Capitulo 19. París. Parte II.

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Este se separó.

Aprovechando aquella situación, ella lo agarró por el borde de su camiseta blanca, no le costó alzarlo sobre el suelo. Sus ojos verdes eran serios y vacíos, él se pudo fijar que parecía como si hubiese motas rojas dentro de ellos que iban consumiendo el verde.

–       Escúchame, muñeco. Espero que no se te vuelva a cruzar por la cabeza el besarme, a MÍ, o te aseguro que lo arrepentirás –fue caminando con el sujeto, hasta la puerta–. Y ahora ¡TE LARGAS!

–       Por favor, ¿Quieres dejar de ser una huraña? Sabes que es bueno disfrutar de lo típico que hace un adolescente, no pretendas ser una adulta cuando sabes perfectamente que no lo eres, aún.

–       Y tú…no te atrevas a decir esas chorradas cuando sabes perfectamente que me tienes miedo.

   “Me tienes miedo” esas palabras fueron heladas para Damian, ¿él le tenía miedo? Eso era algo sin sentido, Scarlet le gustaba, ahora lo sabía, no entendía la razón del porque ella le gustaba.

Las manos de Scarlet apretaban con fuerza la camiseta de Damian, tragó con fuerza. Ella lo sabía, aquel día en el que él la siguió a la nave principal, al ver como ella había matado a tanta gente con una facilidad al igual que un chasquido de dedos, sintió su miedo.

Al igual que aquella noche, a pesar de que la hubiese besado con todo el cariño y pasión del mundo, sintió sus manos temblar contra su piel, aquella inquietud al estar tan cerca de ella; y ahora mismo volvía a sentir su miedo.

Lo veía en sus ojos.

Era doloroso para ello, a ese paso nadie la querría, solo sentirían miedo hacia ella.

–       Yo no te ten…

–       ¡SI LO TIENES! Todos lo tienen –susurró aquello último–. Por favor, déjame en paz.

–       Scarlet yo…

–       ¡TE HE DICHO QUE ME DEJES!

Y lo lanzó fuera del cuarto, cerró la puerta en sus narices.

Ella se dejó caer contra la puerta y bufó frustrada.

Naga acudió a su lado y se acurrucó.

Las manos de Scarlet acariciaron la pequeña cabeza de Naga.

–       Solo un poco más –miró al techo–. Pero, ¿Por qué es tan doloroso?...

***

En la mañana ya estaban todos listos y en la cubierta, los demás rebeldes habían ido a despedirlos, ya que al considerarse “novatos” aquella era su primera misión oficial.

–       Bueno, chicos es la hora –dijo Guil mientras se sentaba en una caja.

–       Vámonos –sentenció Scarlet.

Los cuatro bajaron de la aeronave y partieron hacia la ciudad.

Scarlet caminaba junto a Adler y por detrás iban Elie y Damian.

Los ojos verdes esmeraldas de Scarlet contemplaban la ciudad con añoranza y diversión, hacía tiempo desde su última visita por París. Lo mismo ocurría con Adler, pero claro, él hacía aún más tiempo.

La ciudad seguía siendo tan grande al igual que antes, la ciudad de las luces.

A lo muy lejos se veía la Torre De los Cielos antes era nombrada como la Torre Eiffel, en los más alto de esta se podía ver una profunda pintura roja por los barrotes de hierro. Scarlet rió.

Crónicas Elementales 2: Agua de Cristal. © [PRÓXIMA REEDICIÓN EN AGOSTO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora