Crónicas Elementales 2: Agua de Cristal. © [PRÓXIMA REEDICIÓN EN AGOSTO]

EXTRA 3#

HOLAAAAAA, al parecer he podido tener un pequeño descanso y decidí terminar este capitulo extra que tenía empezado desde hace ya ni se sabe, bueno ya queda menos para que me tengáis todo el verano explotada escribiendo, el extra va de ¿Qué pasararía si...? en este caso, que Oriel nunca hubiese "muerto", espero que os guste.

Adieu ;)

3. ¿Qué pasaría si...? Parte 1.

República.

Una adolescente caminaba por las calles de piedra de la cuidad, examinaba todo a su paso, aunque se encontrase de vacaciones no era capaz de abandonar su oficio, incluso se había puesto su uniforme.

Consistía en una chaqueta militar de tonos oliva con detalles negros brillantes, en su brazo derecho llevaba una cinta blanca con los escudos del Nuevo Gobierno y con los detalles de sus filas; unos pantalones anchos de los muslos de color negro y unas botas gruesas del mismo color.

Su larga cola rubia se agitaba junto con sus andares femeninos pero firmes.

En sus caderas colgaban un par de pistolas gemelas de un gris metálico brillante.

Sus ojos chispeaban seguridad y una gran determinación.

Esa joven hacía tiempo que no había estado en su ciudad natal, República. De ella no tenía muy buenos recuerdos, pero añoraba la ciudad.

Era su ciudad después de todo.

Por sus fosas nasales entró aquel olor que repudiaba de la ciudad, el pescado. En su interior se formaron unas terribles arcadas.

Odiaba el pescado a muerte.

–       Letty esa mueca que pones es horrorosa –exclamó una chica a su lado. Poseía una larga melena plateada que caía en cascada por su estrecha espalda–. No te sienta bien, hermana.

–       Lu…sabes que odio el olor a pescado.

   Lucy Gubster le sonrió a su hermana adoptiva y siguieron con su paseo. A pesar de Lucy era una autentica belleza que destacaba por las calles gracias a su melena plateada y al no llevar su uniforme puesto, su cuerpo estaba adornado con un blusón púrpura de seda y unos pantalones negros ajustados a sus piernas, podría hacerse pasar por una modelo si quisiese a pesar de su corta edad; pero aun así, no tenía ni 'punto de comparación con su dulce hermana, era hermosa y su uniforme militar le favorecía, se ajustaba perfectamente a sus caderas, había que incluir también que la gente comenzaba a reconocerla. Su hermana era bastante famosa por todo el mundo.

Y quienes no la conociesen eran unos completos incultos.

Sintió algo de celos.

Un niño pequeño iba corriendo en su dirección sin percatarse de que ella estaba allí, el pequeño chocó contra ella y calló al suelo, mientras la joven militar, esta ni se inmuto.

El niño al ver el uniforme de la joven se asustó y comenzó a llorar.

La joven de cabellera plateada contempló a su hermana, era muy bondadosa cuando quería. Aquel niño tenía suerte de no verla en la forma mala.

La joven de ojos esmeraldas, con una sonrisa perlada se arrodillo y lo ayudo a ponerse en pie.

–       Lo…lo siento, ha sido un accidente –lloriqueo el niño con grandes lágrimas en sus ojos.

La rubia soltó una ligera risa y acarició la cabeza del pequeño.

–       Tranquilo, ha sido un accidente ¿no? –el niño asintió–. Ya está, no hay porque llorar, venga sigue jugando y ten cuidado.