Crónicas Elementales 2: Agua de Cristal. © [PRÓXIMA REEDICIÓN EN AGOSTO]

Capitulo 17. Llamas en la tormenta.

HOLA!!!!! Oficialmente este es el último capitulo que subo...hasta dentro de por lo menos tres semanas, después vuelvo, durante los dos meses y medio de vacaciones de verano ULA LALÁ, espero que os guste el cap, es muy... :3

Adieu ;)

Scarlet voló y voló, había recorrido varios kilómetros en pocos minutos debido a sus grandes alas; necesitaba escapar de allí cuanto antes, necesitaba aclarar su mente.

Bajo sus pies aún había agua, mucha agua.

No pisar tierra la ponía nerviosa.

Siguió volando.

Le daba igual que si hubiese alguien y la viese en ropa interior, lo único que quería hacer era estar sola, no pensar en besos o algún tipo de amor.

Agitó con furia sus alas y voló a más velocidad.

Un trueno cruzó el cielo.

Scarlet rodó los ojos y masculló alguna que otra palabrota entre dientes, él estaba junto a ella –literalmente–.

–       Hola rubita.

   Scarlet se giró y le vio allí plantado, flotaba en el aire y alrededor suyo había pequeñas descargas eléctricas.

Su cabello rubio chispeante se agitaba junto al viento.

Scarlet intentó ir a más velocidad, pero Volt la alcanzaba enseguida.

–       Es de mala educación dar la espalda a la gente que te habla, eres muy maleducada ¿lo sabías?

   Los ojos verdes de Scarlet se encontraron con sus ojos bicolores. Puso una mueca y gruñó:

–       Que te den.

–       ¿Qué me den qué? ¿Una comida? ¿Una mascota? ¿Un baño? ¿Un altar en honor a mí ¿Una virgen para desvirgar? ¿Una motocicleta?...

   Scarlet intentó dejar atrás a Volt de nuevo, no lo consiguió otra vez. Apretó con fuerza los puños al igual que sus dientes.

–       Y lo sigues haciendo…Madre mía, venga sabes que puedes hablar conmigo ¿no?

   Ella alzó las cejas extrañada, podría contar con todas las personas del mundo, pero nunca Volt, el estúpido Volt. Soltó una amarga carcajada.

Finalmente vio a lo lejos un pequeño islote.

Decidió aterrizar en él.

Y como era de esperar, Volt hizo lo mismo.

Oyó un silbido.

–       Vaya, a pesar de ser rubia tienes unas…

–       ¡Por Dios quieres callarte, maldito enfermo mental! –estalló ella.

–       Menos mal, me comenzaba a preocupa de que no me insultases, sabes una cosa, si no oigo algún insulto tuyo en mucho tiempo me vuelvo loco.

–       Estás demente –resopló ella mientras se dejaba caer en el suelo arenoso del islote.

Volt hizo lo mismo.

Ella gruñó por segunda vez, cada vez él era más molesto, ella solo quería estar sola.

Cruzó las piernas como un indio y apoyo ambos codos en sus piernas.

Se quedó mirando a la nada.

Con una mirada melancólica y madura.

Volt silbo y se quitó la chaqueta, se la tendió a Scarlet.