Capítulo 56: Amor recíproco.

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56.

-Sigo sin creer que esto sea buena idea -dice Abraham, sosteniendo mi mochila.

-¡Ya Abraham, no estés amargado! -rodé los ojos- traje los medicamentos que tanto has insistido en que traiga, con eso puedes quedarte tranquilo. -aseguré.

Ignorando su reproche y preocupación me dedique a admirar el bello lugar donde nos encontrábamos, todo era tan verde y campestre, era hermoso de verdad... Pero mi tema a concretar aquí... ¿donde estaban los caballitos?

-¿Qué miras tanto? -preguntó Abraham abrazándome por detrás- ¿buscas caballos? Tranquila, están en el establo detrás de la casa, luego le digo a mí tío que nos lleve -beso mi oreja.

-Bueno. -asiento- ¿Sólo están tus tíos? -pregunto cuando avanzamos en el gran patio hacia la casa.

-También mis primos y mis abuelos -comentó, ayudándome a saltar un pequeño sector con lodo y pierdas.

Cuando llegamos hasta la gran casa en cuanto puse mis pies sobre la gran tarima adornada de escalones oí decir a una mujer...

-¿Y Abraham?

-Está con su novia en el patio, quedaron recogiendo un par de cosas que quedaron en coche -respondió Antonio.

-Oh, ¿la chica ha venido? -volvió a preguntar la mujer, que supongo sería su tía.

Abraham posó su mano en el pomo de la puerta y la empujó hacia atrás para que podamos adentrarnos en la casa, yo me coloqué detrás de él apoyando mi cabeza sobre las paletas de su espalda.

-Hola... -dijo Abraham.

Mientras él saludaba a toda su numerosa familia yo me dedique a admirar el bello lugar, era todo tan rústico pero a la vez elegante, observe todo cual fisgona las paredes junto sus cuadros, adornos, fotos, decoración... Era todo muy de familia y tan cálido que me perdí en ello, hasta que volví a oír a Abraham hablar.

-Oigan... ¡Oigan!... ¡¡¡Oigan!!! -gritó intentando llamar la atención de toda su parentela- quiero presentarles a alguien... -dijo, entrelazando mi mano con la suya.

Estoy a punto de entrar en una crisis nerviosa...

Me coloque a su lado para hacer más directo el asunto.

-Ella es Jari, mi novia -anunció sonriendo.

Levanté la mirada y me encontré con muchísimos pares de ojos posados sobre mi, sentí como mis mejillas ardían seguramente estaban de un color carmesí muy intenso.

-Hola... -murmuré sonriendo a boca cerrada, seguramente los hoyuelos de mis mejillas estarían realmente marcados.

-¡Ay, pero que tierna! -oí gritar a una chica desde el sofá a la cual no vi porque al instante me escondí detrás de Abraham.

Abraham se rió.

-Es un poco tímida... -comentó él riendo- Ven amor, no tengas miedo... -dijo, poniéndome a su lado.

-Me da pena... -dije bajando la mirada.

-¿Ven que les dije? ¡Es muy tierna! -oí decir, si, definitivamente ese fue Tony.

Sonriendo y de la mamo de Abraham me acerque más a ellos para poder saludarlos tal y como de debe.

-Hola, yo soy Paty, tía de Abraham -me saludó una mujer alta de ojos claros acaramelados y de cabellera castaña.

Le di dos besos para después decirle que era un placer conocerla, y así continúe con el resto de la familia, ya había conocido a sus abuelos eran una pareja extremadamente tierna, al ver a su abuela no pude evitar recodar a la mía, también había conocido a Hector su tío, el dueño de todo esto, él fue muy amable y cariñoso a la hora de presentarse, también prometió llevarnos a recorrer la estancia en caballo. También había conocido a sus primas de unos veinte y veintitrés años, a Natan su primo mayor y a Gabi su primo más pequeño de unos dos o tres añitos, si señores, fue amor a primera vista, también a otra pareja de tíos Diana y Manuel padres de Gabi, nadie se cansaba de darme la bienvenida y de felicitar a Abraham por la ridícula idea de que era muy bonita, Abraham solo sonreía cual winner.

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