16.

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La mañana de Harry comenzó siendo inusual y caótica.

Despertó gracias a un extraño aroma proveniente de alguna parte en el interior de su hogar. Demasiado intenso y abrasador para tratarse de un simple indicio a la lejanía.

Fuego. Había fuego en su cabaña.

Como pudo, batalló para librarse del montón de sábanas que lo envolvían y se puso de pie con velocidad. Sus instintos despertaron mucho antes de que él mismo lo hiciera, sin detenerse a reparar en cualquier otra cosa, fue su olfato el encargado de guiarlo en dirección a la cocina; rumbo al lugar que parecía ser la fuente de aquel repentino olor.

Apenas puso un pie dentro, inmediatamente le recibió una creciente estela de humo elevándose hacia el techo y volviéndose cada vez más incontrolable con el transcurso de los segundos. Las comisuras de sus orbes ardieron ante la molesta sensación y un escozor incómodo lo obligó a carraspear en voz alta.

Una mirada profunda a lo largo del recinto bastó para que el Alfa identificara de inmediato la causa exacta desde la que aquella nube grisácea se originaba.

Se trataba de la estufa cimentada en adobe que su padre le había ayudado a fabricar y moldear durante la construcción de su cabaña. Funcionando a base de instrumentos básicos, algunos trozos de leña fresca dentro del horno y una parrilla metálica en la superficie del centro, lo suficientemente sencilla de utilizar para permitirle a Harry el preparar sus platillos favoritos durante años.

En ese momento, la pequeña rendija ubicada debajo de la parrilla se hallaba peligrosamente entreabierta, moviéndose en un inquietante vaivén mientras que, desde del interior del horno, emergía una considerable llamarada rojiza que iba acrecentando su intensidad más y más.

La temperatura era tan elevada ya, que incluso Harry podía ver el calor brotando desde adentro.

Cerca de toda esa riesgosa escena y luciendo completamente perdido, Louis lo miraba con los ojos bien abiertos. Angustia y nerviosismo se mezclaban con el olor de la leña mientras los labios entreabiertos del Omega trataban de proferir balbuceos sin sentido.

Harry actuó lo más rápido que pudo, su primera acción fue tomar a Louis por la muñeca y guiarlo hacia una distancia segura, cerca del pasillo rumbo al exterior y apartado de cualquier peligro. Después, abrió cada ventana que se atravesara en su camino para poder mantener su visión despejada y finalmente encargarse de extinguir el fuego.

Para su fortuna, no era la primera vez que su cocina estaba a punto de sufrir un incendio accidental de esa magnitud. En el pasado, durante los primeros meses que aprendió a vivir por su cuenta, él mismo había sido lo suficientemente descuidado para olvidarse de la comida sobre las brasas.

Ninguna ocasión había llegado más allá de un trozo de carne carbonizada y el horrible aroma a quemado manteniéndose en sus muebles por varios días.

Movíéndose más por instinto, se dedicó a separar las piezas de leña tal y como había aprendido, cuidadoso de no herirse en el proceso. Con ayuda del suministro de agua disminuyó la temperatura del horno hasta que las ondas de calor fueron volviéndose menos abrasadoras y la intensidad de las flamas poco a poco comenzó a consumirse sobre sí misma.

Cuando se aseguró de que ninguno de los materiales a la cercanía acabaría provocando una repentina combustión, limpió las manos manchadas de ceniza sobre su pantalón de pijama y giró en busca de Louis.

Lo encontró en el mismo lugar en donde lo había dejado y con la misma rígida postura con la que lo vio al entrar. La conmoción aún no abandonaba sus facciones, pasando su vacilante mirada alrededor de toda la escena, y la fragancia que lo envolvía se llenaba de aquella sorpresa que lo invadió.

Wolves. [TERMINADA]Where stories live. Discover now