027.

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Cuando me di cuenta de lo que significaba el haberme involucrado con Jesse, ya era demasiado tarde para lamentaciones.

Aunque en ningún momento había dicho que me arrepentía. La verdad era que no tenía nada que envidiarles a todas las chicas que, como yo, habían sido criadas en un ambiente extremadamente religioso y con padres estrictos, pero, que, en cambio, seguían las normas al pie de la letra. No había nada de divertido en eso.

Las palabras de Jesse, en cambio, no paraban de resonar en mi cabeza. Una y otra vez. ¿Iba a matar a Michael? Tenía sentido, pero lo que no tenía lógica era el hecho de que se había enterado y no por mí. Y dudaba muchísimo que Marc fuera un soplón a estas alturas. Además, sabía que Jesse le daba miedo y no se acercaría a él.

Lo que me dejaba a Jason. Pero no tenía pruebas, y además hacía varias semanas que no lo veía.

Pero ya tenía un plan en marcha.

Antes de poder seguir pensando, el móvil empezó a sonar y, tras mirarlo unos segundos, respondí.

—¿Hola?

—¡Scarlett! Por fin —era Marc—. Oye, ¿por qué me ha llamado tu madre diciéndome que tuviéramos cuidado en no sé qué de un camping?

Y ese era el plan.

—Marc, escúchame —le dije bajando el tono—, síguele la corriente por favor. Y si en algún momento te pregunta que dónde estoy o qué estoy haciendo, pones unas grabaciones que te voy a mandar. Pero no digas nada, por favor —le supliqué. Marc era una pieza clave para que todo esto saliera bien.

Lo oí suspirar al otro lado de la línea.

—Espero no arrepentirme de esto —y me colgó.

—Ni yo tampoco —respondí. Pero esa declaración se quedó entre las cuatro paredes que me rodeaban y yo.

 Pero esa declaración se quedó entre las cuatro paredes que me rodeaban y yo

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Mi plan empezaría la noche de mi graduación. Ya podría decir adiós a aquel estúpido instituto religioso y lo haría de la mejor forma.

Y ese día había llegado.

Marc había quedado en recogerme, pero antes de que llegara oficialmente a por mí, minutos antes le había dicho que dejara el coche unos minutos aparcado en la calle paralela y que bajaría a llevarle mis cosas.

Cuando me respondió el mensaje diciendo que ya había llegado, bajé por mi balcón como había hecho cientos de veces y fui con él. Parecía nervioso.

—Tranquilízate, Marc —fue mi saludo y le pasé mi mochila.

Él la cogió de un tirón con cara de enfado y la echó en el maletero.

—Sabes que no me gusta cuando andas con secretos conmigo, Scar —me dijo subiéndose al asiento del conductor—. ¿Me dirás qué es lo que tramas?

Yo suspiré, girándome para echar un vistazo. Después me acerqué a la ventanilla del copiloto y le miré a los ojos.

#1 Explicit. © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora