Bulletproof • Yoonmin •

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Les hicieron salir al campo de entrenamiento directamente y sus manos comenzaron a sudar, esperando lo peor.

- Ahora veremos el nivel que tenéis cada uno. Como sabréis no disponemos de mucho tiempo para entrenaros, de hecho vamos a contrarreloj así que a espabilarse, chavales. Vamos a formar otros dos grupos, a mi derecha, los que tengan experiencia militar, por muy mínima que sea me vale. A mi izquierda los que no tengan ni puta idea, ¿entendido?

Jimin se volvió a colocar a la izquierda mientras la mayoría se iba a la derecha. A su lado solo quedaban unas doce personas. Vio que todos ellos estaban entre sus veintiseis a treinta años, seguramente esperaban hasta el final para hacer el servicio militar y no lo hicieron a tiempo, antes de que empezara la guerra.

Otro chico y él eran los únicos que parecían los más jóvenes. El chico se acercó discretamente, parecían igual de perdidos.

- Hola, mi nombre es Kim Taehyung.- Le dijo con una sonrisa que enseñaba todos los dientes alineadamente perfectos.- ¿Cómo te llamas tú?

- Soy Park Jimin.- Le tendió la mano, a lo que el otro aceptó alegremente.

- Me alegra conocer a alguien como yo, ¿cuántos años tienes, Park Jimin?

- Puedes llamarme Jimin, tengo veintidós.

- ¿De verdad? Woah, yo también soy así. Quiero decir, que tengo la misma edad.

Le pareció un chico un poco extraño pero le cayó bien, que sonriera en momentos así le daba algo de fuerza y su comportamiento le hizo sonreír también. Eso antes de que el instructor Shin hablara de nuevo y les hiciera callar.

- Empezaremos por los que no tenéis ni puta idea de nada, así será más fácil. He preparado un circuito que vais a hacer que hacer en un tiempo menor a un día.- Se rió de ellos con carcajadas que daban tanto miedo como cuando hablaba seriamente.- ¿Podréis hacerlo o será demasiado? Eh, los dos más jóvenes, ¿habéis entendido? Vosotros dos seréis los últimos.

Ambos asintieron muertos de miedo y se miraron el uno al otro. Taehyung apretó el puño y le dio ánimos por lo bajo mientras fingía que todo estaba bajo control.

Empezaron ha hacer el circuito los otros doce, teniendo dificultades en la mayoría de partes y tardando bastantes minutos en acabarlo, bajo las risas y la mirada crítica del sargento y los del otro grupo. Uno incluso se lesionó el pie saltando una barrera y cayendo sobre su tobillo. El sargento comenzó a chillarle en la oreja todo lo malo que se lo podía ocurrir en vez de ayudarle y otro de su grupo le llevó a la enfermería.

El siguiente turno fue el de su nuevo compañero. Jimin le dio unas palmadas en la espalda para animarle silenciosamente. Le dio mucha lástima verle tan asustado cuando hacía un instante le sonreía como el niño más feliz del mundo por haber encontrado a alguien de su misma edad.

Comenzó bien y más rápido de lo que Jimin se esperaba. Era ágil y rápido pero no muy fuerte y eso se vio venir a mitad del recorrido. << Vamos, vamos, Taehyung, tú puedes>>, le decía en su cabeza, mordiendo su labio inferior de los nervios.

No podía escalar la barrera de unos metros de alto que parecía dar problemas a todo el mundo. Subía por la cuerda hasta la mitad, pero después sus piernas comenzaban a temblar del esfuerzo que ejercía y acababa cayendo al suelo lleno de barro. Lo intentó unas cinco veces hasta que el sargento Shin le gritó desde nuestro lado del campo que parase.

- ¡Para ya, inútil!.- Se llevó una mano al entrecejo, frustado.- Estoy rodeado de niñas que solo vienen a jugar. ¡Dentro de unos días iréis a la puta guerra! ¿Creéis que es un maldito juego de mierda? ¿Que puedo enviar a mujeres como vosotras a luchar?

Tras un silencio que pareció eterno se dirigió hacia Jimin, con una mirada de furia y le cogió por el cuello de la camisa, alzándole de puntillas.

- Más te vale hacerlo decentemente, porque sino estás muerto, cadete 276. Salva a tu puto grupo de débiles o os mandaré a la puta calle, ¿entiendes lo que digo, niñato?

Podía escuchar las malditas risas de los demás hombres del segundo grupo a través de su voz.

Se arregló el cuello de la camisa cuando le soltó y le dejó de nuevo en el suelo, enfadado. Se la había hecho más grande de lo que ya le venía.<< Genial>>, pensó él, enfadado.

Se colocó con andares furiosos sobre la línea donde comenzaba el recorrido, con la mirada concentrada en él, huyendo de aquel mundo gris, que tenía números por personas, gente cruel y guerra, y fijándose solamente en su respiración y el latido de su propio corazón.

Estaba dispuesto a demostrarles que valía mucho más que ellos, que se burlaban, sin tener nada de experiencia.