Capítulo 27

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Apenas llevaba media hora desde que Tom se fue y ya me estaba desesperando, fui hasta la cocina, alguien ya había recogido y lavado los platos, me senté frente a la pequeña mesa donde antes había estado desayunando con Tom y recoste mi cabeza sobre la mesa viendo el hacía el patio, el pasto estaba cubierto por una pequeña capa de agua hielo que empezaba a ceder contra los rayos del sol, me levanté abrí la puerta al patio y salí hasta colocarme enfrente de un pequeño rosal, sus rosas eran blancas y rojas y una que otra con ambos colores me senté sobre el pasto humedo para seguirlas admirando.

-Buenos días señorita ¿Admirando las flores?- un señor regordete con barba de candado con una que otra cana en ella se arrodillo a mi lado para sacar los restos marchitados de rosal y ponerle algún liquido con su pequeño atomizador, debía ser el jardinero-.
-Sí, Holland tiene flores bonitas, pero, de las otras flores hay más cantidad ¿Porqué solo hay un rosal?- pregunte después de haber dado mi rápido análisis por todo el jardín -.
-Lo notaste- dio una pequeña sonrisa y continuo- Hay un solo rosal porque así lo quiso el joven Thomas, después de todo este rosal es lo único que tiene de su madre- miro al rosal con tristeza-.
-¿Es de su madre?- .
-Sí, él y su madre lo plantaron, desde entonces siempre lo cuidaban entre ambos, cuando Nikki murió- bajo la mirada y trago saliva- el joven dejo de cuidarlo, empezó a morir y entonces me dedique a cuidarlo también-.
-¿Desde hace cuanto tiempo trabaja en esta casa?- comencé acariciar uno que otro pétalo-.
-Desde que el joven Thomas era un bebé- río- sabes era muy delgado sus piernas eran como fideos, pero era muy agil y astuto parecía una comadreja- dio un suspiró- a crecido mucho, ahora es un hombre hecho y derecho-.

Rio ante la idea de imaginarme a un Tom pequeño y decido preguntar con deseo de saber más de esa comadreja.

-¿Cómo era Tom de pequeño?-.
-Pues era muy muy cariñoso, le encantaba bailar y fingir que era algún super héroe, era un niño bastante tierno- tomó otro atomizador - me acuerdo que siempre hayaba la forma de animarte,así estuviera triste o cansado de la vida que le hacía llevar su padre- se detuvo unos segundos pensativo y después continuó- se robaba las galletas de la alacena, lo interesante es como se subía, trepaba de un salto y con un brazo de levantaba, con el otro tomaba el otro extremo de la alacena, las tomaba y se iba corriendo, era un loco sin causa, eso si, desde pequeño siempre a sido un caballero, cuidaba muy bien de sus hermanos, los quería mucho-.
-¿Los llegaste a conocer a ellos?- pregunte recargando la mejilla sobre el puño-.
-Sí, algo, eran muy juguetones, Harry y Sam estaban bastante celosos cuando Paddy nació, sin embargo, el Joven Thomas estaba muy felíz, le gustaba jugar con ellos, sonreía bastante- desvío su vista del rosal para perderse en la nada- él no tendría que seguir los pasos de su padre, el debería estar con ellos, ir a la escuela, conseguir un trabajo en el que no este en amenaza de que lo maten a cada hora del día- un brillo de tristeza cubrió sus ojos y el hecho de la veracidad de sus palabras en cuanto que podían matarlo en cualquier momento me helo la sangre, sobre todo porque sabía que se había ido a una pelea grande- aveces no reconozco al niño que vi crecer, es como si su madre al morir se lo hubiese llevado, simplemente es como verlo muerto en vida- me miro con ternura- ¿pero sabes que he notado en estos últimos dos días?- esta vez se sentó a mi lado cruzando sus pies y mirándome con complicidad- desde que te tiene cerca lo notó un poco más...- busco palabras en su cabeza-...vivo- concluyó-.
-¿Vivo?- dije en voz baja-.
-Así es, como si de verdad tubiera ganas de vivir o de volver, gracias por ello- una pequeña sonrisa surco de sus labios- por cierto soy Octavio, mucho gusto- me extendió su mano y la tome-.
-__ West- saludé-.
-Mucho gusto en conocerla, pero será mejor que me vaya a trabajar, el invierno ya esta a la vuelta de la esquina y tengo que preparar a las flores para que sean capaces de soportarlo-se levantó y se sacudió la parte de atrás de su pantalón-.
-Espere- intente pararme pero siempre olvidaba que Mangel me había prohibido hacer movimientos en los que me forzará por mis costillas rotas-.
-¿Esta bien señorita?- Octavio me tendió la mano y me ayudo a incorporarme-.
-Sí, solo que me gustaría ayudarle, la casa es muy grande y nueva para mi, como para estar dentro de ella todo el día además el jardín es grande, la nieve no ha de tardar en llegar y es mucho trabajo para que lo haga solo usted-.
-Mmm no lo se, el señor Holland dejo en claro que usted esta herida y que no debía nisiquiera agacharse o andar de aquí allá- me miro pensativo-.

-Ay andele, Tom no se va a enterar y si se entera yo me encargo, pero por favor, por favor ¿dejeme ayuderle si?- junte mis manos a modo de suplica y puse carita de perrito triste-.
-Sí usted se lastima más por terca el joven Tom hará rodar la cabeza de todos los de servicio- dijo pero Tom no sería capaz de hacer algo así... ¿o si?-.

Tomó sus cosas del suelo y las puso en una carretilla

-Mire, le prometo que haré cosas simples y cuando sienta que estoy dañandome, me ire ¿si? Andele, cuatro manos son mejor que dos - suplique por última vez-.

-Esta bien, pero con una condición- dijo divertido ante mi entusiasmo- que me dejes de hablar de usted y me hables de tú- río- ah y que el señor Thomas no se enteré de nuestra platica ¿eh? -.
-El señor comadreja no sabrá nada lo juro- fingi un saludo militar, Octavio soltó una risa y tomo la carretilla-.
-Sigueme, te diré que hacer-.

Pase la tarde ayudando a Octavio con las plantas, me conto varias historias de Tom cuando era pequeño, tanto buenas como malas, habíamos terminado y Octavio se había ido a casa, me encontraba sentada en el sillón frente la puerta, ya pasaban de las 7:30PM, no habían rastros ni de Miguel o Ruben, ni tampoco de Tom, no había sabido nada de él desde que se fue pero sentía una presión en el pecho.

Sálvame [Tom Holland y tú]Where stories live. Discover now