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¡Penúltimo capítulo!

JASON.

Estoy cruzado de brazos apoyado en mi coche esperando a que aparezca Zac en la universidad.

Hijo de puta...

Después de unos tres minutos veo su coche entrando al parking.

Aparca dos coche más lejos al mío, me despego de mi auto y me encamino hacia allí.

Sale del coche y cierra.

-Jason.

Pone una sonrisita de ¡qué alegria de verte! Más irónica imposible.

-Sin vergüenza. -escupo.

Y estrello mi puño en su querida cara. Cae en el coche y se tapa la nariz.

Ya puedo escuchar a la gente, incluso a alguien decir "te dije que se pelearían por segunda vez".

-¿Pero qué coño te pasa, tío?

Le pego de nuevo pero más suave, mientras él intenta alejarme.

La adrenalina recorre por todas partes de mi cuerpo.

-Te dije mil veces que dejaras a Rebeca, coño, y no me haces caso. -le digo entredientes en toda su nariz cogiéndolo de la camiseta negra llena de su sangre y, tal vez también de mis puños.

-Yo no le he hecho nada, gilipollas, déjala ya. Se fue, tío. No seas un perrito faldero.

Me río y aprovecha para meterme una piña consiguiendo que lo suelte y echarme para atrás. Alguien me coge de los brazos y me ayuda a no caerme.

Me abalanzo hacia él gritando y viceversa.

Intentamos caer al otro al suelo, pero Zac se dobla con sus propios pies y caemos los dos.

Comienza una pelea de albóndigas en el hormigón.

Me da en el estómago, lo que hace que pierda fuerza y un poco el sentido cuando me da en la nariz.

Me lo quitan de encima y tengo un mareo que lo flipa. Me quejo porque me duele más la espalda que todos los puñetazos que me ha dado Zac en el estómago.

Me levantan dos tíos y siento que la cara se me cae a pedazos, los intestinos se me salen y que los pies se me doblan.

Puedo ver cómo meten a Zac en un coche y sale pitando. Conmigo hacen los mismo.

Creo que voy al hospital.

[...]

Ha pasado una hora desde que me atendieron. Me he hecho daño en la espalda, la barriga la tengo vendada y la nariz ha sido un milagro que no esté rota.

Espero que mi madre no se entere que estoy aquí metido.

Como ahora mismo me encuentro solo, mi mente viaja a cómo puedo contactar con Beca y hasta que recuerdo que tengo el número de teléfono de su amiga, Selena.

Con ella puedo hablar y si Rebeca le ha contado lo nuestro no sé qué pasará...

Me giro un poco a la izquierda aunque los médicos me han dicho que no me mueva, para coger el móvil que está en la mesa esta típica de hospitales. Tecleo su nombre, pulso llamar y espero. A la cuarta pitada lo coje.

-Hola, Jason. -me saluda sorprendida.

-Hey, Selena.

-¿Qué tal?

-Bueno... -hago una mueca de dolor. -ahora mismo no muy bien pero eso...

-Oh, ¿te ha pasado algo?

No me impide/ TerminadaWhere stories live. Discover now