Capítulo 26: Un destello de luz

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Sentí un ligero mareo y me balanceé un poco.

Llevaba un buen tiempo subida en la escalera.

—¿Cuántas guirnaldas tenemos qué colgar todavía? —Le pregunté a Amanda, mirando las tiras de papel multicolor que había en el suelo debajo de ella.

—Sólo quedan tres. Creo que las podríamos colgar en aquel rincón —Me dijo señalándome la única esquina del techo que estaba sin decorar.

Después de colgar las últimas guirnaldas empezamos a juntar todo lo que había quedado tirado en el piso.

Pedazos de cartulina, tijeras, pegamento, y un montón de cosas más que habían sobrado de la decoración.

Cuando terminamos nos sentamos en el sillón a descansar.

—¡Qué bien ha quedado todo! —Dijo mi madre saliendo de la cocina con dos vasos de jugo.

—Gracias señora Brooks —Le dijo Amanda—Y gracias una vez más por haber tenido la amabilidad de prestarnos su casa para la fiesta.

—Ya les dije que me encanta la idea de que festejen aquí con Eric su noviazgo —Nos alcanzó el jugo—El amor siempre es algo para festejar.

—¿No creen que son demasiados corazones? —Entró Eric por la puerta de calle y se quedó mirando las paredes empapeladas de corazones colorados.

Amanda se encogió de hombros.

—Nos ha llevado toda la tarde recortar esos corazones.

Eric se acercó y le dio un beso en los labios.

—Me encanta. Es un poco cursi pero... —Dudó un momento—me encanta—Volvió a decir sólo para complacer a su novia.

Amanda puso una sonrisa colosal.

—¿Y quiénes vienen? —Quiso saber mi madre.

—Oh, no muchos —Titubeó Amanda—Sólo unos pocos amigos.

Mi madre asintió satisfecha con esa respuesta.

Supongo que pensaba que cuantas menos personas vinieran menos complicaciones habría.




—Quedaste hermosa —Me dijo Amanda dándole un último toque a mi peinado—A ver, levántate que quiero verte mejor.

Me hizo girar una vuelta y me miró de arriba a abajo asegurándose que todo estuviera perfecto.

Me había puesto un vestido gris corto con unas sandalias altas del mismo color. El pelo lo tenía recogido y en el cuello me había puesto una cinta negra. No llevaba mucho maquillaje. Apenas me había resaltado un poco las pestañas, y los labios, me los había pintado de un marrón mate.

—Pareces salida de un cuento de hadas. —Me dijo ponderativa.

—Gracias por ayudarme —Le agradecí más que feliz— Ahora déjame mirarte a ti. La novia tiene que estar perfecta —Me sonrió haciendo una pose de elegancia.

La miré detenidamente.

Estaba radiante por donde la mirara.

Se había puesto un vestido de raso azul largo hasta los pies, con unas sandalias de taco alto plateadas.

El pelo lo tenía suelto con unas pequeñas ondulaciones en las puntas.

Se había sombreado los ojos con una sombra plateada, y se los había delineado con negro, lo que le resaltaba espectacularmente los ojos.

El día que me OvidasteWhere stories live. Discover now