Bulletproof • Yoonmin •

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- ¿Quién es?.- Preguntó Tae con curiosidad, sin reconocer al hombre del rostro desfigurado.

- Es... Minho.

Su amigo se separó y se quedó mirando por un buen rato su rostro, tratando de encajar las piezas para reconocerle. Cuando lo consiguió se volvió hacia Jimin con una cara de enfado y los brazos cruzados.

- Así que ahora sois amigos, ¿eh? Después de todo lo que nos hizo... supongo que la guerra sí que cambia a las personas, no es cierto, ¿Minho?

- Espera, Tae, se ha disculpado y ahora está todo bien.

- No, Jimin. Si se ha disculpado ha sido para que le salvaras el culo, nada más. Las personas como él nunca cambian.

Antes de que la escena se pusiera más violenta, Jimin cogió a Tae por el cuello y le pidió que le enseñara dónde estaba el sargento. Minho entendió la situación y se marchó por otra parte sin decir una palabra.

Taehyung le contó cómo había acabado allí. Había disparado contra dos enemigos y un tercero le atacó por sorpresa desde su espalda, dándole un golpe con la culata de su arma en la cabeza, haciéndole perder el conocimiento. El equipo de salvamento lo encontró y le llevó hasta el campamento al ver que seguía vivo. Jimin se mostró orgulloso del chico cuando le dijo con una amplia sonrisa:

- Te dije que se me daba bien disparar.

Ya no era el niño al que Jimin debía proteger a toda costa. Ahora se valía por sí mismo. También le contó su parte de la historia hasta que llegaron a la tienda donde estaba Shin.

El sargento se veía entre dos soldados que discutían entre ellos y callaron al ver entrar a Jimin. Shin dirigió la mirada hacia él, esa tan arrogante que tenía y lo miró de arriba a abajo. Seguramente se sorprendió de verle vivo, sin ninguna herida grave.

- ¡Cadete 276! Con razón eras el mejor de la clase. Mírate, tan... vivo.

Jimin se acercó con el ceño fruncido, sin apartar su mirada de la de él. Sacó el bisturí poco a poco, empuñándolo detrás de la espalda.

- Preferiría estar muerto a abandonar a mis hombres, como usted hizo.

El sargento se rió a carcajadas entre dientes debajo de su espeso bigote, ensombreciendo su semblante. Parecía que le había hecho daño justo donde quería.

- ¿Le hace gracia?

- Puedes pensar lo que tú quieras pero estás equivocado, cadete Park. Fue lo mejor para la nación, fue un pequeño sacrificio que...

- ¡Eso fue una matanza, no un puto sacrificio!.- Se le acercó y le cogió del cuello con la mano libre.

Los otros dos hombres le quisieron apartar pero el sargento les indicó que abandonaran la tienda.

- Cadete Park, suéltame ahora mismo. Es una orden.

Jimin intentó tranquilizarse y soltarle pero solo lo hizo antes de verle muy rojo, sin poder respirar.

- Y como tú me has obedecido, yo tuve que obedecer a mis superiores cuando me dijeron que debía dejaros en ese campamento como cebo, para tenderles una trampa a los del norte. Mientras estaban ocupados invadiéndolo, otro grupo les atacó donde más pudimos hacer daño, en uno de sus campamentos base. Créeme que esto ha sido una gran victoria y nuestros soldados abatidos serán recordados como un héroes.

- ¡Traidor!

Jimin le chilló, abalanzándose hacia él, pero el sargento consiguió pararle cogiéndole del brazo. Él le clavó el bisturí en la mano con fuerza, incluso le atravesó parte del mango del arma blanca.

Cuando los hombres entraron tras oír los gritos de agonía del sargento y le arrastraron fuera de la tienda, éste salió con una gran sonrisa.

Había conseguido vengar a todos los hombres fallecidos por culpa del sargento Shin. Aunque aquello no fuera suficiente para la injusta masacre, una sorprendente bandada de pájaros apareció volando sobre sus cabezas antes de irse atravesando las nubes. Y Jimin lo sintió como un agradecimiento y un adiós por parte de sus hombres caídos, que correspondió con el saludo militar, mientras veía como volaban cada vez más lejos.