Capítulo 1

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—Disfraz, comprendo ahora que eres un pecado del cual ventaja obtiene el Enemigo. ¡Cuán fácil le es al bello engañador imprimir su figura en la cera dócil de un corazón femenino! Ay, que es nuestra fragilidad la causa, no nosotras: somos aquello que ser nos ha hecho. ¿En qué acabará todo?

Contuve la respiración al sentir las puntas de sus dedos ligeramente deslizarse a lo largo de toda mi columna vertebral, segundos después sus labios besaron la piel de mi espalda. Apenas fui capaz de no estremecerme. ¿Cómo era posible que esto fuera real? Sabía que tenía que terminar de vestirme y debería estar repasando mis líneas antes del ensayo, pero me era imposible recordar cualquier diálogo si Jack me distraía de ese modo.

Su mano se deslizó sobre mi vientre encontrando la pálida cicatriz de una puñalada. Siempre hacía eso, quizás inconscientemente a veces, como si creyera que, tal vez, si acariciaba esa marca en cada ocasión pudiera compensar el hecho que había sido causada por mano de su padre sin importar cuánto le repitiera que no debía culparse al respecto.

—Adelante, sigue —susurró—. No te detengas por mí.

Si mi señor la quiere tiernamente, prendado me he de él yo, mísero monstruo, y Olivia, equivocada, prendado se ha de mí, según parece. ¿Cómo terminaremos? Siendo hombre, no hay esperanza en el amor que siento —continué, esforzándome por mantener mi voz estable.

—¿Estás segura que no te has equivocado de líneas, Bright?

—¡Yo jamás confundiría mis líneas!

—¿Entonces por qué esas sonaron como las palabras de un hombre? —preguntó Jack.

Me di vuelta y lo empujé hacia atrás. En menos de un segundo estuve sobre él, mis botas aún sin acordonar, mi camiseta perdida en algún lugar de su habitación. Y no me importaba, porque al menos por estos preciosos minutos el resto del mundo no existía. Sabía que las audiciones eran en menos de una hora, pero no me importaba si luego tenía que correr, no me importaba perder el tiempo siempre y cuando fuera con él.

Me sostuve sobre mis manos. ¿Qué valía Romeo o Hemón o incluso Hipólito en comparación a Jack? Adoraba el modo en que su rubio cabello estaba desordenado a causa de mis manos, la singularidad de su heterocromía al tener un ojo azul y el otro gris, las múltiples cicatrices de su cuerpo como medallas de héroe. Amaba cada perfecta imperfección de él. Me encantaba el modo en que me miraba como si fuera lo único importante en su vida, la forma en que me llamaba Bright sin importar cuántas veces le hubiera dicho mi nombre, la necesidad que sentía de tocarme cada segundo como si temiera que no fuera real. Y no podía culparlo al respecto, porque yo también sentía esa misma necesidad.

—¿Acaso no sabes, simple mortal, que planeo audicionar para el papel de Viola? —pregunté.

—Y sin embargo aquí estás, queriendo robarte mi camisa diciendo que la necesitas.

—La necesito. Debo vestir de hombre y tú eres el experto en cuanto a cambiar de apariencia.

—¿Y sigues pretendiendo que crea que no audicionas para un rol masculino?

—¿Nunca has leído Noche de epifanía?

—Nadie lee teatro a parte de ti —dijo Jack y suspiré.

—Es una comedia de Shakespeare. Es como El sueño de una noche de verano, solo que más complicada, y sin magia esta vez —respondí e intenté lo mejor que pude ignorar lo que sus manos me provocaban al deslizarse por mi piel—. Y Viola, ella sobrevive al naufragio de un barco, pero sabe que como mujer no tiene mucho futuro. Así que decide cambiar de identidad, hacerse pasar por su hermano gemelo que supuestamente murió en el naufragio. Ella pasa gran parte de la historia haciéndose pasar por un hombre.

Phoenix (Pandora #6)Where stories live. Discover now