26.

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"Harry..."

Louis dejó escapar un sollozo abatido al no obtener respuesta por parte de su Alfa.

"Harry..." intentó de nueva cuenta, consiguiendo el mismo resultado. "H-harry..."

Silencio.

"Alfa, por favor..."

Absolutamente nada.

"¡Harry, me voy a correr!"

El Alfa detuvo los frenéticos movimientos de su lengua y abandonó su lugar entre los glúteos de Louis; alzando la cabeza al tiempo que relamió el lubricante escurriéndole por los labios hasta llegarle a la barbilla.

"Esa es la idea, bebé" se burló en tono ronco, deleitándose a sí mismo con la pecaminosa y deliciosa imagen frente a sus ojos. Louis se encontraba recostado boca abajo en la cama, completamente desnudo y con su precioso y firme trasero elevado para que el Alfa tuviese absoluta libertad de enterrar su rostro en él. Con la columna arqueándose presa del placer al tiempo que presionaba su cara contra la almohada, en un fallido intento por acallar los sonoros gemidos brotando de sus labios. "Te corres con mi lengua y después hacemos el amor, ¿o prefieres terminar en mi boca como la última vez?"

Louis gimoteó ante sus palabras, haciendo notable el estremecimiento que abordó su anatomía entera y llevando la atención del lobo a aquel lugar en donde su columna se cimbró y pequeñas gotas de sudor ya adornaban la sublime piel caramelo.

Había sido despertado de una manera en la que ya comenzaba a acostumbrarse; con un insistente Omega sobre él proclamando su entera atención, repartiendo sucios besos a lo largo de su pecho y frotándose de tal manera que la entrepierna de Harry no podía negarse a reaccionar.

El celo de Louis concluyó oficialmente varios días atrás, y, aunque Harry se prometió a sí mismo no volver a tocarlo hasta que ese recuperara por completo de las anteriores intensas sesiones de sexo, acabó rompiendo su promesa en poco menos de veinticuatro horas, cuando volvieron a hacer el amor en el suelo de la habitación, únicamente porque el lobo logró convencer al Omega de lo incorrecto que sería anudarlo dentro del nido.

Harry no era capaz de detenerse, por mucho que lo intentara no lo conseguía. No podía tener suficiente de Louis y para ser justos, Louis tampoco parecía tener suficiente de él.

Su Omega empujó la parte baja de su cuerpo hacia atrás, incitándole a continuar con sus acciones. Dejó un fugaz mordisco en uno de sus glúteos y regresó a su anterior tarea, sacándole inmediatos suspiros y jadeos apenas su lengua volvió a rosarse contra aquel sensible anillo muscular.

Se había propuesto no permitir que una sola gota de lubricante escapara de sus labios, sin embargo, resultó un trabajo más complicado de lo que creía, Louis no sólo era un ruidoso y necesitado Omega a la hora del sexo, sino que también era increíblemente perceptivo y sensible ante su contacto.

Una simple caricia del lobo o el travieso roce de sus uñas por la extensión de su piel desnuda eran suficiente para tenerlo gimoteando y dejando escapar más y más lubricante hasta que su excitación se volvía casi insoportable, al punto que lo único que conseguía traerlo de vuelta a la realidad era el nudo de su Alfa.

Sus labios se apretaron contra la entrada del Omega y repasó la sensible piel con los dientes, apenas lo suficiente para lograr que los muslos de Louis se tensaran bajo su obsceno toque y soltara un quejido desesperado.

"Maldita sea, Harry..." gimoteó completamente necesitado.

Se entretuvo estimulando el contorno de la húmeda cavidad e introduciendo su lengua apenas lo suficiente para que Louis soltara maldiciones en su contra al otro lado del colchón, sacándole tontas risitas roncas que fueron amortiguadas por la piel de la agitada criatura.

Wolves. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora