34

766 57 1
                                    


JASON.

Se sorprendió, su cara lo decía todo. ¿Tal vez se cree que es tetrapléjica como un conocido de mi abuelo?

—Le falta media pierna. —expliqué. —¿Y sabe todos esos problemas lo que implica? ¿Lo bajo que he caído al enamorarme de ella? ¿Qué dirá la gente sabiendo cómo soy? ¡Siempre me han gustado dos piernas bien largas! ¿Cómo tendrá relaciones sexuales? —Chillé.

—Jason. Que no te importe lo que piense los demás. —eso fue casi un regaño o más bien un consejo para la vida, un consejo útil. —El sexo no es lo más primordial en una relación y... el amor es ciego, mi pequeño Jason, y yo estaré para apoyarte pase lo que pase, en lo que sea y siempre. —Sonrió. —¿Cómo se llama? —cuestionó un poco intrigada.

—Rebeca.

—Pues... —Se levantó, hice lo mismo. Se fue para la puerta.

—¿Qué hago? —Le supliqué. No me dijo nada.

—Preséntamela.

Me desplomé. ¿A mi familia? ¿A mi familia de locos? No la aceptarán y lo que diga mi familia me "importa". Pero si me gusta a mi... ¿qué más da los demás?

 

Estaba en mi cuarto yendo de un lado para otro más nervioso que cuando fui a hacer el examen práctico para el carnet del coche. No me coge, debería estar yo enfadado con ella, no al revés. Sí, estoy llamando a Rebeca. La quiero, joder sí.

Me pasé con ella, le dije cosas feas. En una indirecta le solté que era una mujer como con las que solía fornicar. También que le ofreciera a Zac su plan, ¿cómo mierda pude decirle eso?

No sé cuántas llamadas llevo pero a ésta me la cogió:

—¿Si, Jason? 

Inspiré muy profundo.

—Beca, tengo que hablar contigo, llevamos mucho tiempo sin hablar y... sé cosas.

¿Qué cosas sé? ¿Qué la quiero? Madre mía, vaya descubrimiento. Aunque siendo sincero, para mi saberlo ha sido una sorpresa porque no tenía ni la más remota idea del amor.

—Llevamos cinco días. —su voz sonó un poco ronca.

Los cuenta. Le importa nuestra lejanía.

—Lo siento. —Mi voz se estaba rompiendo. Mierda.

—¿Q-qué te p-pasa, Jason? —Escuché la preocupación en su voz y una puerta cerrarse. No se lo puedo decir. Ella no siente lo mismo por mi. Quiero golpear algo.

—Nada. —me recompuse.

—Eres un bipolar. —escupió con furia.

—Be... —Me colgó.

No. Esto no se queda así.

Me vestí, me despedí de mis hermanos, madre y abuelo. A mi tío nada. Cogí el coche y a los diez minutos ya me encontraba enfrente de su puerta. Si no es por las buenas será por las malas.

REBECA.

La llamada de Jason me descolocó. Parecía muy mal, inclusive parecía que contenía las ganas de romper en llantos. Intenté dormirme porque eso es lo que pretendía hacer desde que me telefoneó pero su llamada me dejó peor de lo que estaba. Es idiota.

Toda estos días evitándome y evitándolo y ahora... me llama.

El timbre de mi casa sonó. Joder. Son las once de la noche de un jueves.

No me impide/ TerminadaWhere stories live. Discover now