Capítulo 6: Unicornios

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*El de la foto multimedia es Ray*


Estacioné el auto frente a la cafetería y miré la hora en mi celular.

Habíamos quedado a las nueve en punto, y ya eran las nueve y cuarto.

Entré en el café esperando encontrar el rostro de mis amigos, y sí, allí estaban Amanda y Ethan sentados en una de las mesas con ventana a la calle.

—¡Hola chicos! —dije desabotonándome el abrigo, y dejando los guantes en la mesa.

—¡Hola! —respondieron al unísono.

Me senté junto a la ventana y un viento helado congeló el cristal. Estaba nevando otra vez.

—Qué frío hace, ¿verdad? —mencionó Ethan frotándose las manos.

Amanda y yo asentimos con la cabeza.

—¿Dónde has dejado a Herbie? —pregunté mirando hacia afuera mientras limpiaba con la mano el vidrio empañado.

Herbie era el nombre que Ethan le había puesto a su escarabajo blanco, porque decía que para él, era más que sólo un pedazo de lata, decía que se entendían, aunque Herbie no hablara.

—Lo he dejado unas cuadras más atrás porque aquí había mucha nieve.

—Yo he aparcado lo más bien.

—¡Savannah! —mencionó Amanda—Tengo que recordarte qué auto tienes tú, y qué auto tiene el pobre de Ethan, sin ofender—aclaró atajándose con la mano y luego se desperezó—por no mencionar que hace un rato me he congelado ahí dentro, ni siquiera le ha puesto calefacción. ¡Y estamos en pleno Enero!

Ethan nos miró pensativo, con cierta antipatía en los ojos.

—¿Por qué hablas así de mi auto? —Inquirió mirando a Amanda, realmente ofendido.

—Lo siento Ethan, no me mal interpretes, sólo dije que deberías... —hizo una mueca pensativa—Qué deberías ponerle calefacción.

Ethan la miró serio, pero luego se animó cuando cambiamos de conversación, y empezamos a hablar del clima.

Mientras Ethan nos explicaba la diferencia entre relámpago y trueno, vimos a Eric entrar en la cafetería acompañado de una chica.

Cuando alcanzó a vernos, nos saludó con la mano.

—Hola —nos dijo sentándose en la mesa ¿Ya pidieron algo?

Miré a Eric un poco molesta, porque se suponía que era una cena entre amigos. ¡Qué Diablos hacía entonces con esa chica!

Cuando percibió nuestras caras de indiferencia, se aclaró la garganta y dejó escapar una carcajada, como si ya hubiera comprendido que había metido la pata.

—Ella es Beth —Dijo después usando un tono amigable.

Saludamos con la cabeza y seguimos en silencio.

En eso se me ocurrió una idea perversa y no pude evitar dejar escapar una sonrisa maliciosa.

Eric siempre se mofaba de mí, y la mitad de las veces en lugares públicos.

Recordé también, todas las veces que me había hecho quedar mal con Ray, así que no le vendría mal un escarmiento.

De pronto, mientras planeaba mi venganza, la campanita de la puerta sonó, y vi a Ray parado, sacudiéndose la nieve de los pies antes de entrar.

Dejé escapar un suspiro involuntario cuando lo vi. No pude resistir el impulso de mirarlo, tampoco los demás, porque todos los que estaban allí no le quitaban el ojo de encima.

El día que me OvidasteWhere stories live. Discover now