LIII (PARTE I)

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No podían decir que la casa vacacional de la familia Choi fuera una enorme mansión, pero era realmente preciosa.

Quizás en la mente de todos se figuró la idea de un enorme lugar de lo más extravagante y, por alguna razón, con estilo occidental de película de Hollywood. Posiblemente fue el saber previo de que la familia de Sei Ah manejaba mucho dinero, aunque el viaje larguísimo que hicieron sobre la furgoneta también les dio una pista de que el sitio al que irían sería ostentoso. Cuando llegaron compartieron la sorpresa de encontrarse frente a una casa sencilla y de lo más pintoresca, ni siquiera tenía dos o más pisos como imaginaron, era bastante grande eso sí, y de color blanco con el tejado de madera oscura. Había un porche al frente con dos ventanales, un par de sillas de madera barnizada y una hamaca colgante a la cual Sehun se lanzó ni bien la visualizó; rodeando la casa las paredes estaban sustituidas por enormes vidrios, había sillas reclinables del mismo blanco impoluto predominante y más allá, lejos de la madera del suelo del porche y sobre el verde césped de los alrededores, una modesta piscina.

Después de observarlo todo con ojos curiosos y detallistas, comenzaron a bajar las mochilas con sus pertenencias, estar frente a un sitio tan abierto, verde y refrescante les devolvió el entusiasmo robado por las extenuantes y aburridas horas de viaje. En medio del revuelo, Sei se ocupó de tomar a Sehun del brazo y escabullirse dentro de la casa de forma silenciosa; él tiró toda su cabeza hacia atrás para deleitarse con el interior igual de bonito y lujoso.

-Wah, esta casa debe valer el dinero que yo no lograré hacer ni en una vida.- Comentó sonriente.

Sei se detuvo no muy lejos de la entrada en un ángulo desde el cual nadie podría verlos; le regaló una seria mirada que hizo que borrara su estúpida sonrisa, entonces alzó una mano y le dio un golpe en la cabeza.

-¡Auch!- Se quejó Sehun.

-¿Eres idiota, hombre?- Le frunció el ceño. -¿Es posible que no le hayas dicho a tu hermano que estás saliendo con un tipo desde hace más de un año?

-¿Qué te importa?- Espetó con el mismo entrecejo. -¿Hyung te dijo algo?

Sei estuvo a un segundo de enseñarle los dientes como una perra a punto de atacar. -¿Cómo crees que ese tonto se tomará el hecho de que no le hayas comentado nada al respecto? ¿A estas alturas piensas que no le importará? Él y tu abuela velan por ti.

Sehun parpadeó. -¿Estás preocupada por Jun Seo?

-¡No cambies de tema!- Se sonrojó mínimamente y vio con cautela a los demás a través de las ventanas del frente, estaban ocupados tomándose fotos e investigando los alrededores. Suspiró. -No creo que tu hermano sea alguien capaz de juzgarte, no entiendo por qué no se lo dijiste antes.

Él fregó su nuca, por primera vez fue honesto y demostró su ansiedad. -No se dio la oportunidad...

-¿En más de un año?

Ahora pareció tan malhumorado como un pequeño siendo regañado. -Yo... En realidad me pone muy nervioso, ¿sabes? No es hyung, es sólo... Soy yo.

Sei Ah se retrajo un poco al ver que era sincero, se lo quedó viendo sin saber muy bien cómo proseguir teniendo en cuenta que él sabía muy bien cuál era el problema en realidad. Cuando abrió la boca, la detuvo una repentina imagen dentro de su rango de visión.

-Hola.- Saludó Jun Seo de forma casual, vio de uno al otro con curiosidad. -¿Sucede algo?

-No.- Negaron al unísono.

Más silencio.

-¡Hyung!- Exclamó Sehun de la nada. -¿Viste la piscina? ¡Hay que lanzarnos!

-No está llena.- Contestó Sei Ah.

La octava nube (ChenMin)Where stories live. Discover now