XLVI

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¡Buenas! ❤.

-Entonces... Al final no iba a por Jongdae ¿eh?- Los hombros de Sehun temblaban en el intento por contener la risa.

-Pff...- Sei cubrió su boca con una mano. -Creo que no.

-¡Cállense! ¿¡De qué rayos se ríen!?- Les ladró Jongdae.

Eso bastó para que volvieran a estallar en carcajadas, desde el incidente de la supuesta admiradora de Minseok no habían dejado de molestarlo. Usualmente los ignoraría, pero estaba tan irritado que sus burlas sólo lo empeoraban todo.

-¿Y tú qué?- Le enseñó un amenazante puño a Sehun. -¡Fue tu estúpida idea desde el principio la que causó el malentendido!

-Eso no lo hace menos gracioso.- Este se secó una lágrima del ojo. -La cara de todos cuando se declaró fan de Minseok fue tan... Oh, Dios, tendría que haber sacado una foto.

Se cruzó de brazos, enfurruñado, ni siquiera había pasado la mitad del almuerzo y ya había perdido el apetito. ¡Demonios! Le hubiera importado menos que una mierda si las teorías de Sehun eran acertadas, pero las cosas se dieron vuelta de la manera más imprevisible. Odiaba tener esos sentimientos tan intensos y abrumadores gobernándolo, por culpa de ellos su escaso nivel de tolerancia estaba disminuyendo y no quería porque, en el fondo, entendía que no tenían sentido. ¿Por qué debería preocuparse? Sólo era una niña a la que le gustaba como Minseok dibujaba, no había más, ¿por qué su cabeza insistía en desfigurar la realidad que tenía delante?

-Ya, paren con eso.- Dijo Minseok a su lado con un ademán, la sonrisa que llevaba era una que no había visto nunca hasta el momento.

Eso lo cabreaba todavía más.

No podía negar que su novio parecía estúpidamente feliz con toda la atención, no lo culpaba, le gustaría poder estar en su lugar alguna vez aunque eso nunca pudiera suceder. Minseok volvió a ese estado embobado en el que claramente se lo podía ver en las nubes, estaba distraído y más callado, muy pensativo en realidad. Le interesaba lo que pasaba por su mente, pero tenía miedo de descubrirlo... ¿O tal vez no quisiera oírlo? Su actitud queda e introspectiva era un misterio sin dudas, conociéndolo podría estar preguntándose si merecía tener admiradores o no. Más allá de todo, lo sentía tan relajado y gozoso cuando hablaban de la tal Nika que no era capaz de decirle nada. ¿Cómo podría ir contra la felicidad del chico que le gustaba?

Si Minseok estaba bien, entonces él también.

En un parpadeo, todos sus miedos irrazonables (y que ni él mismo reconocía aún a decir verdad) se materializaron frente a sus ojos cuando esa misma muchachita, el meollo de sus martirios más recientes, apareció frente a la mesa que ocupaban. Instantáneamente se puso en tensión, todos sus músculos se encogieron y lanzó una temerosa mirada a su novio, la expresión de este era tranquila así que supuso que no había nada por lo que inquietarse.

-¡Buenos días!- Junto a ella Minju hizo una reverencia. Cuando se elevó otra vez tenía esa sonrisa tan pícara suya que la hacía contrastar por completo con su hermano. -Lamentamos interrumpir, les traigo un encargo.- Señaló a su amiga.

Redirigieron sus ojos a ella que seguía sin poder despegar sus labios, al parecer no era consciente de nada que no fuera Minseok porque no dejaba de mirarlo con una fijeza perturbadora.

-Quería hablar con el bollo, pero no se animaba a venir sola. ¡Vamos!- Minju le dio un pequeño empujón por la espalda haciéndola avanzar varios pasos. -¡Nika, fighting!

-Ah... Hum...- Su voz era igual de temblorosa que días atrás, ya no estaba tan rígida aunque sí se la notaba muy nerviosa. Frotaba sus manos con ansiedad y miraba para todos lados. -Y-yo... ¡Yo quería disculparme con usted!- Gritó con los ojos cerrados, provocó que varios se voltearan a verlos con extrañeza. -¡Lamento haber estado tan alterada el otro día, la verdad es que me da mucha vergüenza acercármele!

La octava nube (ChenMin)Where stories live. Discover now