Park ChaeYoung siempre ha estado llena de problemas, se siente sola a pesar de tener a grandes amigos, vive una relación toxica bastante codependiente, muy en sus adentros lo sabe pero se niega a tomar las riendas de la situación hasta que es demasi...
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Casi las 4 de la mañana, tambaleándose iba por medio de la calle, ahí iba Suk JongPil, o mejor conocido como Veam, rumbo al departamento donde vivía con ChaeYoung, bebiéndose los últimos tragos de Soju.
Él era modelo, todo un ulzzang, era perfecto pero su mayor defecto era que en los últimos años le tomó gusto a la bebida y la fiesta hasta el amanecer, ChaeYoung soportaba todo eso en silencio porque lo amaba, o eso creía. Soportaba sus desplantes y su altanería, soportaba que de vez en cuando se fuera con otras chicas a pasarla bien, solo una mujer demasiado sola puede soportar todo eso a cambio de estar con alguien, y ChaeYoung se sentía sola aún estando con Veam.
Abrió de golpe la puerta del departamento sobresaltando a ChaeYoung que estaba recostada sobre su cama pensando en un sin fin de cosas, al escuchar el ruido de inmediato salió del cuarto para ir a ver de quien se trataba. Todo estaba oscuro, pero entraban destellos de luz por los letreros de neón que tenía el edificio que estaban frente al edificio de su departamento así que pudo ver claramente que se trataba de Veam que estaba recargado de espaldas en la puerta sosteniendo la botella vacía mientras observaba el techo con una mirada completamente turbia y desorientada.
-¡me asustaste! –ChaeYoung prendió la luz de la sala y con cuidado tomó a Veam para llevarlo a recostar, él se apoyó en sus hombros mientras se arrastraba al cuarto, reía cínicamente mientras Rosé lo dejaba caer en la cama para quitarle la ropa, como siempre lo hacía.
-eres una tonta –seguía entre risas, ella se detuvo de golpe para mirarlo con odio.
-¿Dónde estabas? –era evidente que no le diría.
-¿te importa? –se levantaba de la cama sin dejar de mirar a Rosé con mucho desprecio, lo ignoró y sintió que las lágrimas saldrían así que se agachó para quitarle los zapatos.
-¡déjame en paz! Puedo hacerlo solo –la aventó de los hombros haciéndola caer al suelo, Veam trató de desamarrar las cintas de sus tenis, para después aventar su camisa. Ella solo lo miraba desde el suelo con las lágrimas rodando por sus mejillas, él ni siquiera la miraba, le era indiferente, estaba harto de ella. Casi 5 años viviendo juntos habían acabado con el cariño que alguna vez le tuvo.
-te calentaré de la sopa que hice –ella hacía un último esfuerzo para sentirse valorada, pero todo era en vano.
-¡no quiero nada! Bueno sí, quiero que me dejes en paz –se levantaba para mirarla fijamente a los ojos –déjame dormir en paz –después de haber dicho esto último se dejó caer a la cama para pronto quedarse dormido mientras que ella en silencio para no despertarlo y hacerlo enojar lloraba sin dejar de mirarlo. Tomó sus tenis y los llevó a la entrada de la casa. Trató de limpiar un poco el desorden que había ocasionado y una vez terminado se recostó junto a él, y mientras lo miraba fijamente peinaba su cabello lentamente para no despertarlo.
-es la única manera en la que puedo tocarte sin que te enojes –decía ella con un gran dolor en su corazón, sabía que esa relación ya había terminado desde hace mucho pero se negaba a aceptarlo. no quería aceptarlo.
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