Sólo mentiras

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Sólo mentiras
Por Lollipoop

Llevaba casi dos horas esperando afuera de ese hotel. El frío le calaba hasta los huesos y los copos de nieve le empapaban la chaqueta que traía puesta.

Estaba esperando una prueba, algo que le comprobara sus sospechas, porque necesitaba quitarse esa maldito máscara que llevaba puesta durante tantos años. Quería conocer la dura realidad y tal vez, sólo tal vez, podría reclamarse a sí misma por ser tan estúpida.

Aún recordaba esa llamada de teléfono.

Era sábado, uno de esos días en los que Kagome no tenía nada qué hacer, por lo que procuraba acostarse en el sofá y ver un poco de televisión. Iba a estar sola toda la tarde, su esposo había ido a Kyoto para ver un nuevo negocio y le dijo que iba a regresar hasta el domingo en la noche, por lo que ella tenía todo el día libre.

Se encontraba en pijama de dormir y despeinada.

Estaba muy entretenida, hasta que escuchó el timbre de su celular, inmediatamente la chica se levantó rápidamente para atender la llamada, claro que después de algunos tropezones.

—¿Bueno?... —atendió rápidamente un poco agitada debido a la carrera que había hecho de la sala hasta su recámara.

—¿Se encuentra Kagome? —le habían respondido.

—Sí, soy yo. ¿Quién habla?

—Eso no es importante. Sólo te quiero decir que tu marido no está de viaje.

—¿Perdón? ¿Quién es usted? —preguntó dudosa, ¿quién le hablaba? ¿Cómo que Inuyasha no estaba de viaje? ¿Entonces?

—Has sido muy ingenua niña. Te han engañado tantas veces y en tu propia cara —dijo en un tono de lástima—. Si quieres encontrar a tu marido, te recomiendo que vayas al Palace Hotel Tokyo y te llevarás una sorpresa.

—¡Espere! ¿Qué quiere decir?

Ya no le respondieron, pues la otra persona había colgado.

Sus bonitos ojos castaños estaban empañados de lágrimas y su corazón latía lentamente inundado de un sentimiento de duda. ¿Debió haber hecho caso a esa llamada? Quizás y todo era una broma, quizás Inuyasha no la engañaba, pero sólo quizás.

¡No, no y no! Ella no debía desconfiar de la persona que amaba, tampoco debía dudar, eso era horrible. ¿Inuyasha engañándola? ¡Era imposible! Se prometieron amor eterno en el altar, también prometieron fidelidad y confianza, todo aquello no podía irse por la borda sólo por una llamada, Kagome no iba a dejar que todo se destruyera por una intriga.

Te estás engañando a ti misma

Claro que no, eso no era verdad. Sólo tenía miedo de descubrir la realidad.

Su cara denotaba la tristeza y confusión que tenía en esos momentos. Su cuerpo titiritaba de frío, ¿y quién no? Estaba en pleno invierno, eran las 2:00 am y ella sólo traía puesta una ligera chaqueta. Se abrazó a sí misma y frunció el ceño. Llevaba mucho tiempo afuera del lujoso hotel y nunca vio nada, así que era mejor regresar a su casa, darse un baño con agua caliente y dormir un poco. No iba dejarse engañar por otras personas nunca más. Empezó a caminar lentamente hacia la calle para ver si podía encontrar algún taxi.

Entonces... por enredos del destino, presentimientos o sucesos que tienen que pasar, Kagome volteó y vio lo que nadie quiere ver... a tu marido con otra mujer.

Los vio en la puerta del hotel, muy contentos. Inuyasha abrazaba con un brazo a la mujer y ésta le susurraba palabras al oído. Kagome se quería morir.

Casi te pierdo.Where stories live. Discover now