El anillo

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Autor:Dubbhe
Se frotó la frente con las yemas de los dedos, intentando ahuyentar el dolor de cabeza, pero éste seguía atormentándola, al igual que sus pensamientos. Suspiró un poco y frunció el ceño. Miró de reojo a su marido, sentado al otro lado de la cabaña, que ahora la observaba con curiosidad.

-Estás bien, Kagome?-preguntó, moviendo un poco las orejas hacia atrás como le pasaba siempre que algo le preocupaba.

-Eh? Sí, sí, tranquilo.-se limitó a responder, con la mirada fija en su dedo anular.

Su respuesta fue dada en apenas un susurro, una falta de entusiasmo tan poco corriente en ella que en vez de calmar a Inuyasha sólo consiguió inquietarlo más.

-Te duele algo?

Ella no respondió, ni siquiera le escuchaba, sumergida en sus propias cavilaciones. Sus ojos no podían dejar de contemplar con amor pero a la vez con miedo el fino anillo que reposaba en su dedo, símbolo de su unión con el mediodemonio que le había robado el corazón casi desde el primer momento en que cruzaron la mirada.

-Ey! Kagome!

La aludida escuchó el llamado esta vez, pero siguió sin responder. Lo miró con el ceño un poco fruncido, concretamente buscó en los bordes de la manga izquierda del traje de rata de fuego. No, en esa ocasión tampoco la llevaba. Se había dado cuenta esa mañana, cuando lo había visto hablando con Miroku y Kaede por asuntos de defensa del pueblo mientras seleccionaba hierbas pocos metros más allá. Después de varios segundos embelesada, feliz y orgullosa al observarle y repetirse a sí misma que ese hermoso ser era sólo suyo, Inuyasha había levantado ambas manos para ponerse en su típica posición de brazos cruzados, y su alianza dorada había brillado por su ausencia.

Sí, ese motivo que para muchas otras mujeres hubiera resultado insignificante llevaba todo el día comiéndosela a preguntas. Y si Inuyasha se arrepentía de su matrimonio? O se avergonzaba de estar casado con ella? Y si él había perdido el entusiasmo? Y la peor de todas las suposiciones, la más dolorosa...Y si Inuyasha había dejado de quererla? Sus ojos se humedecieron.

-Oye...Pequeña, qué ocurre?

El tono de voz repentinamente asustado de su esposo la devolvió a la realidad, al igual que la calidez de los dedos que ahora le sujetaban el mentón para que lo mirara. Se había dado cuenta de que él se había acercado, pero no había hecho nada por impedirlo. Ante la mención de ese apodo cariñoso, su apodo, el doloroso nudo que tenía en la garganta se había aflojado un poco, pero no lo suficiente, ni por asomo.

-Kagome, maldición, qué te pasa? Sabes que puedes contarme lo que sea. Juro que si alguien te ha hecho algo no volverá a ver la luz del día...

La desesperación del mediodemonio logró arrancarle una media sonrisa, y el brillo sincero de amor en sus ojos dorados terminó la tarea al cien por cien. Sonrió ampliamente hasta el punto de soltar una risita, bajando la mirada. Qué tonta era. Y qué paranoica. Él pareció querer decir algo más, tal vez quejarse por tanto misterio, pero Kagome se limitó a anular la distancia y besarlo con ternura. Inuyasha respondió de inmediato, colocando una mano detrás de su cuello para impedir que se alejara de él. La chica sonrió entre el beso, riéndose de sí misma. Sólo ahora se daba cuenta de algo que no había conseguido concluir en todo el día: que Inuyasha no llevara puesta la alianza no significaba absolutamente nada, al menos no mientras ese "Te amo" estuviera tan presente en las miradas que él le dedicaba, y la adoración estuviera impresa en sus caricias. Seguramente había perdido el anillo con lo desordenado que era y no se había atrevido a contárselo por miedo a cómo se lo tomaría, no tenía por qué haberlo hecho adrede...Cómo no lo había pensado antes?

Casi te pierdo.Where stories live. Discover now