Capítulo 82

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Matilde corría  a toda velocidad por la arena, deseperada intentando escapar con el sujeto vuelto loco detrás de ella, algo mas que unos pandilleros le hacían daño, todas sus cicatrices...todas sus heridas, la razón por la que le temía a la noche.

-No...no puede ser- me sentía congelada intentaba moverme, pero mis músculos no reaccionaban sobre mi cuerpo-.

La atrapó, la había atrapado levantandola del cuello con una mano e impactando su cabeza contra el suelo, pude escuchar las risas de los espectadores, junto con uno que otro gemido de placer, Matilde intentaba arrastrarse para esconderse debajo del camión.

-No, no, no- me levanté  de golpe intentando hacer un  mapa del estadio y como colarme en la arena, corría por entre los asientos donde los hombres se levantaban asustados  y admirados, abriendome paso, la máscara tenía que ver, no había duda, di otro vistazo a la arena, Matilde se tambaleaba mareada mientras  que él se reía de ella-.

Baje las escaleras de cemento paseando por las celdas, sí memoria no fallaba al fondo debía estar la puerta de camino a la arena, por ahí había salido el sujeto.

-¡Bestia dejame pelear contigo!- grito un hombre palido y delgado detras de una reja, seguí corriendo con las manos y las piernas temblorosas, al fondo de todo había una jaula grande, con rejas de sus cuatro lados, un poco antes, la compuerta-.
-Aguanta Mati- susurre antes de golpear la puerta con todo mi peso y mi fuerza para que cediera seguido de un dolor agudo en el hombro-.
-¿Qué  esta pasando? ¿Porque la bestia esta ahí? - sonó  una voz asombrada  por las bocinas, no tuve menor duda, la máscara le pertenecía a la "bestia"-.
-¡Dejala!- le grite intentando hacer mis manos reaccionar para tomar un machete de filo doble, sin mucho éxito, el mango se resbalaba de mis manos adormeciadas que despertaban con dolor-.
-Bestia- soltó  admirado con voz gruesa, tenía a Matilde en el suelo, con su pesada bota sobre el pequeño plexo solar de la niña, que daba patadas y golpes sin éxito- es un honor- le dio una patada en el sitio haciendo que Matilde soltara un grito ahogado seguido de un hilillo de sangre saliendo de sus labios-.
-¡Que la dejes!- corrí  hacía  ella, el retrocedió al instante asustado y pensativo, ante su acto la multitud lo empezó a abuchear- Mati, pulga, mirame, te voy a sacar de aquí-la castaña me miro confundida unos segundos antes de  levantarse con torpeza, colocándose detrás mío, la muchedumbre había empezado a vitorear "pelea, pelea" , busque a Samantha con la mirada, estaba aún sentada sobre su sitio, había subido sus pies  en mi asiento vacío, intentaba aguantar la risa,  no estaba dispuesta a ayudarme, movió sus labios en una palabra que entendí a la perfección.

-Pelea- seguido  de una sonrisa cínica-.

-¡___!- grito Matilde llamando mi atención demasiado tarde, el sujeto me sometió en el suelo colocando su gran bota en mi cuello y haciendo presión- ¡Dejala animal!-Matilde aún mareada y cojeando tomaba pequeñas piedras para lanzarselas, sentía mi tráquea  perecer ante él-.
-¿Enserio eres la bestia?- no se inmutaba ante las piedras de Matilde, el estadio estaba en total silencio, la mayoría  se había  pegado a la reja completamente impactados al ver a la "bestia" perecer ante el grandulon, me cale alzando mi brazo lo suficiente para darle en la entrepierna, este se separo, me arrastre sientiendome mareada, con la vista  borrosa y sin oxígeno, me intentaba  parar solo consiguiendo caer otra vez-.
-___- chillo asustada  Matilde al ver como él se incorporaba caminando hacía el camion, sacando  una sierra para carne-.
-Atrás Matilde- me obligue a levantarme, protegeria a Matilde, así fuera lo último que hiciera, habían armas por todos lados, menos cerca  mío-.
-Te admiro mucho Bestia, será un honor hacerme de tu cuerpo muerto- soltó  una carcajada y un gemido de placer, activando la sierra y corriendo en nuestra dirección-.
-¡Corre Matilde, rodea la arena, por la puerta por la que entre!- las risas resonaron por el lugar, Matilde obedecio asustada con el maníaco detrás que daba saltos y carcajadas- ¡Mierda!- alguien ya había cerrado la puerta, a diez pasos míos sobre el camión  había un martillo largo, con el mango de acero, o eso quería creer-.
-¡Esto es una putada!- ni él podía aguantarse la risa-.
-Matilde subete al techo del camión y no te bajes pase lo que pase- corrí hasta el camión, sentía mis dedos fríos y muertos, intentaba tomar el martillo con mis manos entumecidas, sintiendo como mis muñecas daban tirones, abriendo la sutura, dando paso a la sangre y al dolor-¡Ahora!- le ordene, ella subió  a regañadientes por la defensa, levante el marillo obligandome a pelear-.
-Muy bien, iré por la pequeña después- apuntó  su arma directo a mi cráneo, interpuse el martillo y terminó atinandole al mango, pequeñas chispas salieron con dramatismo, mis manos temblaban mientras la sangre mojaba mis vendas, si él no me mataba, sí yo no moría desangrada antes, Tom definitivamente iba a matarme-.
-No te metas en problemas- cite aquello que Tom me dijo antes de salir y la magnitud en la que lo había desobedecido, no lo podía mantener así todo el día, levantó su pesado zapato contra mí pateandome las costillas, sumando a la lista de costillas rotas otra más-.

Sálvame [Tom Holland y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora