IV

321 38 0
                                    

Transcurría otro viernes por la noche más: anodino, lleno de bullicio, hadas en crisis por la cantidad de trabajos acumulados y algunas cuantas chiquilladas. Al igual que sus alumnas, los profesores se dirigían a la ciudad a hacer compras o relajarse. Aunque la idea de ellos de diversión era diametralmente distinta a la de sus pupilas. Donde ellas veían fiestas, salidas con amigos y/o parejas, ellos se conformaban con una conversación amena. Unos cuantos tragos disfrutando el ambiente eran más que suficientes. Muchos de los maestros se consideraban demasiado viejos para esas cosas.

Si miraras de lejos todos los viernes de cada año escolar en Alfea, te parecerían iguales. Siempre las mismas actividades, aunque no siempre las mismas personas. Y ahí estaba el detalle, no para todas las hadas este viernes en específico era igual a todos los demás. Para Lauren, por ejemplo, la rutina se había roto al decidir no salir con Lucy. Estando, en cambio, dentro de su habitación de la escuela, pensativa al punto de fruncir un poco el ceño. ¿Cuál sería la mejor manera de iniciar una conversación con su impulsiva amiga castaña? Se preguntaba una y otra vez. No quería ser descarada ni tampoco era su objetivo incomodarla. Sabía que esa clase de temas eran delicados y que había que cogerlos con pinzas. Tenía muchas opciones: podía ir al grano de la forma más amable que pudiera, o podía irle dando indirectas. Tal vez podría iniciar una conversación trivial y tratar de dirigirla poco a poco, hacia el tema en cuestión. Pero, para ser sincera, cuando Lauren y Camila hablaban, la que solía llevar el peso de la plática era la castaña. Si bien se había ido soltando este último par de años, el hada de la naturaleza no era lo que se dice, elocuente. Más bien tímida y observadora, como a ella le gustaba considerarse.

Así que esa opción estaba descartada, y la otra tampoco le convencía mucho. Y si quizá...

— ¡Volví! — anunció Camila, empujando la puerta con el pie.

Se las apañaba a duras penas para cargar una caja llena de películas alquiladas. Lauren salió a la salita para ayudar al hada de fuego. Cuando dejaron las películas medio esparcidas por la mesa central, Lauren pudo notar lo variadas que eran. Las había de acción, de terror, ciencia ficción e ¿historia del arte? Algunas incluso eran tutoriales sobre cómo pintar tal o cual cosa en acuarelas. También notó que ninguna era sobre amor, ni desamor ni nada relacionado.

Ambas hadas se quedaron contemplando el motón de cintas de vídeo sobre la mesa como si de una noticia de último momento se tratara. Lauren dudaba de nuevo sobre cómo iniciar la charla y Camila intuía lo que sucedía. Así que se desparramó sobre el sofá con un golpe seco, mirando a su amor platónico con expectación. Con más delicadeza, la morena se sentó a su lado.

—Bien — dejó la palabra al aire durante unos segundos, aclarándose la garganta antes de continuar — he reducido las posibilidades a un puñado de hadas.

— ¿Y esas son...? — la animó a continuar Camila, evitando que se formara un silencio incómodo.

—Ariana, Ally y, bueno, yo — declaró la mayor con un tono especulativo.

—Vaya, no pensé que supieras que Normani no me agrada — dijo Camila, interrogativa.

—Lo he sabido desde hace tiempo. La forma en que ella solía actuar alrededor de Shawn no era la más, uhm — se rascó la nuca —. No sé cómo decirlo, pero entendí que no te gustaba, así que sólo me lo guardé para mí — parece una niña recitando un poema de memoria en la primaria, pensó Camila con una sonrisa casi imperceptible —. Y luego tú y Taylor, que no han sido las mismas estos últimos meses — señaló Lauren.

—La verdad es que Tay estaba comenzando a ponerme de los nervios cada vez que hablaba. No tengo nada en contra de ella, pero no coincidimos en la mayoría de las cosas y bueno, nuestras personalidades son muy dispares — dijo, encogiéndose de hombros.

Fairy love 【CamRen】حيث تعيش القصص. اكتشف الآن