo decía en serio, por la manera en que lo hacía.
Ese era de esos momentos en los que anhelaba con todas mis fuerzas besarlo, intenté no mirar sus labios pues eso me delataría, pero me resultaba imposible. Fallé y miré su boca, no sabia que hacer con las manos pues los dedos me temblaban. Lentamente me acerqué a Jos, él no se apartó e imitó mis movimiento. Estaba lista para sentir el contacto de sus labios, pero justo antes de que pasara susurró:
-¿Esto es lo que quieres?.
Asentí con la cabeza, sin romper el contacto visual. Seguido de eso Jos tomó mi rostro entre sus dedos y tiró ligeramente de mi reduciendo a nada todo el espacio que sobraba entre nosotros. Al sentír el contacto cerré los ojos, sus labios eran cálidos.
Al igual que en los besos anteriores seguíamos un ritmo tranquilo y sincronizado. Pasado los segundos me aferré a su cuello sin romper el paso que llevábamos. No sabía donde había aprendido a hacerlo, pero me estaba haciendo enloquecer la forma en como me besaba, algo así es lo que necesitaba, lo necesitaba a él.
Cuando el beso finalizó, hice lo mismo que la última vez que había sucedido. Me recargue en su pecho y él me rodeo con los brazos. Intenté regular mis respiración, sabía que Jos también lo hacía, pues su pecho subía y bajaba con intencidad.
-¿Qué va a pasar?.- pregunté. Sabía que estaba a punto de entrometerme en algo que podía ser un problema, pero no le tomé mucha importancia
-No lo sé. - Me respondió, entonces sentí como acariciaba mi cabello.
-Tengo miedo.- reconocí.
-Yo igual.
-¿Y sí nos estamos equivocado?.
-Escucha, _________.- me separó de su cuerpo y me tomó por los hombros obligándome a mirarlo.- He cometido muchos errores en la vida y si de algo puedo estar seguro es que tú no eres uno. Y si es así, creo que vale la pena arriesgar todo por alguien que lo vale. Alguien como tú. Te quiero a ti.
Estaba a punto de quebrarme con sus palabras, estaba siendo sincero, ahora estaba conociendo la faceta de Jos donde sabía que podía querer.
-Yo también te quiero a ti.- sonreí cuando lo dije.
-Entonces, eso es lo correcto.
Lo abracé y hundí mi cara en su cuello. La piel le olía a esencias de madera, exactamente igual como olía las sábanas y la cama donde dormía. Así permanecimos por un largo tiempo. Cuando estuvimos de frente de nuevo sonrió mientras paseaba su mirada por todo mi rostro y acariciaba el cabello que me caí por el hombro.
-Deberías domir ya.- habló muy tranquilo.
-Sí.- asentí. Antes de levantarse beso la punta de mi nariz y yo sonreí.
Mientras cada quien volvía a dormir, estaba sintiendo como el corazón me palpitaba con demasiada fuerza.
Jos tenía razón, quizá no era lo correcto, pero para nosotros sí y merecía que lo intentaramos.

Trust Me| Jos Canela Y Tú|On viuen les histories. Descobreix ara