LVII

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Eran alrededor de las tres de la mañana y seguían sin poder dormirse.

Estaban enrollados debajo de las sábanas, sus cuerpos completamente desnudos después de algún que otro toque placentero igual de caliente. Era evidente que tenían sueño, se notaba en sus sonrisas perezosas y en sus ojos casi cerrados, pero no podían despedirse hasta el otro día, no nacían las ganas, se sentían como en una escena y deseaban que el acto durara toda la eternidad. Jongdae se removió de espaldas, Minseok lo detalló desde su sitio, tenía sus ojos cerrados y una pequeña sonrisa esbozada en sus labios, se veía dócil y feliz.

-Oye.- Susurró, Jongdae no le respondió, pero sabía que podía oírlo. -¿Puedes hablarme de tu hermano otra vez?

Su sonrisa titubeó un poco, fue sólo por un milisegundo y de forma imperceptible. Continuó con los ojos cerrados, seguía relajado a pesar de todo. -Era un buen hermano e hijo, era muy listo, tenía notas sobresalientes, una apariencia atractiva y...

-No.- Lo cortó antes de que siguiera con su listado. -No quiero escuchar eso.- Jongdae se giró a verlo con curiosidad. -No quiero escuchar de esa persona, quiero saber acerca del hermano que tú recuerdas, Jongdae.

Sus ojos somnolientos lo enfocaron por largos segundos, no dijo nada, tampoco se movió, simplemente parecía como si su cerebro estuviera decodificando lo que había querido decir con eso. Volvió la vista al techo y se rascó la frente con un pulgar, haciendo memoria.

-Dohyun siempre hacía ruido cuando comía fideos, me molestaba mucho.- Dijo quedamente. -Y... También mojaba todo el suelo después de ducharse, le decía que lo secara, pero en general sólo se reía y lo dejaba así.- Sonrió un poco. -Todavía recuerdo su cara mientras estudiaba, cuando no entendía algo se rascaba el ojo derecho, era un tic nervioso, creo. Siempre que quería llamar mi atención, me golpeaba demasiado fuerte en el hombro o me empujaba por la espalda, la mayoría de las veces cuando le preguntaba qué quería, salía corriendo y no me decía nada.

Minseok sonrió. -Así que era ese tipo de persona...

Frunció el ceño ante más recuerdos. -Era muy infantil a veces, ¿sabes? Cuando rompimos el ángel del árbol de Navidad, le dijo a mamá que su hora había llegado y que por eso lo sacrificamos, lo soltó de lo más serio, ¿puedes creerlo?- Su semblante volvió a serenarse. -Cuando era pequeño, robaba las galletas de la alacena más alta cuando nadie veía y me las daba todas a mí, no decía nada cuando lo regañaban a pesar de que él no comía ni una...

-Hey,- Acarició su cintura. -Al final no fue el superhombre perfecto que recuerdas.- Le dijo con suavidad.

-No, supongo que no...- La voz de Jongdae sonó afectada. -Sólo era un chico normal.

-Justo como nosotros.- Se aproximó para abrazarlo. -Alguien como nosotros que no supo cómo cargar con tantas heridas y no pudo más. A veces simplemente no se puede más.

Jongdae sólo asintió. No dijo nada por un largo rato, incluso pensó que se había dormido, pero lo sorprendió cuando abrió la boca una vez más.

-Siempre me dijo que trabajara duro.- Su murmullo casi no se oyó.

Minseok asintió débilmente, el sueño se estaba apoderando de él. -Y no puedes hacer mejor cosa que honrarlo haciéndole caso.

Y después de eso, cayeron rendidos casi a la misma vez.

Entrada la mañana los despertó el ajetreo en la planta baja, estaban cansados, pero extrañamente satisfechos y en paz, así que se levantaron de todas formas. Observaron desde la arcada de la cocina a Minju preparando el desayuno mientras cantaba una versión desafinada de NU ABO de f(x). Bailaba mientras agitaba una mezcla extraña en la sartén, el café se hirvió y comenzó a derramarse a borbotones, cuando dejó lo que hacía para ir a apagar la cafetera, tiró la cuchara de madera al suelo y con ella parte de la comida.

La octava nube (ChenMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora