Capitulo 4:

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Me encontraba en la salida del colegio esperado a Julio cuando recibí una llamada.

-Bueno -contesté con mi típica voz de adolescente despistada.

-Señorita ______-escuché la desesperada voz de Tere- Julio tuvo un horrible accidente -su voz se entrecortaba.

-¿Qué? -estaba en shock, tartamudé y comencé a decir- ¿Está bi..bi..bien?-intenté encontrar las palabras correctas para preguntar sí seguía con vida.

-Está vivo, pero muy grabe -respondió ella- está en el hospital Los Ángeles.

-Voy para allá.

-No, no, señorita. Espere, mandare a uno de los empleados por usted.

-No, Tere. Yo puedo regresarme -demoró un poco en responder, sabía que se preocupaba, pero podía hacerlo, tenía 18 años. Todo era tan fácil como caminar.

-De acuerdo, señorita. Pero tenga mucho cuidado.

-Lo tendré -finalice con un suspiro.

Decidí ir caminando. Julio ya estaba hospitalizado, el seguro que mi padre les daba ya lo estaba atendiendo.

Necesitaba tiempo para pensar en Javier. Aún no creía que terminara conmigo, éramos "la pareja perfecta" para todos los demás.

El sonido de hojas secas quebrandose me sacaron de mis pensamientos. Escuche los pasos de alguien más, volté en todas direcciones, pero la acera estaba completamente vacía. Solo faltaban algunas cuadras para llegar al fraccionamiento donde vivía. Seguí con mi andar distraído. Tenía que pasar un área boscosa, era extraño, por un lado de la calle había enormes casa y del otro muchos árboles.  De nuevo comencé escuchar el crujido. Caminé un poco más rápido pero sin parecer esquizofrénica. Dirigí la mirada a una parte donde se dividían dos fraccionamientos, «No puede ser» pensé al ver al chico del "Clásico Polanco" en la vocacalle de un callejón.

-Espera -le grité, como lo había hecho en mi sueño. Pero esto era la realidad y aquí sí podía correr. Él me miró un segundo para luego escabullirse en el callejón.

Camine hacia donde él estaba. Al mirar hacia su interior noté que estaba vacio, sólo me encontré con cubos de basura, colchones viejos y basura en el piso. Las paredes estaban llenas de graffitis y el espacio que hay entre estas era muy reducido. Nunca imaginé que hubiera un lugar tan horrible en la entrañas de mansiones ricas. Siempre pasaba en auto, así que no lo notaba. Me interné en el callejón, dí pasos pequeños y muy despacios. Miré hacia todas partes tratando de localizar a el chico misterioso. Pero mis ojos no divisban su figura. Sin más intenté salir de nuevo a la calle principal. De nuevo escuché pasos a mis espaldas, comenzaba a artarme de ese jueguito, dispuesta a dar la vuelta y mirarlo. Gire sobre mis talones pero antes de que pudiera voltear por completo mi cabeza se estrelló contra la pared. Me quejaba de dolor, estaba mareada por el impacto pero aún así intenté correr, sabía que alguien me estaba atacando. Mis piernas se movían en ziczac y antes de que lograra escapar mi atacante me empujó por segunda vez contra la pared, el impacto fue tan fuerte que mis costillas comenzaron a doler. Con el poco aire que tenía en los pulmones grite desesperada, mis alaridos sólo fueron audibles por unos segundos, antes de que el tapara mi boca con una mano y me sujetara con fuerza por el cuello. Hice todos mis esfuerzos por defenderme, pero ya estaba bastante débil, decidí morder con con completa saña la mano con la que el agresor me tenía callada. Escuché un quejido de dolor sintiendo el sabor de sangre en mi boca. Me solté de su amarre y de nuevo intenté correr, pero él era más rápido logrando interponerse por adelante de mi. Me pateo el estómago haciendo que cayera al suelo. Mi vista se nubló por todos los golpes que había recibido en la cabeza. Las lágrimas brotaban a chorros de mis ojos, de la misma forma la sangre de mi frente y algunas partes más de mi cuerpo. Solo lograba distinguir a un hombre vestido de negro y un pasamontañas acercándose hacia a mi. Puse una mano en mi estómago mientras sentía arder mis pulmones. Ya no tenía ni una pisca de fuerza para levantarme y huir. De igual forma hice el último esfuerzo por ponerme en pie, pero una patada en los muslos que me derrumbo de nuevo. Al cabo de unos segundos escuché el motor de un automóvil. Rogaba porque alguien pudiera verme y rescatarme. Pero en el fondo de mi sabía que eso no pasaría.

Mi atacante me tomó de los hombros y me arrastró lo más rápido que pudo. Por instinto patalé para lograr soltarme, por mis bruscos movimientos el sujeto me dejó caer al suelo logrando que mi nuca golpeara contra el concreto. De nuevo me tomó en brazos, caminó  un par de metros. A la salida del callejón ya esperaba un auto en el cual fui obligada a subir. Por el tamaño que alcance a percibir que se trataba de una camioneta. Intenté respirar lo más fuerte que pude, sentía como sí la vida se me fuera en cada suspiro. Lloraba, sin poder evitarlo, a pesar de estar perdiendo la conciencia poco a poco.

Mi piel ardio ante un fuerte bofetada.

-CÁLLATE! -grito la voz de un hombre.

-Basta, ya no la golpees- otro de los presentes en el auto lo detuvo Hice el mayor esfuerzo por distinguir su rostro, pero él aún traia el pasamontañas puesto. Lo mire con ojos moribundos, él me devolvio la mirada, sus ojos nos expresanban nada. Mi mente me dicia que ya habia visto esa mirada antes, rebusque en mi memoria para recordar a quien le perteneces esos ojos. De pronto el se deshizo la capucha; ¡ahí estaba!. Era el muchacho del "Clasico" mi estómago se rovilvio y todo me dio más vueltas aún. Solté un quejido, él ya no me miraba, solo se dedicaba a atarme de manos y pies, para terminar me puso cinta en la boca. Estaba muy débil para luchar. Solo podia sentir mis odios palpitar y las lágrimas calientes en las mejilla

-No te duermas.- me ordeno con una voz rigida.

Aquello no se trata más que de un secuestro.

Trust Me| Jos Canela Y Tú|Where stories live. Discover now