Capítulo 10

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Mamá estaba furiosa. No dejaba de farfullar sobre la incompetencia de las fuerzas de seguridad del país y cómo sus impuestos no estaban destinados a personal eficiente mientras lanzaba prendas dentro de una maleta. Había sido imposible ocultarle esta vez lo sucedido, y los hombres de traje habían preferido ir por la clásica excusa de un atentado terrorista. La vieja confiable. Ahora mamá no hacía más que quejarse sobre cómo los medios criminalizaban minorías con esas noticias.

Apenas la estaba escuchando desde su cama. Scarlet ya no estaba. Siempre me había tratado de un modo condescendiente, acusándome de ser la piedra en su zapato, reclamándome por la vida que había escogido, y siempre había estado allí para buscarme. Me había autorizado a conservar mi cercanía con Andy, había pretendido no notar mis constantes infracciones al MI6... Incluso esta mañana, por una fracción de segundo, había lucido preocupado por mí al haber pasado horas sin saber nada.

Y ya no estaba.

Cerré mis manos para que dejaran de temblar. No deseaba pensar en lo sucedido, porque sabía que Ethan debería haber ido con él. Mi hermano... Alejé enseguida esos pensamientos, o hubiera perdido cualquier pretendida calma frente a mamá. Llevaba más de una hora luchando contra las lágrimas, no perdería ahora. Ethan estaba abajo fingiendo ser un buen ciudadano informando a las autoridades lo que había visto, o eso creía mamá. No era como si pudiera decirle que andaba hablando con otros agentes sobre el incidente.

—Esto es inaceptable —continuó mamá—. Ya no se puede vivir en paz en esta ciudad. ¿Acaso las personas no tienen nada más productivo que hacer que volar autos? ¿Y por qué se supone que fue esta vez? ¿A quién hemos ofendido ahora? Esto es intolerable. Primero Paul, ahora esto...

—¿Qué sucedió con tu chofer? —pregunté enseguida.

—Está enfermo o similar, así que la compañía envió un reemplazo. Me niego a subirme al vehículo de cualquier otro que no sea Paul —declaró ella rotundamente—. Así que busqué un hotel cerca de la oficina mientras se solucione esto, porque ninguno de mis hijos permanecerá en un lugar que fue objetivo de terroristas. Y me quedaré allí todo el día.

Solo pude desear que Paul no estuviera muerto también, si Lionel de algún modo lo había hecho desaparecer en un intento por llegar a mamá. Estaba agradecida de la absoluta desconfianza de ella hacia extraños conduciendo vehículos. La imaginé perfectamente corriendo las veinte calles desde su oficina, en sus tacones Versace de diez centímetros, apenas el portero la llamó para avisarle lo sucedido.

—¿Y las negociaciones? —pregunté.

—El mundo puede esperar cuando se trata de ti y Ethan.

—Pero mamá...

—No hay discusión en esto.

Aquello no hacía nada más que alimentar mi pánico. La necesitaba encerrada en una sala discutiendo el contrato de un famoso, rodeada de abogados y seguridad, no fuera. Esto no estaba bien, esto no estaba nada bien, pero sabía que cualquier intento de discusión sería en vano. Una vez que esa mujer tenía algo metido en su cabeza, no había nadie capaz de hacerla cambiar de parecer. ¿Dónde estaba Ethan cuando lo necesitaba?

—Podemos quedarnos en lo de Josh —sugerí—. Y tú aquí para continuar con tu trabajo.

—Se quedarán conmigo —sentenció ella y resopló cuando su móvil comenzó a sonar—. Hombres. Nunca en el momento oportuno.

—Puedes responder.

—Puede esperar —respondió mamá silenciando su teléfono—. Y tú necesitas ver un médico.

Phoenix (Pandora #6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora