Preparación.

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Prue logró interceptar a Patíbulo antes de que este llegara a la entrada del bosque. Tuvo que correr para alcanzarlo, y a pesar de que había llamado a Patíbulo a gritos él no se giró en ningún momento, pero estaba tan confusa que aquello no le importó.

Estiró el brazo y consiguió cerrar la mano en torno a la muñeca de Patíbulo. Él se giró y la miró con las cejas enarcadas, esperando a que ella hablara, pero Prue tuvo que detenerse a tomar aire antes de ser capaz de abrir la boca.

-¿Qué demonios ha pasado ahí dentro? –Exigió saber, todavía entre jadeos.

Él se encogió de hombros.

-No es algo que te incumba.

-¡Claro que me incumbe! –Explotó Prue, aunque su exclamación casi sonó a pregunta-. Martha está tirada en su cama, llorando porque su hermana ha desaparecido sabe Dios donde, ¿y tú dices que no me incumbe? Es mi mejor amiga.

-¿Y eso qué tiene que ver conmigo, Prudence? 

-Sé que tienes algo que ver en todo esto, Alexander. Siempre estás metido hasta las rodillas en todo lo que tiene que ver con Elizabeth.

Patíbulo la miró fijamente durante unos segundos. Se rascó la nuca, como si estuviera pensando, y se giró hacia el bosque. Prue pensó de pronto que Patíbulo parecía una criatura mítica, y que su lugar era el bosque. Quizá era por eso por lo que el siempre volvía el rostro hacia la floresta, incluso inconscientemente. 

-Elizabeth me ha dicho que le salvaste la vida –comentó, como quien comenta el tiempo.

Aquello hizo que Patíbulo volviera a centrar la atención en ella. Pensó que él le daría algún tipo de explicación, pero él se limitó a asentir con la cabeza.

-¿Qué le pasó? –preguntó, cuando le quedo claro que él no diría nada por voluntad propia.

-No soy quien para contártelo. Ella y yo no hemos vuelto a hablar sobre el tema. No creo que nunca lo hagamos.

-Pero ella parece que se siente culpable por ello. ¿Te hirieron?

Por toda respuesta, Patíbulo se quitó la camisa. Prue no pudo evitar fijarse en cómo se tensaban los músculos de sus brazos. Patíbulo se dio la vuelta para que ella pudiera verle la espalda y Prue lanzó una exclamación ahogada.

Patíbulo tenía una cicatriz muy fea e irregular, que bajaba por toda la longitud de su espalda desde el omoplato izquierdo.

-¿Qué demonios...?

-Yo no pienso en la cicatriz. Pienso en que fue poco a cambio de que Elizabeth no perdiera la vida, pero ella no lo ve así. Es orgullosa, ya lo sabes. No soporta que alguien haya tenido que defenderla y que encima haya salido herido. Supongo que cree que me debe algo.

Patíbulo volvió a ponerse la camisa, todavía de espaldas a Prue, y mientras la tela negra cubría la vieja herida, Prue no pudo evitar preguntarse quién podría haberle hecho algo así.

-Escúchame, Prudence –él se dio la vuelta para mirarla a la cara-. Necesito tu ayuda.

-¿Mi ayuda? ¿Para qué?

Él titubeó. 

-Tengo un mal presentimiento. Quiero encontrar el lugar en el que se esconden las brujas, pero creo que ir solo sería peligroso, y ya has demostrado que no eres una completa inútil- Prue abrió la boca para protestar, pero antes de que pudiera decir nada, Patíbulo enarcó las cejas-. Era broma.

Las lágrimas de la bruja. #PNovel #BubbleGum2017 #Wattys2018Onde histórias criam vida. Descubra agora