Capítulo 3

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Parada mitad de la habitacion, sosteniendo la toalla sobre mi cuerpo humedecido me convenzo de acompañar a Fere a donde sea que tengan sus planes como el destino.

Camino más como acto torturador que curioso hasta el espejo de mi tocador, donde  al verme todas mis ganas de salir se esfuman como agua en las manos, mis brazos están llenos de cortes y cicatrices,  grandes ojeras cubren mis ojos y una tristeza golpeándome en la boca del estomago .

-Maldita sea- le digo a la extraña que lleva mi cuerpo en el espejo, si Fere se da cuenta que me sigo cortando terminare en varios problemas, por mas decir que le causare una decepción enorme cosa que no puedo permitir-. 

Camino en circulos descalza por la habitación pensando la manera de ocultar mis brazos de Fere, el reloj de pared me indica que faltan veinte minutos para que ella llegara,  conociéndola estaba segura que llegaría antes que eso, por lo que me apure lo mas rápido que pude a atacar el armario, sacando lo primero que encontré: un pantalón de mezclilla oscuro y  una camiseta de manga larga holgada que tenía de estampado los huesos de un tórax. 

Me sentía tan cómoda con  mis ropas que imaginar que tendría que usar algún estúpido  vestido me provocaba arcadas, como si alguien fuera capaz de decirle que no a Fere, me cepille el cabello, mientras rezaba y le suplicaba al cielo que los vestidos fueran de manga larga. 

Estaba relativamente lista, sin estar lista para nada, me tiré sobre la cama nuevamente, cerrando los ojos en busca de obtener el sueño que la pelinegra me había quitado con su llamada, tal como imaginé  mi amiga llamó a mi puerta cinco minutos antes, quitándome mi pedacito de sueño nuevamente, siendo forzada a levantarme para bajar las escaleras y abrirle la puerta. 

-Hola __- dijo totalmente sonriente, llevaba puesto un pants deportivo gris y una camiseta de manga corta cuyo dibujo caricaturesco hacia una enorme competencia con ella por captar mi atención - ¿Que estabas haciendo? -  me estrechó en sus brazos moviéndose ligeramente, permitiendo que mi nariz captará el olor a orquídeas que desprendía su cabello lacio-. 

-Hola Fere- acepte su abrazo, antes de moverme para que entrara con una gran bolsa sobre el brazo- estaba intentando descansar en mi día de descanso ¿Te suena?- Fere desvió su mirada del cuadro de pintura abstracta de mi padre para verme con una mueca fastidiada-. 

-Que amargada- dijo caminando hasta la barra de la cocina donde tomó el pequeño paño con el que secaba los platos para lanzarlo directo en mi cara-. 

-Oye- la recrimine, levantando el paño del suelo, justo para poder apreciar como me ignoraba subiendo las escaleras camino a mi habitación- "disculpame por molestarte ___" "me dejare de misterios y te diré a dónde iremos" "¿No quieres salir? ¡oh! esta bien respeto tu decisión " "No tienes que usar un vestido si no quieres ___" - imite la voz de Fere y las posibles reacciones que me gustaría que tuviese sabiendo que nunca viviría lo suficiente para verlas materializarse-.   

Subí las escaleras con pesadumbre, siguiendo el ruido proveniente de mi dormitorio, donde al entrar pude ver como la pelinegra había extendido sobre la cama cuatro vestidos.

-Elige uno- me dijo palmeando uno de los vestidos con su mano para que eligiera-.

Un frío me recorrió el cuerpo, iba por el tercer vestido y todos eran pagados al cuerpo y sin mangas ¿Que a nadie se le había ocurrido inventar vestidos holgados y con mangas? 

Con el estómago encogido fui recobrando color cuando encontré uno con mangas,  un alivio en mi interior fue tomando cavidad, tome el vestido apresurada para correr al baño a ponermelo mientras  dejaba a Fere confundida ante mi acto decidido y poco usual en mí. 

Sálvame [Tom Holland y tú]Where stories live. Discover now