Capitulo 15. Adler y Scarlet.

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Un nuevo día comenzaba, Adler había decidido pasar una temporada con los fénix hasta que se cansase o Scarlet le echase. Ahora se encontraba en la cubierta junto a Guilliam, al parecer él no le reconocía.

Pero Adler a él sí, lo conoció cuando era apenas un niño pequeño de cuatro meses, era una ricura con aquel remolino rubio heredado de su padre, su estúpido e hiperactivo padre.

Los dos estaban en la cubierta, eran como las nueve de la mañana y como era de esperarse los más jóvenes no se habían levantado, pero si los veteranos.

–       Gracias –dice de repente Guil.

–       Perdona, ¿qué?

–       Lo que has oído, no sé si habrá servido que vinieses, espero que sí; necesitaba ayuda y a pesar de que no te conozco para nada, me caes bien y sé que te importa mi sobrina, gracias…

–       No hay de que, la verdad es que durante estos tres años que he pasado con ella han sido unos de los mejores desde que murieron mis amigos, ella me ayudo en su momento y yo le tengo que devolver el favor, es una chica especial aunque ni ella misma lo sepa.

   Guil miró con recelo a Adler, esas palabras se podían malinterpretar, aunque los dos no parecían llevarse tanto –Guil no sabía la verdadera identidad de Adler, solo la sabía Scarlet– pero aun así, no quería ver a su pequeña con otros hombres.

–       Tranquilo, no intento nada con tu sobrina, la veo como una amiga y en los casos más extremos como una hija –contesto Adler, era como si hubiese leído los pensamientos de Guil.

–       Ya…pero…¿Cómo sabemos si Scarlet va a estar bien? –preguntó.

Adler dio un vistazo al reloj de su muñeca, eran las nueve y nueve, chasqueo la lengua y crujieron los dedos de sus manos en dos simples movimientos.

Suspiro.

Esperaba no estar del todo equivocado.

–       Si no me equivoco, ella estará aquí en menos de un minuto.

–       ¿Cómo lo sab…

   No consiguió terminar ya que en ese mismo momento –las nueve y diez de la mañana– asaltaron a Adler desde el cielo. Pudo distinguir una larga cabellera rubia.

Adler estaba tranquilo y no se movía mucho, en cambio Scarlet intentaba atacarle con todo lo que tenía con el limitador en marcha.

–       Has empeorado estúpida niña –dijo Adler, Scarlet por su parte enfureció e intento ir con más fuerza, le dolían sus palabras, apretó sus dientes con fuerza– ayer no te lo tuve en cuenta, pero hoy sí…–entonces con uno de sus musculosos brazos cogió a la joven de dieciséis años y la tiró por la borda.

–       ¡AAAADLEEEEEER, IMBÉÉÉÉÉCIIIIL! –chilló ella mientras caía.

Guil con un rostro horrorizado se giró hacia Adler, no era capaz de creer lo que acababa de pasar, había tirado a su sobrina por la borda, LA HABÍA TIRADO, no debía preocuparse tanto ya que ella era capaz de volar.

A los minutos, Scarlet volvía a estar encima de Adler, literalmente. Aún estaban sus grandes alas rojas, extendidas, parecía un ángel caído convertido en demonio. Su cabello rubio parecía una mata de hiedra dorada, algunas escamas pasaban por sus brazos.

Ella en tiempo record había desactivado su limitador mientras caía al vacío.

Sus ojos chispeaban de ira.

–       Túúú…maldito Bufón, como te atreves a tirarme por la borda –decía ella mientras le hacía una llave de lucha impidiéndole respirar– eres…eres…eres un ¡ALGO! Agg…

Crónicas Elementales 2: Agua de Cristal. © [PRÓXIMA REEDICIÓN EN AGOSTO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora