Capítulo 4

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Me sobresalté al escuchar el ruido de la puerta principal. Mamá no dijo nada sobre encontrarme durmiendo en la sala. En algún momento el cansancio debió haberme vencido. Cogí mi móvil por costumbre, solo para ver que no había ninguna actualización sobre el estado de Maurice. Monsieur le directeur llevaba tres días en coma. Tampoco mensaje de John.

Jack se habría ido temprano como cada noche durante esta semana, Ethan se habría retirado a dormir, y yo me habría quedado de nuevo hasta tarde intentando encontrarle sentido a la situación. Al menos no había habido ningún otro intento de asesinato cerca de mí.

—El sillón es malo para tu columna, Em —comentó mamá mientras colgaba su abrigo a un lado—. Ya luces como si necesitaras una sesión de masajes, no empeores tu postura.

—Lo siento, estuve leyendo hasta tarde —murmuré.

—¿Y qué es todo esto?

Ella se detuvo delante de mí, observando todo el papeleo y dibujos. Lo había cifrado, solo en caso que Ethan decidiera espiar sin que lo notara, aunque estaba orgullosa de decir que mi sueño se había vuelto tan ligero como el de un espía. Tenía toda la información sobre la noche de la supuesta muerte de Orlando Bright, incluso había dibujado un plano de la casa y marcado cada posible escape. Llevaba días analizándolo sin llegar a resultado alguno.

—Quiero resolver el misterio antes de llegar al final —dije levantando la última novela que Jack me había regalado—. Pero no puedo, y llevo horas estancada con esto. Un hombre murió en el acto, un médico certificó su defunción, su cuerpo fue velado, pero la persona enterrada en el cajón años después es otra.

—Entonces el hombre no está muerto —respondió mamá como si fuera evidente.

—¡Lo sé! Pero no entiendo cómo pudo haber sobrevivido.

—Porque nunca fue él —dijo ella alejándose.

—¿Qué?

Me puse de pie enseguida para poder seguirla. Mamá estaba exhausta, como cada vez que pasaba la noche fuera por el trabajo y volvía a casa, y apenas contuve una mueca al ver en un reloj que no eran ni las seis de la mañana. Debería dormir más. Pero ahora mismo, mientras veía a mamá preparar té en su impecable traje de negocios Chanel, solo podía pensar en sus palabras.

—Pensamiento lateral, Em —ella suspiró con cansancio mientras servía el agua en dos tazas—. Míralo de un modo más pequeño. Cuando te venden una imitación Gucci en la calle, puedes estar segura de haber hecho el trato de tu vida porque luce idéntico al original, pero el tiempo mostrará que es una copia barata. Las imitaciones se desgastan con el tiempo, solo son idénticas e imperceptibles apenas son creadas. Te vendieron un Gucci falso.

—¿Y si hay testigos que aseguran era real?

—Un buen timador sabe cómo engañar a todos, incluso un experto. No tienes que darle a un profesional un Gucci real, y luego cambiarlo al momento de la venta. Tienes que hacerle creer desde el principio que lo que sostiene es el original en vez del falso, para que luego nunca note el cambio. Por eso no debes comprar bolsos en la calle.

Mamá me ofreció una de las tazas y luego se apoyó contra la mesada para observarme. Lucía cansada tras pasar toda la noche en vela, pero sus ojos eran serios al mirarme. Ella sabía. Había pocas cosas que mamá pasaba por alto, y estaba convencida que engañarla era imposible, pero la mayor parte del tiempo ella prefería creer las mentiras a preguntar al respecto. No estábamos hablando de un Gucci falso o una novela.

Quizás por eso había podido tener una vida tranquila a pesar de involucrarse con un espía, tal vez esa pretendida ignorancia la había mantenido a salvo todo este tiempo. El cargo de consciencia aun así era inevitable. Sabía que se culpaba por lo que fuera que supusiera de Ethan, y ahora estaba comenzando a hacer lo mismo conmigo.

Phoenix (Pandora #6)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon