Capítulo 33 (parte 2)

Comenzar desde el principio
                                    

Mirando los ojos del descendiente, Angela no supo que tan honesto estaba siendo, pero decidió creerle al ver como cierto dolor se reflejaba en ellos. Además el hecho de que él había estado tratando de ocultar sus poderes, respondía muchas preguntas como el por qué nunca los usaba, o por qué siempre desaparecía en las batallas. —Está bien Jake, te creo. — lo abrazó —Todos confiamos en ti, no tienes por qué ocultarlo más.

—Gracias Angela. — le devolvió el abrazo. —Respondiendo a tu pregunta, usé un hechizo que había estado aprendiendo para cancelar magia, así fue como detuve el que estabas haciendo para matar al dragón. —Angela lo miro estupefacta —Lo sé, se supone que un hechizo antiguo como ese no se puede cancelar, pero tenias tan poca energía al hacerlo, que no lo hiciste correctamente, permitiéndome salvarte antes de que te suicidaras.

El bosque pareció oscurecerse aún más, si eso era posible, y la guerrera de ojos morados no supo como responder. —Jake... yo lo siento, pero es la única forma. Si Dauntan consigue la llave de la necromancia revivirá a todos los dragones que lo apoyaron en la primera guerra. —su voz se volvió temblorosa —Habremos perdido.

—No tiene que ser así, podemos huir juntos a otro mundo, un mundo sin dragones, o Dauntan, un mundo...

—Jake. Eso nunca va a pasar. —Angela notó la expresión dolida en el rostro de Jake al decir esas palabras. —Mi hogar está aquí, mi familia está aquí, no los abandonaré en medio de una guerra. Debo matar al dragón y detener a Dauntan, es lo único que puedo hacer por mi madre. —El descendiente la miró triste, frustrado y molesto, y sin decir palabra alguna desapareció entre las sombras.

***

Para cuando todos despertaron, Angela había desaparecido, probablemente iniciando la primera faceta de su plan. Ingrid estaba preocupada por su amiga, pero le preocupa aún más que Jake estuviera con ellos. No podía confiar en él y temía que cada vez que él caminaba detrás de ella, le clavara un cuchillo en la espalda. Al menos tenía a Gusingrim junto a ella, aunque no es como que le agradará mucho tampoco. ¿De quién había sido la idea de dividir los grupos así? Por que es que siempre les tocaba a Kate y a Adam ir juntos, mientras que ella tenía que lidiar con un par de tontos.

—El plan es sencillo, estoy segura que hasta un par de inútiles cabras como ustedes pueden lograrlo. —Ingrid exclamó al viento sabiendo que Jake y Gus las estaban escuchando.

—¡Ranghoi pinhonī furūxta istodaed! -exclamó el enano molesto, de lo cuál Ingrid no entendió ni una sola palabra, pero supuso que era un insulto por lo que materializó una daga sobre la cabeza de Gus y lo amenazó con la mirada.

—Ya cálmate Ingrid, ¿será que andas en esos días? —una sonrisa macabra se asomó en su rostro —Además ¿qué es una cabr... —No pudo terminar por que el puño de la descendiente había dado contra su mejilla, derribándolo al suelo. Jake se levantó inmediatamente y sacó su espada listo para una pelea. Los ojos ámbar de Ingrid ardían como llamas lista para invocar centenares de espadas y matar al traidor de una vez por todas.

—¡Cállense ustedes par de morhoingculos! —exclamó Gusingrim antes de que se destrozaran entre ambos. Ingrid supuso que ese era otro insulto, pero lo dejo pasar al ver lo que señalaba el enano. Observó el centenar de figuras negras a la distancia, y calculó que podían ser unas seiscientas o setecientas. Estaban situados al este de la cueva en la que si todo iba como planeado, estaba Angela a punto de luchar con el dragón. Sabían que el lado oeste también estaba rodeado por nekroi, pero esperaban que Adam y Kate pudieran lidiar solos con ellos. Era el momento de actuar.

Jake los teletransporto por las sombras hacia el  centro del montículo de nekroi, sorprendiéndolos y dándoles un poco de ventaja. Los tres se pusieron hombro con hombro a pesar de sus diferencias y lucharon juntos por sus vidas. Cuchillos, lanzas y espadas volaban en su dirección, pero Ingrid no dejó que ninguna llegara cerca de su rostro; usaba sus poderes para aumentar la velocidad de sus reflejos y los de sus compañeros, haciéndolos más difícil de golpear. Jake por su lado creaba ondas de oscuridad, ralentizando el avance del enemigo y Gusingrim era Gusingrim, gritando malas palabras en su lengua natal a la vez que cortaba las cabezas de quien osaba ponerse delante de su hacha. Los tres formaban un buen equipo, habiendo matado a más de cien nekroi en poco tiempo, pero Ingrid temió haber hecho sus cálculos mal, ya que las figuras vestidas de negro no paraban de aparecer.

Eran tantos enemigos que tuvieron que separarse, al punto en que Ingrid se veía rodeada de solo nekroi, sin poder ver a Jake o a Gus por ningún lado, aún así siguió luchando por lo que parecieron horas. Creaba grupos de diez espadas y los lanzaba en direcciones aleatorias, luego intentó crear granadas para distanciar a los enemigos de ella, también pensó en hacer una bomba atómica, pero la energía que requería hacer eso la mataría antes de lograr vencer a algún nekroi.
Ingrid soltó un grito de dolor, cuando sintió una espada rozar su espalda, justo donde Adam había curado las marcas que le había dejado el dragón. Apretó los dientes para evitar que se le escapara otro grito cuando una flecha se clavó en su pierna, necesitaba espacio para poder luchar sin que la siguieran hiriendo.

Agarró impulso y usó sus poderes para lograr dar un único salto, lo suficiente potente para llevarla hasta territorio alto, lejos del molote de nekroi que se le venía encima. Con la vista despejada, notó que la cantidad de enemigos había decrecido drásticamente, una sonrisa satisfactoria se asomó en su rostro al ver que había más cuerpos en el suelo que de pie, pero la sonrisa se borró de su rostro al sentir una nueva oleada de dolor en su espalda. No tenía tiempo para buscar a los dos tontos, por lo que enfocó su energía, que estaba empezando a disminuir, en los doscientos  nekroi restantes. Invocó un arco aurico, capaz de disparar veinte flechas a la vez con puntas explosivas, esta era una de sus armas más poderosas y si quería ganar esta batalla, necesitaba usarla a pesar de que gastara sus últimas reservas de energía.

Poco a poco los nekroi fueron cayendo hasta que quedó solo uno, Ingrid bajo del terreno en el que estaba y creó un espada en su mano. Con una sonrisa triunfal atravesó el corazón del último enemigo, pero antes de que pudiera cantar victoria, sintió como metal afilado la atravesaba. La guerrera cayó de rodillas escupiendo sangre por la boca, puso ambas manos sobre la punta de la espada que sobresalía de su pecho, notando que era negra y supo a quién pertenecía.

—¿Por qué? —murmuró débilmente, intentando alcanzar su propia espada que había caído unos pocos centímetros junto a ella.

—Oh Ingrid, lamento que haya terminado así. —La voz de un monstruo se escuchaba detrás de ella, no necesitaba voltearse para saber de quién era. —No podía dejar que le contaras mi secreto a nadie, me temo que te lo llevarás hasta la tumba. —rió macabramente a la vez que sacaba su espada del cuerpo de la descendiente, mientras que Ingrid sentía la vida escaparse su cuerpo poco a poco.

—Te odio —logró alcanzar su espada, pero no tuvo las fuerzas para arrojarla al rostro del traidor, así que la dejó caer nuevamente.

—Debiste habérselo dicho a todos antes. —Jake sonrío y levantó su espada, listo para dar el golpe final y terminar con la vida de la guerrera.

A Ingrid le dolió decir estas últimas palabras, pero si Jake tenía un poco de misericordia, tal vez haría lo que le pedía. —Por favor... —tosió sangre —Dile a Danna que lamento romper mi promesa y no poder regresar a casa. Que la a.. —La espada de Jake pulverizó el corazón de la descendiente, quien nunca volvió a abrir los ojos.

Dedicado a Draguiel ♥️

El Secreto de los DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora