Capítulo 27: Dispuesta a olvidar

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Habían pasado varios meses desde el día de la fiesta, y yo seguía sin poder olvidarme la manera en la que me había besado.

Era como si lo hubiera vuelto a besar por primera vez.

Desde ese día no había sabido nada más de él.

Eric cada tanto iba a visitarlo, pero evitaba hablarme de él.

Su nombre se había convertido en una sombra en mi corazón.

A medida que pasaban los días me iba resignando un poco más.

Mi madre me decía que tenía que esperar, que no podía resignarme todavía, pero era inevitable que lo hiciera. Esas ausencias prolongadas me destrozaban por dentro y a su vez me obligaban a olvidarlo cada día un poco más.

Ya no quería seguir aferrada a una incógnita.

No podía seguir esperando. No sabía si algún día él recuperaría la memoria, así que lo único que me quedaba era continuar con mi vida, deshecha como estaba, pero sabía que ese dolor no duraría para siempre, porque con el tiempo toda herida sana.

—¿Otra vez estás rompiendo la promesa? —La voz de Amanda me hizo reaccionar.

—No pensaba en nada.

—¡No me mientas! Te conozco mejor que nadie, incluso mejor que tú misma —Dijo muy convencida —Sé que estabas pensando en él.

Volteé los ojos resignada.

—Sabes que no es fácil.

—Pero tienes que intentarlo.

Suspiré.

—Mejor vámonos que se hace tarde.

Amanda miró la hora en su reloj de muñeca.

—Sí vámonos que la película ya va a empezar.

Amanda me había invitado al cine.

Íbamos a ver una película de acción.

Ese no era precisamente el género de película que más me gustaba, pero la pelirroja me había convencido.

—¡Te dije que llegaríamos tarde!

—No es mi culpa que hubiera tanto tráfico —Le respondí mientras buscaba en la oscuridad un asiento vacío.

—Allí —Me señaló Amanda—Allí hay dos lugares.




—¿Y te ha gustado la película?

Puse el auto en marcha.

—Mmm —Balbuceé—Tú sabes que no es mi estilo, pero no ha estado mal.

—Ha estado buenísima —Dijo.

Fingí una sonrisa.

—Quiero decirte algo —Me dijo después.

—¿Qué sucede?

Amanda se sacó el cinto de seguridad y se acomodó de costado en el asiento.

—Lo he estado pensando mucho, y sé que prometimos no volver a hablar de esto, pero...

—¿Pero qué?

—Creo que ya es hora de que conozcas a alguien. Ya sabes lo que dicen...que un clavo saca a otro clavo...

El día que me OvidasteWhere stories live. Discover now