Cada movimiento que hacía tensaba sus músculos por debajo de la piel. No es que su cuerpo estuviera muy musculado, ya que estaba delgado, pero sí lo estaba algo más que el suyo.

No supo si fue por la admiración de sus fuertes movimientos o por otra cosa que no lograba entender, pero su mirada se posó en su cuerpo medio desnudo sin decir una sola palabra.

Lo que le delató fue el ruido de sus botas al pisar el tatami.

Yoongi se giró hacia él, con el flequillo pegado a la frente y el rostro brillante. Sus ojos rasgados le distrajeron y llamaron su atención al instante.

- ¿Qué haces aquí? Deberías estar con los otros.

- No suelo seguir las reglas estrictamente.- Se encogió de hombros sin evitar fijarse en el abdomen perfectamente formado del otro chico, antes de que se pusiera una camiseta.

- Sígueme.

Éste hizo caso a su superior, que le condujo hasta el pasillo de nuevo, para terminar en una de las habitaciones del segundo piso. Cerró la puerta tras él cuando Jimin entró. Dedujo que le había llevado hasta su propia habitación, al ver un pequeño armario con su uniforme colgado, un escritorio con papeles y una cama. Jimin alzó una ceja sin saber muy bien el motivo por el que le había traído hasta ahí.

- Voy a darme una ducha.- Le anunció al abrir una segunda puerta dentro de la habitación: el baño.- No toques nada y quédate quieto.

- Sí, señor.- Bromeó él con la mano en la frente, haciendo el saludo militar.

Al escuchar el grifo, que hacía correr el agua de su ducha, Jimin ignoró su aviso y comenzó a husmear para averiguar más cosas sobre el misterioso chico.

Abrió casi todos los cajones en riguroso silencio hasta que encontró uno que sí contenía cosas. Estaba su placa, junto a tres bandanas de diferentes colores, un reloj y una foto antigua. Jimin cogió la fotografía para verla mejor, parecía una foto familiar, con su padre, madre y hermano.

El hombre, de aspecto serio y mirada estricta, miraba al frente y se alzaba entre ellos. La mujer miraba al niño que tenía entre los brazos, sonriendo ampliamente. El otro niño, cogía a su hermanito de la mano.

En seguida volvió a dejar la foto y cerrar el cajón cuando escuchó a Yoongi abrir la puerta.

Se había cambiado de ropa, por una camiseta más cómoda, azul oscura, que resaltaba en su pálida piel y unos pantalones vaqueros rotos por la rodilla.

Jimin pudo oler su colonia y su piel limpia cuando se sentó a su lado, en la cama, a una distancia prudente.

- Yoongi, ¿cómo era tu vida antes de unirte a las fuerzas especiales?

Su pregunta dejó sorprendido al otro, que parpadeó varias veces antes de contestar, pensando bien su respuesta.

- No necesitas saber eso.

- Por favor, no sé nada de ti excepto tu edad y tu nombre.

Subió una pierna a la cama, girándose hacia él, hasta quedar frente a frente. De esa manera no podía escapar de sus preguntas.

- Qué niño más pesado eres.- Cerró los ojos Yoongi, suspirando pesadamente antes de contestar.- Pues normal, supongo, como la de todo el mundo.

- ¿Y qué hay de tu familia? ¿Tienes hermanas? Yo tengo a mi madre y mi hermana pequeña, deberías conocerla, si yo te parezco pesado ella está a otro nivel.

- ¿Tú crees?.- Le picó como solía hacer, mirando hacia la ventana para evitar sus ojos.- No, no tengo madre, hermana ni hermano. Solo a mi padre.

Cuando pronunció la última palabra, Jimin supo que algo ocultaba bajo el significado que él le daba. Por lo que él sabía, el señor Min tenía un alto cargo en el ejército, pero nada más sobre la relación con su hijo.

Le sorprendió también que el niño de la foto no fuera su hermano mayor, como se había figurado. Le quiso preguntar por ello, pero se aguantó mordiéndose la lengua. No quería perder su confianza ahora que comenzaba a contarle cosas sobre él.

- Ya veo. Bueno, así que ésta será nuestra última noche... debería regresar, Taehyung estará preocupado.

- Si ésta es nuestra última noche, deberíamos hacer algo para memorarla.

Yoongi recorrió con su mano los dedos de la mano que Jimin apoyaba en el colchón. Su espalda se irguió al contacto, poniéndose nervioso. Preguntándose qué vendría después.

El otro chico se acercó a él peligrosamente, Jimin se echó un poco hacia atrás, hasta darse con el cojín y la pared. Por lo que no podía retroceder más. Se echó el pelo hacia atrás y tragó saliva de golpe a la vez que la mano de Yoongi se deslizaba hasta su hombro y se posicionaba en su cuello, recorriendo todo su brazo. Le hacía sentir un cosquilleo a cada paso que daba, bajo su piel.

Cuando le cogió del cuello suavemente y lo atrajo hacia él, Jimin agachó la cabeza, respirando pesadamente.

- Espera... yo... no... nunca...

Yoongi le sonrió enseñando todos su dientes, entendiendo lo que quería decir, pero sin retroceder un solo centímetro.

- Tranquilo, seré gentil.

Park Jimin, que se había lanzado sin temor a un duro entrenamiento, peleado contra tres hombres, disparado con una pistola, enfrentado a aquel mundo cruel que le rodeaba, estaba aterrado ante la idea de estar con otro chico.

Yoongi acercó suavemente sus labios a los de él, besándole. Era la primera vez que lo hacía y deseaba más. Le cogió de la camiseta para quitársela a medida que la intensidad de sus besos aumentaba y el calor de ambos se hacía presente en la pequeña habitación.

- Pero no quiero que lo seas.- Le susurró Jimin en la oreja mientras se quitaba su propia camiseta, con la ayuda de las fuertes manos de Yoongi, que recorrían su cuerpo desesperadamente.

Bulletproof • Yoonmin •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora