Extra III | Presentimientos | PARTE 2

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— ¿Sigues durmiendo? —siento un dulce susurro a mi lado. Levanto la mirada encontrándome con unos lindos ojos curiosos.

— ¿Ya volviste, guapa? —hablo, estirado mi mano hacia ella.

Su cabello mojado me hace ver que acaba de salir del agua, sonrío al verla. No puedo tener una novia más hermosa.

— Sí, es que me dio un poco de miedo.. —respondió.

Me senté sobre la manta e hice que ella se siente en el hueco entre mis piernas, reposa su espalda sobre mi pecho y la cabeza en mi hombro. Le doy besos en la mejilla cuando se gira a mirarme.

— ¿Quieres que te acompañe? —le beso el hombro.

— Después.. —se gira a mí y me mira.

Tira sus labios, estampándolos con los míos en un beso suave y corto. Se ríe cuando se separa, a lo que yo alzo una ceja.

— ¿Qué fue eso? —inquiero, mirándola mirarme con diversión.

— Un besito. —responde.

— ¿Y me das otro? —pido, acercándome a ella.

— No. —se niega.

— ¿Ah, no?, ¿Y por qué no?

— Porque no, no quiero.

— ¿Usted no me quiere dar un besito?, ¿Cómo no me va a dar un besito? —hablo ofendido.

Su risa me tiene embobado, tanto que no me doy cuenta de que está hablándome.

— Ya está atardeciendo y el sol no se va. —. ¿Tienes hambre? —me pregunta, abrazando mis hombros.

— Podríamos comprar algo, ¿cierto?.. —mencioné—. Creo que hay algún lugar de c.. —comienzo a hablar pero soy interrumpido por sus labios sobre los míos. —. Oh, más te valía.

Se ríe vuelve a besarme, yo no me resisto para nada. Cuando ella me toca es como si mi cuerpo perdiera fuerzas, la debilidad que me provoca es imposible de controlar. Soy completamente suyo, en todo sentido. Ya es instintivo, una necesidad cuando la siento lejos. Se va por dos minutos y pierdo la noción de todo, es mi bálsamo y mi kriptonita.

Se pone de pie y camina hacia su mochila para ponerse una remera, la cuál le cubre hasta el ombligo. Bajo la mirada, me fijo en su trasero cubierto de arena y sonrío.

— Espera que sacudo las manzanitas.. .—le hablo, pasando las manos por la piel de su trasero.

Se muere el labio reprimiendo una risa y comienza a caminar hacia adelante. La observo irse, las curvas de su cintura me vuelven loco y sus piernas no hacen más que darme ganas de recorrerlas. Fijo mi vista en su llamativa retaguardia, entonces una idea se cruza por mi mente.

— Oye... ¿no quieres mi camiseta? —le ofrezco—. Es que... ya sabes..

Ella se voltea a mí y alza una ceja, da unos pasos en mi dirección y sonríe.

— ¿Mi culo es un problema? —inquiere.

— No para mí, a eso dalo por hecho. —contesto, llevando mis manos a su cintura—. Pero quizás puedes sentirte incómoda así.. —recorro su cuerpo con la mirada.

— Yo estoy muy bien así, no te preocupes.. —me besa la comisura y se voltea para seguir caminando.

Mi vista vuelve a fijarse en su cuerpo alejándose de mí, su bronceado hace que sus curvas se pronuncien aún más haciéndola ver todavía más sexy de lo que ya es. Menea las caderas conforme se aleja y sé que lo hace para provocarme, es consciente de que no puedo dejar de mirarla y se aprovecha de eso.

LOUDER | RMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora