Capítulo XXXVIII

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No fue hasta que sus ojos fueron a dar a la sudadera que traía puesta cuando los destellos azules y la sonrisa ensanchada le iluminaron el rostro de una manera que te derretía el corazón.

—Fue una buena decisión —murmuró mientras depositaba un beso en mi frente—. ¿Estás lista?

Asentí, me sonrió y se encaminó hacia las escaleras para desaparecer en la planta alta. Miré a los alrededores de la calle, completa oscuridad, no se escuchaba nada más que el sonido del aire helado moviendo las plantas y las hojas de los árboles, era una escena bastante tétrica. Los pasos a mis espaldas me obligaron a poner toda mi atención sobre Jayden quien iba bajando con las maletas en sus manos, me miró con suavidad y unos minutos después ya estábamos saliendo de la residencia.

El camino era tranquilo, Jayden estaba a mi lado concentrado en la calle mientras yo estaba absorta en mis pensamientos, miraba como las luces y los edificios se iban quedando atrás mientras nos alejábamos de mi casa y un extraño sentimiento crecía en mi interior.

Últimamente mis días pasaban como sueños, no tenía a nadie más que a Skyler, Ethan estaba desaparecido desde entonces y el Jayden que vivió conmigo tiempo atrás parecía más un recuerdo lejano que una realidad. Sentía mi vida pasar en cámara lenta y rápida a la vez, había una incertidumbre en mi interior al no saber si mi vida volvería a ser como era antes, sentía que el mundo ya no estaba mirándome, como si se hubiera olvidado de mi existencia. Estaba asustada, por mí, por Jayden y por el resto de los chicos, no sabía que podía llegar a pasar y me dolía verlos metidos en esto, conocía la historia de Jayden y ayer Mason me había hablado de cómo se había envuelto en todo esto cuando huyó del orfanato donde lo golpeaban; no dudaba que los demás tuvieran una historia igual de trágica.

Me sobresalté cuando sentí la mano de Jayden atrapar la mía, giré mi rostro topándome con su mirada enternecida, me sonrió—: Todo va a estar bien.

El aire en mis pulmones salió casi al instante y dibujó una sonrisa en mi rostro, porque siempre que escuchaba su voz sentía que nada podía salir mal; le dio un ligero apretón a mi mano y la soltó para volver a ponerla sobre el volante.

Minutos más tarde llegamos a su edificio, primero íbamos a reunirnos con los chicos para  perfeccionar unos "detalles del plan" y después nos iríamos todos juntos a donde sea que tengan planeado.

Subimos hasta su piso y nos apresuramos a entrar a su apartamento en dónde los chicos ya nos esperaban con sus maletas en el living, me saludaron efusivamente a lo que yo les sonreí, era extraño como me sentía feliz de verlos de nuevo.

—¿Quieres dormir un rato mientras nos vamos?

Negué—: Creo que sólo quiero recostarme.

Asintió y me acompañó hasta el sofá reclinable, se quitó a chaqueta y me la colgó en los hombros.

—No tardaremos mucho.

Asentí y lo miré alejarse hasta desaparecer de mi vista en la habitación de al lado.

Suspiré y sentí como de nuevo el peso de estar sola en la habitación recaía sobre mí, sin embargo el perfume de Jayden impregnado en la chaqueta dispersó cualquier inquietud que comenzaba a formarse en mi interior.

Me llevé la mano al rostro, el lado izquierdo me dolía con el recuerdo de la mano de Alec, pero me dolía más el pensar en Ethan, no lo había visto desde aquella vez después de la gala y la imagen que había quedado grabada en mi memoria, de él empuñando un arma, era algo que no podía sacarme de la cabeza. El corazón se me comprimía cada vez que su recuerdo volvía a mi memoria, era desconcertante como me dolía más pensar en él que en Alec. Aunque, bueno, Alec es un cretino.

CustodioWhere stories live. Discover now