59. "Día siguiente"

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-Buenos días amor. - Saluda rodeando con sus brazos mi cintura a la vez que me dan un beso en el cuello.

-Hola. Estaba viendo tus fotos, es muy tierno de tu parte tener todos estos recuerdos.

- ¿Tierno? Para nada, mi terapeuta me recomendó tener presente los motivos por los cuales quiero mantenerme concentro y no perder los estribos. Mi familia, amigos y sobre todo tú son mis fortalezas.

- Y. ¿Por qué esa foto?

- ¿Cuál? Ah, esa. Nos vemos bien en ella.

-No me gusta mucho. –Bueno, la foto en si no tienen nada de malo, solo que me recuerda lo acontecido en los baños del bar.

Por su parte solo se encoge de hombros y la retira de la pared como si quitaras una pelusa de cualquier mueble, en principio me indigna por la poca importancia que le da al asunto, de la cómoda saca un nuevo marco que coloca en el espacio vacío. –Tienes razón, está es mucho más apropiada ahora.

No puedo evitar el sonrojarme de pena con el cambio de imagen, ya que fue tomada en su carpa antes de comenzar el torneo, en donde él planta un beso en la mejilla a un sorprendido Diego. –Mejor. –Le dijo. –Aunque en esa tú luces como un príncipe y yo un mozo de cuadra.

- ¡Ja ja ja! Ok, eso quiere decir que tendremos que tomarnos muchas fotos más hasta dar con la indicada. -Se burla de mí rodeándome con sus brazos desde la espalda tratando de robarme un beso, a lo que yo jugando, trato de resistirme sin mucho afán.

Estando en ello suena una alerta en su celular recordándole que hoy es día de escuela. ¡Vaya manera de cortarle a uno la inspiración! –Apurémonos que ya es tarde. – Es claro que su intención es que ambos nos presentemos a clases.

Pongo como excusa desesperada el que he dejado mis cosas en casa, a lo que Omar me recuerda que prácticamente viaje con mis libros de la escuela, los cuales permanecieron en la maleta todo el tiempo y sin darme oportunidad a cuestionar sobre el paradero de las mismas, abre la puerta de su habitación para mostrarme que están intactas en el pasillo. Con ello, de paso, hecha por tierra mi siguiente objeción, no tengo ropa que ponerme.

Una vez más presume de nuestra conexión al abrir su closet y sacar algunas prendas. –Y si lo que necesitas es ropa limpia, puedes usar la mía cuanto gustes. - ¡Joder! A veces lo odio y mucho.

Al saberse vencedor Omar se dirige a la regadera no sin antes invitarme a acompañarlo, acepto a regañadientes pues lo conozco lo suficiente para decir que no dejara que falte.

Una vez arreglados bajamos al departamento de sus padres, donde Miriam nos espera con un plato de cereal y fruta picada, no puedo dejar de agradecer el detalle ya que se me hace muy tierno de su parte, además me recuerda mucho a mi propia madre.

Salimos de su casa con solo veinte minutos antes de que inicie la primera hora, nunca antes había salido tan tarde por lo que comienzo a impacientarme. Él sin embargo se toma su tiempo para acomodar nuestras mochilas en las alforjas, colocarse el casco y darse un último vistazo por el espejo retrovisor antes de poner en marcha el motor. Lo bueno de haber llegado tarde es que no hay casi nadie en el estacionamiento que nos vea juntos, ni bien apaga el motor me bajo de la moto para salir corriendo hacia mi salón. Con una carcajada me chifla para recordarme que aún traigo puesto el casco y he dejado mis cosas en la alforja, apenado regreso a toda prisa.

Con todo lo ocurrido el fin de semana podría esperarse que me sintiese igual o más paranoico que en los semestres anteriores, volteando constantemente a uno y otro lado en busca de agresores potenciales, sin embargo, no ocurre así este día. Tal vez sea porque además de mí, solo están enterados mi novio y Luis, que, aunque puede llegar a irse de la lengua un poco cuando se entusiasma de más, también confió en que sabrá comportarse y controlarse. Espero.

The Teacher's Son [Gay + Adultos]Where stories live. Discover now