56. ¿Dónde quedo yo?

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Con el carrito de postres y el tiempo encima mamá por fin tiene el valor de hablarme directo a la cara.

-Hijo, me alegra enormemente el que hayas venido, no sabes lo feliz que estoy de tenerte a mi lado en este momento. Al igual que a todos ustedes.

-Yo también mamá. –Tomo su mano con cariño.

-Hay algo más que me gustaría celebrar esta noche, nos gustaría celebrar. –Se corrige mamá a la vez que sostiene la mano del vecino.

-Diego. –Esta vez es Sergio quien se dirige a mí. –Rebeca y yo hemos estado saliendo por un tiempo, como algo más que amigos, quiero decirte que mis sentimientos por ella son fuertes y sinceros, por lo que me gustaría pedirte tu consentimiento para formalizar nuestra relación.

¡Boom!

Una estampida de pensamientos se desata en mi cerebro, tantas ideas, sentimientos, pronósticos, posibles consecuencias me aturden al punto que no tengo ni la más remota noción de cómo debo actuar. Desconozco si son horas, minutos o segundos los que me desconecto de la realidad.

Debajo de la mesa, la mano de Omar apretándome ligeramente el muslo me trae al presente. Inhalo profundamente y con algo de dificultad, pues incluso me he olvidado de respirar en mi "short-circuit".

-Yo, amh. –Escruto entonces la mirada de todos en la mesa, en especial la de Iván, ya que él también debería dar su opinión al respecto ¿o no? Por su expresión expectante ante mi respuesta me imagino que él ya está al tanto de lo que sucedía entre ellos. Recuerdo entonces la foto que encontré anoche, es evidente que el sujeto no era otro que Sergio, y si ambos salían a cuadro eso quiere decir que lo más seguro es que fuera el mismo Iván quien la hubo tomado.

- ¿Estas bien? –Me pregunta Omar en voz baja.

-Sí, supongo que lo estoy. –Le respondo girando mi atención a él. -Si ambos son felices por mi está bien. –Esta vez me dirijo a la pareja con una sonrisa tímida.

-Gracias Diego. –Suspira aliviado. Acto seguido se levanta sacando una pequeña caja negra del bolsillo de su saco para arrodillarse frente a mamá. –Rebeca Alvarado, eres una mujer extraordinaria e increíblemente hermosa, desde que te conocí has iluminado mis días. Te amo. Rebeca, Becky, ¿Me harías el honor de ser mi esposa?

Con lágrimas en sus ojos y una enorme sonrisa en sus labios, voltea a verme. Más animado de lo que en realidad creo estar le confirmo mi aprobación. Ella al principio solo sube y baja la cabeza con movimientos muy lentos que pronto van subiendo de velocidad hasta que por fin logra pronunciar. –¡Sí, quiero que seas mi esposo!

Nuestra mesa y las del rededor se unen en aplausos. Sergio pide nos traigan una botella de champagne para brindar.

- ¡Salud por los novios! –Brindamos chocando nuestras copas.

-Por los novios. Repite mamá en voz baja guiñándome un ojo al chocar nuestras copas por segunda vez.

Lo que me mantiene centrado en este momento es la mano de Omar sosteniendo la mía por debajo del mantel, lejos de miradas indiscretas. Las pequeñas luces nos iluminan cual estrellas en esta noche, reflejadas en sus pupilas color avellana que no han dejado de cautivarme cuando me miran.

De regreso a casa venimos: Omar, manejando el auto de mamá, Iván en el asiento trasero y yo de copiloto, aunque como si ni existiera. Por más que doy vueltas en mi cabeza no logro definir cómo me siento con respecto a, ellos juntos. Escucho como vienen hablando sobre temas que sinceramente no me interesa entender en estos momentos, lo que necesito es cerrar los ojos y dormir. Para mí mala suerte la velada continúa en el departamento de nuestros vecinos.

The Teacher's Son [Gay + Adultos]Where stories live. Discover now