XXVI

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Gente. Gente que no conocía por todos lados. Gente a sus lados bailando, hablando a los gritos, coreando canciones que no conocía a todo volumen, sosteniendo en alto vasos chorreantes de bebidas. La casa de aquella muchacha era bastante grande, tenía que admitirlo, pero debido a la fiesta que había montado no lo parecía, literalmente había personas hasta en el baño.

Minseok no sabía muy bien por qué le causaba tanta ansiedad estar en un lugar así. Creía que se debía al temor de ser juzgado, después de tanto tiempo sufriéndolo la costumbre persistía aunque fuera muy extraño un escenario de fiesta en el cual los jóvenes se preocupaban más por el rarito de mala fama que por divertirse. Tenía la sensación de que lo observaban, pero cuando miraba disimuladamente alrededor nadie le prestaba atención. Al final se decidió por abandonar la paranoia y relajarse un poco, al fin de cuentas ya no importaba lo que un cúmulo de desconocidos creyera.

Ahora que lo pensaba, ¿por qué había venido tan temprano? ¿Dónde quedaron sus amigos? La puerta había estado abierta cuando llegó y sólo entró, ¿tendría que haberle pedido permiso a la propietaria? Pero ni siquiera conocía el rostro de la chica. ¿Estarían los demás por ahí? Por el momento sólo se quedaría seguro en un rincón observándolo todo desde allí, si se hacía invisible entonces no intentarían nada con él más allá de que no creía llamar la atención de nadie en ese lugar. Todos se veían felices riéndose a carcajadas y vociferando cosas que sólo entre amigos entendían, no sabía si era el alcohol o el ánimo contagioso lo que los motivaba, pero quería sentirse de la misma manera si era posible, así que cogió un vaso y se sirvió algo. No tenía idea de lo que era, pero sobre su lengua y al pasar por su paladar era amargo y dulce, no le desagradó.

¿Qué había con su ropa? ¿Se había vestido bien para la ocasión? Honestamente no había sabido qué ponerse así que optó por algo casual, observando a los demás muchachos suponía que no había errado en ese aspecto.

Qué mierda, ¿por qué estaba pensando en su ropa? La bebida le estaba afectando.

-¡Min!

Seguido de aquel chillido recibió un fuerte abrazo por los hombros al que tuvo que corresponder agachándose, por eso supo al instante que se trataba de Dan Bi. Cuando se separó notó su enorme sonrisa y lo linda que estaba.

-¿Has venido solo? ¡No tendrías que haberlo hecho! Podrías haberte juntado con nosotros antes.

Oh... No había considerado eso, tenía que seguir aprendiendo sobre estas cosas.

-Entonces... ¿Ya llegaron todos?- Aventuró.

Ella rodó los ojos aunque al instante sonrió con travesura. -No tienes que hacer tan evidente tu desinterés en mí, aunque lo entiendo.

Le sonrió con pena. -Lo siento. Estás preciosa por cierto.

Dan Bi se rio y divisó algo más allá, enseguida lo codeó juguetona y le alzó las cejas. -No soy el objeto de tus halagos esta noche.

Cuando Minseok dirigió su mirada en la misma dirección discernió la razón por la cual estaba metido en ese sitio indeseado: Jongdae se abrió paso entre todos charlando con Sei a su lado, igual de elegante que siempre aunque ni de cerca tan llamativa como lo era el otro para él. El resto prácticamente se desvaneció ante sus ojos, nadie más importó o tuvo relevancia, era increíble lo que ese hombre causaba en su sistema... Seguía sin poder concebirlo, pero en el momento en el cual ponía un pie en la habitación, Jongdae lo era todo. Se veía tan genial y guapo ataviado de aquella manera tan casual, hasta llevaba una chaqueta de cuero que abrazaba sus brazos de forma perfecta y que causó serios problemas en su cerebro.

No sabía qué hablaba con Sei, pero sonrió de medio lado con aquella arrogancia tan suya y de la nada le pareció un gesto tan atractivo que se sintió estremecer, ¿qué carajo?

La octava nube (ChenMin)Where stories live. Discover now