Capítulo 5: Celos

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*La de la foto multimedia es Robin*






Me levanté muy temprano, sorprendentemente antes de que tintineara el reloj despertador.

Me di una última mirada en el espejo, mientras me cepillaba el cabello.

Esta mañana tenía unas ojeras horribles, que revelaban que había dormido mal, pero por más que intenté disimularlas no lo conseguí.

Arreglé la sombra de los ojos y me acomodé el cinto del pantalón.

Hoy estrenaba un jean azul marino, y un suéter de hilo haciendo juego.

Agarré mi mochila, un abrigo y bajé a desayunar.

—¡Hola! —dijeron todos al unísono, mientras bajaba las escaleras.

Me reí.

—Buen día —Saludé sentándome en la mesa.

—Parece que te has levantado muy contenta —percibió mi padre.

Sonreí. Porque sabía que mi papá me conocía mejor que nadie.

—Es verdad —reconocí, y le di un mordisco a mi tostada.

—Wow ¿y eso? —dijo Eric alzando las cejas sorprendido.

—El amor —añadió mi padre inmerso en sus pensamientos.

Y creo que tenía razón. Desde que había conocido a Ray me despertaba diferente. Todo parecía ser más lindo cuando pensaba en él, y ahora que casi nos habíamos besado no podía sentirme más feliz, pues eso de un modo u otro significaba que algo sentía él por mí.

—¿De qué hablas Arnold? —preguntó mi madre consternada.

Bajé la cabeza y mezclé el cereal en el tazón de leche.

—Del amor —Repitió mi padre.

Eric se ahogó con el café. Tosió un poco y luego se limpió con una servilleta.

— ¿De qué hablas papá? — Preguntó después mientras intentaba recuperar el aliento — ¿Savannah enamorada? Prefiero creer en los extraterrestres.

Miré a Eric molesta y lo pateé por debajo de la mesa.

Luego miré a mi padre abriendo mucho los ojos, indicándole que no dijera nada más, y sonrió entendiendo la indirecta.

—¿Saben? —dijo Eric, dándole un giro a la conversación, y me sentí completamente aliviada— Ya hemos encontrado el jugador que nos faltaba para el equipo.

—¡¿Ethan al final dijo que sí?! — Exclamé sorprendida.

—¿Ethan?, ¡claro que no!

—¿Y quién entonces? —pregunté ansiosa.

—Ray.

Casi me atraganto con el cereal, "¿Ray?".

—Pero Ray no va a nuestro instituto —aclaré.

—Ahora sí —corrigió Eric.

Lo miré preocupada.

—¿Desde cuándo?

—Desde hoy.

Mi estómago se contrajo, iba a ver a Ray, no sé si estaba lista para volver a verlo.

— ¿Ray juega rugby? —le pregunté a Eric mientras se colgaba en un hombro su mochila para irse.

—Sí, siempre jugó, y cuando le conté que necesitábamos un jugador, se apuntó enseguida. Además aún no se había inscripto en ninguna escuela para terminar el último año, así que nos vino bien a todos.

El día que me OvidasteWhere stories live. Discover now