Capitulo 14. El momento más duro.

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El cielo estaba gris, parecía a punto de llover y los rebeldes que habían sobrevivido se encontraban todos en la cubierta, el viento era suave, lo justo para levantar las cabelleras de las mujeres y hombres.

Todos vestían de rojo; estaban asistiendo a un funeral de rebeldes. Cuando alguien de su gran familia moría, se preparaba un gran funeral y la tradición era vestirse de rojo en nombre del fénix rojo.

Iban a conmemorar a todos los hombres y mujeres que habían muerto en la batalla, y a su líder. El cargo lo había ocupado Guil, aunque al principio se negase, es lo que Paul había querido.

Cada uno hecho una rosa marchita en llamas al vacío, cada rosa representaba una de las muertes, más de una docena de rosas en llamas cayeron al vacío.

Scarlet no había dicho nada, algunos rebeldes querían decir palabras conmovedoras, entre ellos estaba su tío. Se podía distinguir sus rojos e hinchados ojos, había estado llorando.

En cambio su sobrina, no había soltado ni una sola lágrima desde el día anterior, sus heridas ya estaban curadas gracias a su rápida curación. Ella al igual que los demás se había puesto ropas rojas, compuestas de un blusón rojo sangre y unas mallas oscuras.

Su cabello estaba suelto y se dejaba notar el contraste de su mechón escarlata de nacimiento. Estaba encrespado y sin lavar, se podía oler el olor a pólvora y cenizas en él.

Sus brazos estaban vendados por completo, al igual que su cuello; al enterarse de lo de su padre, había intentado cosas, que como era normal no habían funcionado.

Se estremeció.

Notaba algunas miradas puestas en ellas, pero ella solo las ignoró, desde la finalización de la batalla de ayer, As no se había separado de ella, en cambio Damian, no dejaba de observarla desde una distancia moderada. Él quería abrazarla y decirle que él estaría allí para ella, nos e lo había confesado a nadie, pero estaba empezando a aceptar aquellos sentimientos que siempre había negado y por ello quería ayudarla en lo máximo que pudiese, aunque ella no quisiese.

Ver como ella se iba desmoronando poco a poco, le daba una rabia horrible que le iba desgarrando por dentro; nunca supo que era tener un padre o una madre, pero lo más parecido que había tenido era a Paul, quien lo encontró y lo crió como a un hijo propio.

Le parecía injusto que él hubiese disfrutado tanto de él y justo cuando aparece su verdadera hija, ella no pudiese disfrutar de él, aquella muerte le debía de haber afectado mucho; primero había sido su querida madre y después le había seguido su padre del cual no habían compartido casi nada.

As y Scarlet estaban en el medio de la multitud cuando Guil habló.

–       Yo conocí a Paul con catorce años, me salvó la vida, es algo por lo que le estaré enormemente agradecido…

   Scarlet agarró con fuerza la mano de As, el chico se giró y vio la dolida mirada de la chica. Su rostro a pesar de ser sereno, sus ojos decían lo contrario, estaban tristes y sin aquel brillo que la solía caracterizar, se notaban unas ligeras bolsas bajo sus ojos, no había dormido y sus labios estaban resecos.

Verla de aquella forma le partía el corazón y le apretó la mano, ella sonrió levemente, aunque no llegó a sus mejillas. Los dos volvieron a clavar la mirada al frente.

–       …Ver como de un momento reíamos como locos a otro no oírle, fue muy duro, él era mi mejor amigo…

Scarlet tragó con fuerza y apretó con más fuerza la mano de As.

El funeral duró una hora más, todavía había gente que lloraba por la pérdida de su líder, un amigo, un hermano, un padre.

Guil le había dicho que a partir de ahora podría quedarse en la habitación de Paul, que necesitaba su espacio; ella la acepto, en verdad quería estar sola; aquella noche hubo una gran cena, no fue como las demás.

Crónicas Elementales 2: Agua de Cristal. © [PRÓXIMA REEDICIÓN EN AGOSTO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora