Capítulo 5

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Estaba lloviendo en Londres, lo cual no era sorprendente, pero no evitaba que mis pensamientos se desviaran hacia lo que la humedad le estaría haciendo a mi cabello. Ni una vida entera en esa ciudad y una fortuna gastada en productos bastarían para olvidarse de esa preocupación.

Suspiré al observar las gotas de agua golpear contra la ventana del restaurant. No era una tormenta, pero dudaba que las ardillas salieran de sus casas en estos días. Eso retrasaría al menos un día nuestro plan de poner a prueba si John era alérgico a los roedores. Era mejor tomarlo por sorpresa y ver la magnitud, a preguntarle y arriesgarse a una clásica mentira de agente.

—¿Está todo bien? —preguntó Andy.

Seguí su preocupada mirada hasta la entrada, donde Jack estaba de pie hablando por teléfono. Lucía casual, fingiendo observar un menú mientras hablaba de un modo demasiado rápido para que alguien pudiera leer sus labios en... ¿Francés? Era casi gracioso de ver, todos sus gestos en apariencia casuales no eran más que el resultado de años de entrenamiento, y últimamente era como si todos sus instintos lo hubiera llevado al modo 100% espía.

Me fijé en Andy y me encogí de hombros para restarle importancia, intentando no reírme ante su sincera preocupación. Confiaba en Jack más que en cualquier otro en lo que a este enemigo respectaba, incluso más que Ethan. ¿Quién para conocerlo mejor? Andy, por otro lado, estaba buscando una excusa para ocultar su clara incomodidad por lo cerca que estaba sentado de su cita.

Era divertido cuan seguro él actuaba en escena, pretendiendo ser los amantes más famosos del teatro, y cuan inseguro era por fuera. El restaurant en Candem había resultado ser más pequeño y concurrido de lo esperado, y mientras que yo no tenía problema, Andy parecía no saber qué hacer acorralado contra la ventana y sentado hombro con hombro con Mila. Ella también tenía sus mejillas teñidas de rosa y mantenía su mirada en la mesa, alguien necesitaba darle un empujón a esos dos con urgencia.

—¿Alguna noticia sobre Maurice? —pregunté y él negó con la cabeza.

—A este ritmo, si no despierta pronto, tendremos que suspender la obra y cuando despierte, nos cazará uno por uno por permitir tal cosa. Será como un film de terror.

—Tal vez se esté tardando por andar renegociando su pacto con el diablo. Debe estar regañándolo y criticando su actuación.

—Le diría que los cuernos es drama innecesario.

—Me apiado de él. No me gustaría tener que negociar con Maurice —admití.

—De seguro sabe cómo estafar hasta al mismo diablo —concordó Andy.

—Al menos podemos disfrutar del tiempo libre por falta de ensayos.

—Si me quedo un minuto más del necesario en mi casa, creo que enloqueceré —él dejó caer su cabeza sobre la mesa.

Mila levantó una mano, y por un efímero instante tuve la esperanza que la pondría sobre su hombro para mostrarle apoyo, pero la volvió a bajar con lentitud sin que Andy se percatara de nada de eso. Cuando todo el asunto de Lionel terminara, me ocuparía de esos dos con urgencia. Sabía que Andy no toleraba el caos que era su casa por la carrera política de su padre, o tener a dos agentes del MI5 sentados en otra mesa del restaurant siguiendo sus pasos, o que la chica que le gustaba se sintiera sofocada por tanta atención.

—Es lo más seguro —respondí.

—¿Le dijiste a mi padre lo que en realidad sucedió con Maurice? Porque está el doble de paranoico, ya no puedo ni ir al baño sin alguien de seguridad.

Había acusación en su mirada, incluso cuando él parecía incapaz de cualquier sentimiento no amable en mi dirección. Mila miró entre nosotros sin comprender. Ella solo conocía la cubierta, nuestro director había tenido un accidente de tránsito de ningún modo relacionado con el chico que le gustaba. Tampoco conocía mi verdadero trabajo, Andy le había dicho que era la hija de uno de sus guardaespaldas y ella lo había aceptado, tan ingenua e inocente como cualquier simple civil.

Phoenix (Pandora #6)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن