Crónicas Elementales 2: Agua de Cristal. © [PRÓXIMA REEDICIÓN EN AGOSTO]

Capitulo 6. Amor u Odio.

SORPRESA!!!! Se suponía qeu debía actualizar la semana que viene, pero no me podido resistir, a sid un gran brote. Bueno os dejo que leáis me arduro trabajo, -ATENCIÓN SI ANTES NO ODIABAIS A ORIEL, POSIBLEMENTE AHORA SI LE ODIÉIS-.

Ahora si, os dejo con la lectura, nos vemos al final.

Adieu;)

Oriel S. Gubster; un hombre alto de tez pálida y de cabellos plateados al igual que la plata, para las mujeres era solo una cosa, atractivo. Sus encantos engatusaban a cualquier persona del sexo opuesto y a veces incluso del mismo. Él había muerto protegiendo a su pequeña hermana adoptiva o eso había hecho creer a los demás.

Todo había formado parte de su grandioso plan:

1.     Simular su muerte. Hecho.

2.     Dejar que Scarlet se corrompiese. Hecho.

3.     La unión de Scarlet a los Fénix Rojos. Hecho.

4.     Presentarse ante Scarlet y embaucarla de nuevo. Hecho.

5.     Llevarse a Scarlet con él…

Solo le faltaba aquello y más cosas, pero todo a su paso. Necesitaba tiempo, del que disponía poco, y más si su pequeña Letty se encontraba con tal semejante ser (Damian).

Caminaba por los oscuros pasillos de su morada. Un castillo antiguo las afueras de Transilvania. Poco a poco su ejercito de Psycos iba siendo mayor, lo único que le faltaban eran sus piezas fuertes.

Algo contra lo que ninguno podría luchar. Del cual tenía nombre y era de su propiedad.

Siguió caminando.

Aquellos pasillos negros se encontraban iluminados con unas luces de baja potencia, se suponía que debía estar todo bien iluminado, pero Volt al ser su elemento los voltios, necesitaba mucha energía que consumir.

Sin previo aviso de aquel en el que pensaba se apareció al igual que un rayo. No le sorprendió, su rostro seguía siendo igual de inflexivo. Con una mano echo hacia atrás uno de sus mechones plateados.

   − Bueno…me vas a contar ya ese arrebato que has tenido −dijo entonces Volt.

Oriel no respondió y abrió la puerta que daba a sus aposentos.

Como no, Volt entro detrás suya. Y no tardo en acomodarse en uno de sus sillones.

   − ¿Tan cabreado estás Silver?

   − No.

Se limitó a decir, no estaba molesto, estaba irritado.

   − ¿Te ha molestado ese Damian?

   − Si.