Capítulo 5: Sobrevivir en la costumbre.

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Eran las dos de la mañana o eso creo, no tenia noción del tiempo porque no me darían ese privilegio por estúpidas razones de autocontrol. ¡No estoy tan mal como quieren hacérmelo creer!.
Abraham había salido, tenía que ir a casa de una de sus tías por su cumpleaños, así que me tocaba quedarme sola esta noche, aquí te aburres... Pero demasiado, y si me quedaba aquí mis intentos por deprimirme iba a ser altamente probables así que decidí escurrirme por los pasillos e ir a buscar algo interesante que hacer. Hace dos horas habían hecho cambio de enfermeras así que si era cautelosa podría salirme con la mía a un menor porcentaje de que me descubran, salí de allí escondiéndome detrás de un carrito de limpieza que estaba frente a al habitación, como pude me metí en el ascensor rezando que mi mala suerte no apareciera y que no se atasque esta caja metálica, lo que menos necesitaba ahora era otra crisis claustrofóbica. Saliendo de allí después de un largo suspiro camine hasta la habitación de Adrián un agradable chico catalán que había conocido.

-Hola... -dije, desde la puerta.

-Hola, Jari.. Adelante -sonrió- que lindo es verte, ¿cómo estás?

-Llevándola, ¿y tú?

-Igual, mañana me toca quimioterapia -hizo una mueca.

-Mañana me pesan... -murmuré.

-Es muy típico de aquí sentir miedo... Pero creo que tendremos que acostumbrarnos, es una mierda -dijo- Dicen que es como el sexo, la primera vez tienes miedo, te aterra. Pero después es cuestión de acostumbrase...

-Sobrevivir en la costumbre...

(...)

-Pequeña... -susurraron a mi oído.

- Hola ... -dije abriendo los ojos

- Buenos días

- ¿Lista para el día den hoy?

- Si es contigo, estoy lista siempre

Beso mi frente y me tomo de las manos diciendo

- ¿Quieres bajar a desayunar o quieres comer aquí?

- Bajemos, hace tiempo no me llevas a comer fuera. -dije graciosa

-Que linda eres cuando reprochas, eh!

- Mira tú! Ahora te vienes de galán.

- Siempre lo fui y lo sabes

- Ajam si, vamos

Bajamos hasta el comedor y tomamos asiento en las primeras mesas que encontramos.

- Oh! Veo que los tortolitos han decidido salir de su madriguera

- Hola Eva -dijo Abraham.

- Buenos días -dije

*****

Era la hora, estábamos los dos de camino a al despacho de la doctora, he hablado con Cris antes de esto, me dijo que me manda todas sus fuerzas y muchísima suerte que blablabla la echo tanto de menos ella ahora se encuentra en Noruega por viajes de sus padres hace meses no los veo ni a ella ni a Samu

Abraham sujeta mi mano con fuerza antes de golpear la puerta para entrar

- ¿Estas lista?

- Si .. Creo

- ¿No tienes miedo?

- Contigo a mi lado no hay miedo que exista

Me sonrió enseñando esa perfecta dentadura brillante, como le quiero no hay día en que mi aprecio por el crezca, todo lo que hizo por mi no tiene limite

Golpeó la puerta y al segundo la doctora aparece por ella

- Oh! Jari, Abraham, los estaba esperando, adelante

Entramos y mi vista se dirijo directamente a la balanza lo que me hizo estremecer

- Tomen asiento. -ordenó Andrade - Bien Jari, dime ¿Como te ha ido?

- Muy bien, muy bien todo fue gracias a el, si no fuera por el ya estaría en un cajón bajo tierra

- ¡Jari! -me riño Abraham

- Lo siento pero es la verdad

- Bien. -interrumpió la doctora - Has comido todo de tus bandejas según me informaron las enfermeras, veo que este chico es un pilar fundamental

- Lo es. -aseguré

- ¿Has vomitado?

- No, le juro que lo he intentado no voy a mentirle, pero no me salia no podía y eso me agrada, además si hubiera querido hacerlo no hubiera podido porque se queda detrás de la puerta cuando entró al baño para controlarlo todo. -dije refiriéndome a Abraham

Esto es raro, mayormente las anoréxicas suelen ser mentirosas y manipuladoras pero este no es mi caso

- Sube a la balanza. -ordenó

Los tres nos pusimos de pie al mismo tiempo, Abraham sujeto mi mano, lo mire y asintió para darme seguridad

Puse un pie sobre la balanza

Eres más fuerte de lo que crees

Subí el otro pie, Abraham no soltaba mi mano

Aquí estaré, siempre.

Cerré los ojos mientras mi peso se cargaba en la balanza, sus palabras explotaban en mi mente como granada

Eres más importante para mi de lo que crees

La mirada penetrante de la doctora daba pánico, daba vueltas por la sala esto me esta poniendo nerviosa, la cara de Abraham expresaba sorpresa

¿Por qué? ¿Que pasa? ¿Por qué nadie me dice nada?

- ¿Esta todo bien doctora? -pregunto Abraham

- Esta todo más que bien ¡Felicidades Jari! Has recuperado tu peso una semana más y a casa

Me lanze sobre Abraham, la felicidad que sentía en este momento no se comparaba con nada, nos fundimos en un dulce abrazo

- Estoy muy orgulloso de ti. -susurró en mi oído

- Gracias por todo. - dije

Continuará...

LOUDER | RMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora