Capítulo 83

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El estadio era un lío de gritos efusivos y emocionados, sentía como los ojos se me cerraban e intentaba aferrarme a los recuerdos, incluso a los más dolorosos para no dormirme.

-____- Matilde se había bajado del camión, colocandose a mi lado, apretando mi muslo- despierta- mi visión de ella era borrosa, podía observar como estaba levamente encorbada, se había limpiado la sangre con  la mano, dejando restos en su palma, dorso y en la comisura de sus labios-.
-Pulga- aún seguíamos en la arena y quien sea que la metió en esto seguía aquí- tenemos que irnos- me recargue de lleno de la pared, haciendo fuerza con mis piernas para levantarme, sentía mi cuerpo indiferente ante mis ordenes, pero no del todo aún podía hacer algo- no me sueltes, pase lo que pase- me sostenía las muñecas haciendo presión, intentando parar el sangrado, Samantha observaba divertida como intentaba sacar a Matilde por la puerta, que arañaba torpemente la puerta de metal sin manija en un intento por abrirla, Matilde desprendió una mano de su agarre en mi abrigo para intentar abrirla sin mucho éxito-.
-A un lado- ordenó Samantha colocandose a nuestro lado, se tanteo el borde del cinturón sacando su arma con agilidad, disparandole en el sitio que debía estar la manilla, me coloque por instinto de cunclillas cubriendo a Matilde- andando- camino por delante de nosotras abriendo la puerta, ahora todo estaba hecho un revuelo  contrariado, intente levantarme pero había perdido de lleno el control sobre mis piernas, Matilde tiraba torpemente de mi hacía arriba- arriba- Samantha se acercó levantandome, tomandome con firmeza de la cintura, me llevaba casi arrastrando, Matilde nos seguía aferrada a mis ropas-.

Los peleadores restantes en la jaula gritaban y golpeaban las celdas furiosos, unos intentaban escupirnos desde su posición, estabamos cerca de la puerta  grande en arco de ladrillo pintado de amarillo, sucio y llena de telarañas cuando de las escaleras bajo un hombre, con su arma en la mano, seguido de otros dos.

-¿A donde crees que vas?- tenía el cabello corto, ligeramente rubio, su piel tan palida e incluso un poco grisasea, se acomodó sus gafas señalando a Matilde con el arma- esa niña es mía, pague mucho por ella-.

Vale entonces tenía algo claro, no era su padre, Matilde había formado parte de alguna clase de trueque, dinero por una vida, papel verde por un alma inocente.

-¿Comprarla? Cerdo asqueroso ¡No es un objeto!- grite molesta, Samantha me soltó de tajo, me recargue en la pared intentando mover mis piernas dormidas-.
-No irá a ninguna parte- respuso ignorandome, alzando su arma contra mi- Matilde ven para acá- colocó su dedo en el gatillo listo para esperar, tome a Matilde del hombro pagandola más a mi-.
-El único lugar al que ella irá, será a casa conmigo- había estado tantas veces al borde de la muerte que no me importaba el hombre escualido con su arma apuntada en mi cabeza, sin embargo si quería llevar a Matilde a casa tenía que pensar en algo más  sabío que solo resongar-.
-¿Cuánto pagaste por ella?- Samantha había guardado con tranquilidad su arma mientras se levantaba la camiseta, mirando la venda con sangre sobre su estómago-te doy el doble-.
-¿Qué?- el sujeto estaba tan desconsertado como yo, palidecio cuando Samantha alzo la vista para verlo a los ojos y caminar hasta el cual animal por su presa-.
-Baja esa mierda si no quieres que haga un accesorio en tú cuerpo con ella- el sujeto temblaba asustado, dio un vistazo hacía Matilde y a mi, bajo el arma tambaleante- ¿Cuánto pagaste por ella?-.
-Un millón- tartamudeaba ocultando su vista de Samantha que le sacaba una cabeza de altura-.
-Te doy tres millones, ahora apartate- el sujeto la miro admirado, pensandose si debía pedir más dinero aprovechando la ocasión-... antes de que me arrepienta y directamente te mate-.
-E-esta bien, es un trato- extendió  su mano hacía la pelirroja en forma de saludo, esta solo lo miro despreciativa soltando un suspiro, entendio a la perfección, se recorrió tropezando con los de atrás que estaban atonitos-¿Cuándo me darás mi dinero?-ya no era capaz de controlar mis manos, solo presionaba mis muñecas sobre mi cuerpo, sintiendo la sangre humedecer mi abrigo-.
-Sigueme- ordenó antes de girarse a verme- esto debe ser una broma- soltó antes de acercarse para tomarme nuevamente de la cintura, solo que esta vez estaba segura de que mis pies se iban arrastrando por la nieve- docientos mil por la camioneta- Samantha negocio otra vez, el tipo asintio rápidamente con la cabeza, entregandole las llaves, se trataba de una toyota grisasea y desgastada, me abrió  la puerta dejandome caer en el asiento, Matilde asustada se subió enseguida mío cerrando la puerta, pues su antiguo dueño la seguía mirando-.
-___, despierta, ya vamos con Tom y Thomas- me motivó dandome ligeros golpes en la cara, agitandome ligeramente, Samantha se había regresado con el sujeto, tendiendole una clase de cheque, que la daba como nueva dueña de Matilde-.
-Pulga ¿Donde está tú madre?- intentaba mantenerme despierta haciéndole preguntas a Matilde, a lo lejos, tres tipos cargaban con dificultad la Harley, caminando apresuradamente hasta subirla a la parte de atrás-.
-Yo no tengo mamá, ___- su voz triste y resignada me parecía tan lejana, Samantha camino hacía nosotras, arrancandose con brusquedad la venda en el estómago, arrojandola al suelo, se montó en la toyota haciendola vibrar-.

Los topes y los baches eran un martirio total, Matilde me obligaba a cantar una canción para mantenerme despierta, sin saber que muy por el contrario me dormía  con cada estrofa.

-Que encontró Martín, tín, tín, había un ratón, ton, ton, ay que chiquitín, tin, tin, ay que chiquitín, tin, tin, era aquel ratón, ton, ton- cantaba subida en mi regazo, haciendo movimientos con sus manos, intentaba enfocarme en ella, nisiquiera le daba cavidad a los recuerdos que suelen aparecer como película cuando estás al borde de la muerte- era aquel ratón, ton, ton,que encontró Martín, tin, tin, debajo de un botón, ton, ton-.

Matilde debió tener una família  o un tutor que le había enseñado todas esas canciones, o quizás...las había aprendido viendo como otras personas se las cantaban a sus hijos, mientras ella no tenía nada.

Rápidamente reconocí la barandilla de la casa de Tom, donde los cuidadores de la entrada titubearon al ver la camioneta de procedencia desconocida, al ver que era Samantha rápidamente abrieron, le dijieron algo a la pelirroja, algo que ya no podía entender.

-Samantha- la llamé, quería saber, debía saber- ¿Porqué me llevaste allí?-.
-Mientras tú  estas intentando quitarte la vida...hay niños, hombres y mujeres, intenando ganarsela-.

Estaciono cerca de las puertas donde las luces se encendieron demostrando que había vida, Harrison abrió la puerta con sigilo, enfocando su vista en nosotras, rápidamente  bajo las escaleras de la entrada corriendo alarmado sacando su teléfono y llevandolo hasta su oído.

-¡¿Qué paso?!- era como tener tapados los oídos, sabía que había llegado hasta la camioneta, abriendo  la puerta, indicándole a Matilde que bajará para verme horrodizado, lo sabía sin embargo mantuve la vista fija en la puerta que se abrió  de par en par-.

Entonces lo vi, se había cambiado de ropa, apoyado en su muleta abrazaba calidamente por la cintura a una chica de cintura reducida y piernas bronceadas, cuya cabellera rizada bajaba hasta rozarle el trastero.

Tom abrazaba a Keyslee y no parecía que la quisiera soltar.

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Gracias a todas por leer ❤ ya estoy trabajando en el especial, pronto lo tendrán 

Gracias igualmente por los 18k realmente me parece tan irreal que tengo que pellizcarme para creerlo, gracias, muchas gracias, esto es para ustedes 💙

Sálvame [Tom Holland y tú]Where stories live. Discover now