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Habrá doble actu. Más tarde les traeré el siguiente capítulo, gracias por leer y siempre comentar ❤.

La campana ya había sonado y el profesor de ciencias estaba por llegar, pero Minseok seguía apoyado sobre el marco de la puerta viendo a Jongdae desde allí; este estaba sentado en el lugar de siempre escribiendo y escribiendo sin descanso. Después de haber pasado tanto tiempo a su lado podía decir con seguridad que era mucho más que un muchacho que estudiaba arduamente. Le mortificaba el hecho de que no mostrara nada más que eso al resto, podría tener muchos más amigos tranquilamente, era divertido si le seguías el ritmo... Pero suponía que a diferencia suya no era de su interés hacer amigos. Jongdae era bastante diferente cuando estaba atado al escritorio a cuando tonteaba por los pasillos junto a ellos, pensó que sería de otra manera, sin embargo la vida seguía sorprendiéndole.

Dan Bi cruzó la puerta a su lado y también se detuvo a observarlo un momento.

Le sonrió con pena. -No seas muy malo, sabes que le cuesta.

-No te prometo nada.

Caminó hasta su sitio y se desplomó sobre la silla como si llegara de una larga jornada de trabajo. Jongdae, obviamente, ni siquiera le prestó atención enfocado en su tarea aunque sabía que sería de esa manera. En su lugar lo observó otro rato más y esta vez de cerca, por la manera en la que escribía de forma mecanizada hasta podía hacerse pasar por un robot. Suspiró y se estiró para quitarle el lápiz de la mano, provocando un rayón desprolijo en la hoja.

Jongdae jadeó y lo miró. -¿Qué estás haciendo, tonto?

-Quiero hablar y para eso necesito que me mires a la cara, ¿te molesta?

Le resopló de malas y se cruzó de brazos, volviendo la vista al frente. Minseok negó y apoyó una mano sobre su hombro.

-Hablo en serio.

Al final le hizo caso. -¿Qué?- Espetó brusco, pero sabía que era su manera de enfrentar las cosas difíciles o extrañas, y no lo culpaba.

-¿Podrías explicarme qué pasó antes en la cafetería?

-Nada.- Volteó otra vez.

Rodó los ojos. -Vamos, Jongdae, no eres un niño pequeño y me parece de cobarde dejar que Dan Bi te justifique como si fuera una madre apenada por los modales de su hijo.

Lo miró al instante. -Yo no soy ningún cobarde.

Despegó la mano de su hombro y se alejó con ojos entrecerrados. -Demuéstramelo.

Jongdae suspiró y volvió a desviarle la mirada. Pasaron algunos segundos antes de que comenzara a golpear de forma repetida la superficie de la mesa con sus uñas.

-Nunca antes me habían acosado como lo hicieron los pasados días.- Confesó de la nada. -Es decir, siempre me molestaron, tonterías como esta de vivir con una maldición que me mantiene pegado a mi escritorio o roer libros de la biblioteca como una rata... Literalmente. Nunca les presté atención, nunca me importó en realidad, si comienzas a ignorarlos ellos también te ignorarán, pero todo fue un paso más allá.

Parecía entre avergonzado y arrepentido, algo raro teniendo en cuenta que sólo ostentaba entre altanería y molestia en su temple, pero no lo interrumpió, dejó que siguiera siendo sincero. Repentinamente lo vio a los ojos y casi pega un respingo, pero se contuvo.

-En algún punto comprendí que todo lo que sufrí en unos cuantos días tú lo viviste toda tu vida... Demonios, para entenderte hace falta más, pero debió ser un verdadero infierno y me arrepiento, Minseok, de haberte juzgado mal.- Mordisqueó su labio inferior. -Aunque ya no sea así, me arrepiento.- Alejó su mirada otra vez. -Soy muy precipitado y...

La octava nube (ChenMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora