012.

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Jesse daba suaves mordiscos, y respiraba sobre la cara interna de mis muslos, haciéndome temblar y que una serie de escalofríos me recorriera entera de arriba a abajo.

Aún no le había respondido, aunque por mis temblores creo que podía adivinar que en mi vida me había encontrado en situación similar, tan expuesta ni tan a la merced de alguien. Pero había algo en él que me hacía sentir segura, a pesar de que al mismo tiempo intimidaba.

—Contéstame, rubita. ¿Lo han hecho? —Él seguía insistiendo, apartando con sus callosas manos el delicado encaje que llevaba sobre la piel. Tocaba con seguridad y firmeza, pero sin dejar la delicadeza a un lado. Su respiración tan cerca de mí tenía mis nervios a flor de piel y mi cuerpo casi temblaba bajo su toque.

Sin apartar la mirada de él, vi cómo se acercaba poco a poco, y mi cuerpo estaba impaciente. Sin ser plenamente consciente, levanté una de mis manos y la enredé en su pelo empujándole hacia mí. El sonido gutural que salió de él estaba entre una risa profunda y un gruñido, lo que provocó que un suspiro de alivio saliera de mis labios, a la vez que acelerado.

Sentí la humedad y calidez de su lengua recorrer cada uno de mis rincones más íntimos, sin dejar ninguno inexplorado, haciendo que la cabeza me diera vueltas y no pudiera hacer nada salvo sentir.

Todo lo que sentía era él, cómo los rizos acariciaban mis muslos, tentándome; cómo él estaba disfrutando realmente de esto y yo no podía ni pensar. No tenía fuerzas y él lo sabía.

Separándose apenas unos milímetros, introdujo sus dedos índice y corazón dentro de mí, mientras sus palabras chocaban con mi sensible e inflamada piel.

—Eres mía, Scarlet Faye. Desde el momento en el que cruzaste miradas conmigo eres mía —empezó, el ritmo de sus dedos cada vez era más acelerado, alterando mis sentidos en el mejor de los sentidos—. Apuesto a que cada noche desde aquel día te preguntas cómo se sentiría el estar piel con piel, cómo te besaría, cómo te follaría —y él seguía, cada vez llevándome más cerca. Sus dedos tenían una danza más armoniosa, sabían dónde tocar, la intensidad con la que hacerlo y la tesitura con la que me llevaría al límite.

No podía hablar y mi respiración era irregular. Necesitaba acabar, como fuese.

—Te noto tensa, preciosa —de vez en cuando daba suaves lamidas y juagaba con mis límites apretando sus labios alrededor de mi clítoris, lo que enviaba escalofríos por todo mi cuerpo haciéndome temblar. Estaba rígida y si abría la boca, daría un grito que me escucharían en todo el Estado.

Estaba cerca, y él lo podía sentir. Lo veía en la forma en la que sus ojos me miraban con burla y lujuria. Sabía que esto era más para placer suyo que el mío.

—Córrete, Scarlet. Sé una buena chica y córrete para mí.

Y eso fue la gota que colmó el vaso. Mis piernas se tensaron sobre sus hombros, apretando su cabeza ahí en medio mientras él seguía con el vaivén de sus dedos, en un intento acertado de prolongar lo que serían los minutos más intensos de mi vida.

Cuando al fin pude bajar de la nube en la que estaba, tenía la mirada perdida. Fija en su rostro angelical, pero no me podía concentrar en ningún detalle. Estaba entumecida, temblando y frágil. Muy frágil.

Él se levantó, dejando mis piernas abiertas a sus lados y él me agarró de la barbilla para darme un beso profundo, haciendo que inclinara mi cabeza hacia atrás, en el que me pude saborear.

Me besó con firmeza, pero pudiendo apreciar la suavidad de sus labios y lo húmedos que estaban. Entonces, alejándose apenas unos centímetros, manteniendo la vista en mis labios, me sacó de la burbuja.

—Esto no ha hecho más que empezar —hablaba mientras me colocaba toda la ropa en su sitio: me volvió a poner el suave encaje de mis bragas en la sobre estimulada área dándome una última caricia; me arregló la falda que estaba arrebolada alrededor de mi cintura y dio un suave tirón de la camiseta para dejarla en su sitio—. Y cuando me den la condicional vas a ser completamente mía.

Yo tragué saliva y, mirándole a los ojos, asentí.

#1 Explicit. © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora