Capítulo 101: Por la garrita.

934 74 14
                                    

101.

Apenas abro los ojos, Jari. No me grites... - su voz ronca desde la otra línea.

Juan, te dije que pusieras la alarma a las ocho, son once y media y apenas despiertas.

Bueno, entiendeme... ¿sí? Anoche se me pasaron las copas, estoy en un coma inducido...

Se quedó un segundo en silencio, recalculando sobre lo que acaba de decir.

Ay, perdón...

Tssh, ¿perdón, por qué? Ya está. Levántate.

Ya mismo me paro, ¿a qué hora era la cita? -preguntó.

A las una.

—  ¿Voy por ti? -preguntó.

No, supongo que me llevan.

¿Te llevan?, ¿quien?, ¿con quien estás? -preguntó.

Larga historia que después te contaré. Nos vemos allí, ponte gafas.

Finalicé la llamada. Dejé el teléfono sobre la mesa y serví el licuado de piña que estaba preparando. Cuando abrí la nevera no encontré queso, pensé en bajar al supermercado que vi a un par de cuadras, pero pensándolo mejor, ya es muy tarde como para perder el tiempo en eso, mejor comeré otra cosa.

Estaba a punto de ir al baño, cuando Abraham se presentó en la cocina, a cara lavada y a bostezos exagerados.

— Buen día. -dijo en un bostezo.

Me volteé a mirarlo.

— Buen día. -le sonreí.

Besé su mejilla y le di un vaso con licuado que había dejado para él. Apagué la hornilla donde tenía tostando pan sobre una plancha, ya que el señor no cuenta con una tostadora.

— ¿Por qué no estabas en la cama? -hizo un puchero.

— No sé, desperté antes de que la alarma sonara y no me pude dormir después.

— ¿Por qué no me despertaste? -dijo fregando sus ojos.

— ¿Tú sabes lo lindo que te ves durmiendo?

LOUDER | RMWhere stories live. Discover now