Capítulo 66: Cosas serias.

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66.

Tres meses después...

Tres meses habían pasado y las cosas, familiarmente hablando, habían cambiado mucho. Aunque no hemos restablecido una relación demasiado amorosa, porque nunca la tuvimos del todo, entendí y acepté muchas cosas. Los frecuentaba habitualmente, y con mamá aprendimos a expresarnos sin lastimar, como ya dije, ahora entiendo todo desde otro punto, yo no era la única víctima en suceso, yo no conocía sus motivos ni razones, yo solo la juzgue par apariencia de desquiciada, nunca me detuve escucharla, nunca se detuvo a escucharme.

Ahora las cosas habían cambiado para mejor, he de decir, ellos le tomaron un cariño muy especial a Abraham en este tiempo, y aunque yo temporalmente seguía viviendo con mis tíos, siempre iba a cenar con ellos, razón aparente para que mamá empiece... "¿Y Abraham, porqué no vino?" ¡Porque salió con sus amigos! El señor falta un día en la mesa y empiezan todos a preguntar por él. Papá y él se hicieron aliados al apenas conocerse, él le había contagiado a papá y a mi hermanito su pasión por el rugby, tanto que llegamos al punto de... "Amor, ¿vamos el sábado al cine?","El sábado voy con tu padre al club"

Yes.

Aliado del suegro.

Lame botas....

Mi familia se apegó demasiado a él a la suya, Susana y mamá van de compras todos los viernes junto a la tía Devora. Cris está de novia con un argentino ¡que es lo más! Nico, soy fan. Lo conoció en su último viaje a Alemania, según ellos, fue amor a primera vista lo suyo, pero todos sabemos que un argentino lo primero en que se fija es: buenas tetas, buen culo, adentro. Que no pierda la costumbre. Amén.


Samuel sigue con Sophi, cuestión por la cual estoy altamente sorprendida, su relación más larga fue de dos meses y por conveniencia laboral, claro, una revolcada y te doy trabajo, yes. ¡Pero no! Ya van por el año, y son felices comiendo perdices. Y a Tony lo tengo de vecino, bueno, de mis padres... Así que todas las mañanas lo tienen firme como rulo de estatua esperando el café y las tostadas, mamá lo ama, es su como su mejor amigo gay, pero sin la última parte.

-¡Johy, ya! -exclamó a Abraham mientras sostenía a mi hermanito encima de él- ¡Que no me des besos, los tuyos tienen mucha babita!

Él, siguió gateando por su abdomen mientras reía de las caras extrañas de Abraham, sacaba la lengua, inflaba los cachetes, hacía trompita. Si, la imagen más tierna del mundo.

-¿Podrían salir de mi cama ya? -les dije.

-Espera, que estamos hablando de cosas serias... -dijo Abraham.

-¿Y qué de cosas serias podrías estar hablando tú con un bebé de seis meses? -pregunté.

-Bien, Johann. Escucha atentamente, ¿por qué Súperman usa capa, si puede volar sin ella?... ¡Porque tiene el pantalón roto! -exclamó Abraham, con entusiasmo.

Malísimo.

-¡Bueno, Súperman! ¿pueden continuar su charla de cosas serias en otra parte? Necesito hacer mi cama.

-Uy, creo que se cagó... -dijo Abraham, haciendo una mueca- A ver amigo, quedamos en que si te quedabas a dormir no habría mierda de por medio -le habló al bebé.

Le chupó su cara.

-Ahí están los pañales -señalé la mochila de Johann.

-Espera, ¿yo? -dijo Abraham, indignado.

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